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Zachary King sabía que no era igual que los demás niños. Siempre hubo una parte de él que no lograba explicar el por qué no entendía ciertas cosas sobre la humanidad. El por qué sentía con mayor fuerza que los demás niños. No tenía explicación alguna de su temprano desarrollo. Nadie sabía por qué su cuerpo de 12 años parecía el de un niño de 15 años. Los doctores no sabían qué decirles a los padres Zach cuando exigían una explicación por su rápido y repentino crecimiento.

El crecimiento no solo era físico, pues, cuando tenía 14 años y estaba en el psicólogo hablando sobre lo que siente cuando su mejor amiga Ivy, de la misma edad que él, hablaba con otro chico, sentía la urgencia de deshacerse del tipo. El psicólogo simplemente le comentó que eran celos, eran normales cuando sentías inseguridad o amenaza por una persona que se interpone con la chica que te gusta. Pero a Zach no le daban celos, le daban arranques impulsivos e imaginaba lo peor que le podría a hacer a cualquier tipo que se cruzara con Ivy. Porque claro que le gustaba, pero no era un simple flechazo. Zach la amaba, la quería, la adoraba y apreciaba con toda su alma. Era más fuerte que simplemente un "gustar". Y las ansias que sentía por arrancar la cabeza de cualquier chico que se cruzaba en su camino era gigante.

Sin embargo, él nunca mostraba sus emociones, porque sabía que las debía controlar. No era normal sentir tanta tristeza y empatía cuando su compañero de laboratorio incrustó un bisturí en una rana que estudiarían. No podía soportar ver cómo a la pobre rana la sedaron y la estaban matando. Quería correr y no volver al colegio. Quería que Ivy lo entendiera cuando le preguntó el por qué había salido tan deprimido después de esa práctica científica.

Maduró más rápido que todos emocional, física, mental y espiritualmente. No entendía por qué les costaba tanto trabajo a sus compañeros de 15 años entender el libro de "Demian" por Herman Hesse. Tenían que simplemente hacer un ensayo sobre el significado del libro, lo que representaba y se veía reflejado los personajes de Demian y Sinclair en la vida de cada estudiante. Reflexionar sobre todas las lecciones que deja el libro, pero la más importante para todos a esa edad: la aceptación social.

Zach quería ser como los demás. Y comprendió que la sociedad lo aceptaba, incluso lo alababa por ser "superior" a todos sus compañeros. Era el más inteligente, hábil en los deportes, el más alto y guapo. No necesitaba aprobación de nadie. Él comprendía que estaba por encima de todos, pero nunca se llegó a aceptar por encima de Ivy. Podría ser engreído, pero humilde al mismo tiempo y con Ivy... él no era nada sin ella. Él buscaba siempre la aceptación de Ivy. Quería encontrar el balance para que Ivy siempre lo buscara a él también.

El psicólogo lo diagnosticó con trastorno histriónico de la personalidad. Le decía que se debía comportar con calma. Cuando sintiera impulsos emocionales, que los controlara con respiraciones. Y eso es exactamente lo que hacía todo el tiempo. Sean las emociones positivas o negativas. Incluso el día en el que cumplió 16 años; el cumpleaños que marcó un antes y un después en su existencia. Ese día recordó muy bien la parte del libro Demian (su favorito) cuando el pájaro se usa de referencia para mencionar a Abraxas, una deidad que contenía en sí misma el bien y el mal.

EamonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora