El peso de un secreto

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Ivy se quedó dormida por más de 16 horas. Despertó sudada y confundida.

-¿Debería olvidar todo lo que pasó anoche? -Ivy abrió la puerta de la habitación de Zachary dejando que la puerta azotara contra la pared- ¿Qué me hiciste?

Se lanzó a Zachary, quien estaba haciendo ejercicio, golpeando su torso, brazos y abdomen de una manera demasiado seria y brutal. Pero ningún golpe inmutó a su amigo. Con destreza y calma agarró los brazos de su bajita amiga y los dejó levantándolos en el aire.

-¿Qué te hice? No te hice nada -bufó regalándole una mirada profundamente seria.

-¿Cómo es que me quedé inconsciente?

-Dormida -corrigió Zach.

-Exijo que te expliques o si no...

-¿Qué? -quitó sus manos de los brazos de su amiga y continúo saltando la cuerda- ¿Qué harás Ivy? ¿Golpearme? Adelante. Ya lo estabas haciendo, pero no te interrumpo más.

-Te dejaré -dijo furiosa-. Dejaré de hablarte, de verte, te olvidaré. Haré como si no existieras.

Ella sabía que su comportamiento era infantil, dramático y tonto. ¿Olvidarlo? Esa boba amenaza le afectaría más a ella. Claramente no midió sus palabras y acciones por dejarse cegar ante sus emociones erráticas.

-¿Me olvidarás? -preguntó sarcástico-. Ivy, ¿qué recuerdas?

Esa pregunta la tomó por sorpresa. ¿Cómo le pregunta eso? ¿Qué recuerda? Pues recuerda que... ¿Qué recuerda de la noche anterior? Recuerda que está enojada con él, que despertó con el sentimiento de querer golpearlo. Pero ¿por qué? ¿Por qué le dijo que debería olvidar todo?

-Recuerdo que vomité -sacó esas palabras frunciendo el ceño-. Y que me llevaste a casa, pero yo no quería irme de la fogata. Me obligaste.

-Te sugerí -dijo sin ningún esfuerzo, sin quedarse sin aliento a pesar de que estaba saltando sin descanso alguno-. Te desmayaste en mis brazos cuando te llevé a tu cuarto. Sólo te dije que deberías olvidar todo para no tener cruda moral.

-No, Zachary, no. Hay algo más, ¿por qué estoy tan enojada contigo?

-Yo qué voy a saber. Son tus emociones no las mías -se encogió de hombros.

-Zachary...

Ivy tenía un tono enojado, pero las lágrimas en sus ojos decían que estaba frustrada y confundida. Eso hizo que Zach dejara de saltar y respirara hondo.

-Siento algo más -dijo con una lágrima resbalando por su mejilla-. Me estás ocultando algo, me siento diferente, hay algo más. Lo que recuerdo no me hace sentido, yo...

Se limpió las lágrimas sin dejar de verlo. No podía descifrarlo. Estaba serio, escuchándola. No mostraba ninguna emoción. Eso la frustraba aún más. Su cabeza estaba hecha un lío, porque sabía que algo no estaba bien. Ese sentimiento de rabia nunca había aparecido hacia Zach, jamás. Ni el día en que Zachary le cortó un mechón de cabello en la escuela primaria por accidente.

La castaña se limpió sus lágrimas, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta de la habitación. No tendría respuesta. Hay algo en Zachary, en su aura y actitud de hoy que no le gusta para nada. Tendría que averiguar sola todo lo que quiere saber.

-¿Eso es todo? -preguntó Zach- ¿Llegas aquí haciendo un drama, me golpeas, no entiendes tus emociones y te marchas?

-No me estás dando las respuestas correctas.

-¿Cuáles son las malditas respuestas correctas? -el enojo en su voz se notó a kilómetros.

-¿Por qué me estás mintiendo? -Ivy se cruzó de brazos parando sus movimientos en el arco de la puerta.

-No lo estoy haciendo -la mandíbula apretada de Zach le daba la impresión a Ivy que sí lo hacía.

Los músculos de Zach se tensaron y ella lo notó. Una imagen de sus brazos con tatuajes negros y dorados le llegó a la mente por un momento. Sintió una presión en el pecho y un apuro por querer visualizar más de esas imágenes.

