Ivy aún recuerda cuando Zachary la sorprendió con su libreta llena de dibujos. Tenían aproximadamente 17 años y estaban en un viaje familiar compartido. Los padres de Slora conocían a los King desde antes que sus hijos nacieran. Es la típica historia de las mamás pasando la tradición de amistad a sus hijos.
La ilustración que había hecho Ivy era de las dos familias riendo y compartiendo el espacio de la sala. Los detalles de las caras y las texturas de los muebles, hacían que fuera un arte tipo realista.
-¿Por qué no estás en el dibujo? -preguntó Zach tomando su libreta, observando el arte con atención.
-Porque está hecho desde mi perspectiva -estiró la mano para que le devolviera la libreta-. Además, no sé hacer un autorretrato.
-Pero sabes dibujar a las demás personas, es lo mismo ¿no?
Zachary se echó a su lado en la cama, haciendo que ésta rebote.
-No, no es lo mismo -resopló Ivy cerrando la libreta.
-No, espera. Quiero ver más -agarró la libreta de dibujo demasiado rápido.
Ivy no tuvo oportunidad de detenerlo cuando empezó a husmear, pasar página por página admirando cada dibujo que ella había hecho. Se detuvo en una hoja en específico. Era un dibujo de él.
Slora había retratado a King de perfil, las olas del mar y un atardecer precioso que se reflejaba en la piel de Zach. Estaba mirando hacia la derecha, pero sus ojos tenían un brillo peculiar, con el ceño levemente fruncido y una media sonrisa. El movimiento de la playera mojada provocaba que se notara su espalda musculosa, retratando sus hombros tonificados y contorneando su cintura. Un cuerpo que para su edad era considerado de adulto.
-Acabas de arruinar tu regalo de cumpleaños -habló Ivy bajándose de la cama para quedar sentada en la silla del tocador con espejo.
-¿Me ibas a regalar este dibujo? -se acercó a la esquina de la cama y la miró por el espejo.
Ivy se limitó a asentir y comenzó a peinar su cabello castaño largo en una trenza.
-A menos que no te haya gustado...
-Me encanta -la interrumpió-. ¿Sabes qué podría remediar esto?
Ivy lo observó atenta esperando una respuesta. Zach se paró y se acercó a ella quedando detrás de su espalda. Se inclinó hacia adelante para hablarle por lo bajo, y se miraron por el espejo. Como si le quisiera contar un secreto, se pegó un poco más a ella y dijo:
-Anhelo un dibujo de ti.
Ivy se quedó helada, confundida y boquiabierta. Voltear a verlo, aunque sea por un centímetro, haría que sus rostros queden a poca distancia.
-No veo ningún dibujo en el que aparezcas -explicó Zach aún en tono bajo, privado.
-Porque no sé cómo pintarme -respondió en un susurro-. No lo sé, es diferente cuando retrato a alguien más, se me hace más fácil. Pero no sé cómo...
-¿No sabes cómo...? -pasó delicadamente sus manos por el cabello castaño, deshaciendo la trenza que había peinado Ivy- ¿Retratar tu cabello? -dejó caer sus manos hacia sus clavículas, apenas rozando las yemas de sus largos dedos contra la suave piel de su alma gemela- Quizás, ¿no sabes cómo dibujar tu cuello?
Subió las manos despacio por su cuello sin dejar de hacer contacto visual. Levantó su barbilla y la atrajo hacia su pecho para que recargara libremente su cabeza en él.
-Tal vez ¿no sabes cómo delinear tus labios y pómulos? -pasó su pulgar por los labios de Ivy, demorándose en el tacto para después acariciar con sus nudillos los cachetes ahora con un leve rastro de tinte rosado.
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Eamon
Teen FictionEN PAUSA°° Todos tenemos un alma gemela. Zachary King e Ivy Slora han sido compañeros de vida desde que nacieron. El cariño, amor y afecto que se tienen va más allá de lo explicable. Uno no puede vivir sin el otro. Ellos dos se complementan en la v...