-No, Ivy -la voz de Zachary interrumpió sus pensamientos.

-¿No, qué? -Ivy miró detalladamente a Zachary. El torso desnudo, sus manos y sus hombros fuertes. Otra imagen de unos picos que parecían de hueso, pero de color negro le pasó por la mente. Después, una espalda con dos cicatrices. Luego, unos nombres en hebreo grabados en su nuca y espalda.

-¡Ivy! -la forma en la que Zachary gritó en una llamada de atención el nombre de su amiga, hizo que esta parpadeara varias veces para volver al presente- Basta.

Se acercó a ella con zancadas bien marcadas. Ivy reconoció el comportamiento de Zach. Sus ojos se abrieron y todo empezó a cobrar sentido.

-No. Ivy, no -quiso acercarse a ella para tomarla, pero Ivy salió corriendo- ¡Ivy!

Salió atrás de ella por el pasillo.

-¿¡Por qué me persigues!? -bajó las escaleras saltándose algunos escalones.

-¿¡Por qué huyes!? -Zachary quedó adelante de Ivy en un parpadeo.

Esto le sacó un gritó a Ivy, dejándola sin escapatoria, entre el último escalón y él.

-¿Qué eres? -subió un escalón, alejándose de Zach.

-Te lo dije ayer -subió un escalón para acercarse a ella.

-Guardián... -otro escalón.

-Exacto -imitó las acciones de Ivy-. ¿Me tienes miedo? -Ivy negó con la cabeza inmediatamente- Entonces, ¿por qué te alejas de mi?

-Porque me vas a borrar la memoria. No quiero eso, quiero respuestas.

-No te borré la memoria, no puedo hacer eso. Lo oculté, como si fuera una sesión de hipnosis -en un rápido movimiento, Zachary tenía a Ivy en sus brazos.

-¡No! -Ivy gritó y forcejó para obtener una salida- Ni se te ocurra hacerme olvidar.

Zachary la abrazó más fuerte.

-No lo haré -susurró escondiendo su cara en el cuello de ella-. Lo siento.

Los brazos de Zach se aferraron a ella. Podía escuchar los latidos agitados de la castaña y ella podía sentir la respiración tranquila del guardián en su cuello. Se quedó quieta.

-No debiste ver nada ayer. No sé qué hacer, Ivy -habló en un tono bajo, apagado-. No quiero que te pase nada. Debí estar más alerta, ahora ellos saben de ti.

-¿Quiénes son ellos? -Ivy lo rodeó con los brazos. Toda emoción negativa se esfumó. Sólo eran ellos dos, puramente.

Zach negó con la cabeza, restregando su nariz contra el cuello de Ivy. Su cabello caía sobre los hombros de ella.

-Háblame -apretó a Zach cerca de ella-. Háblame como lo hiciste ayer.

-No puedo decirte nada, Ivy -la voz de Zach sonó en la cabeza de Ivy con un tono melancólico-. Hay cosas que no puedes saber de mi por tu propio bien. No quería que supieras nada, pero el ocultarte los recuerdos no tiene el mismo efecto en ti como en otras personas.

-Tal vez no querías que lo olvidara -se separó de Zachary para tomar su rostro- Si querías mantenerlo oculto, ¿qué sentido tenía la confrontación y que no me dejaras salir enojada? Querías que lo supiera.

Zachary tenía la cara como si de un cachorro se tratase. Estaba completamente vulnerable ante ella, porque ahora sabía el secreto que había estado guardando por mucho tiempo. Y era verdad, Zachary quería contarle todo a su alma gemela, pero nunca tuvo la oportunidad de hacerlo, ni sabía cómo decirle. Se sentía agobiado y perdido por no tener las cosas bajo control. Desde hace años se sentía solo e incomprendido y ahora tenía la oportunidad de quitarse todo peso que ha cargado en los hombros. Pero, ¿por dónde empezar?

-¿Desde cuándo...? -Ivy notó que los ojos de Zach tenían un destello particular.

-Desde los dieciséis.

Ahora todo tiene sentido.

EamonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora