La confrontación

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Zachary tomó con delicadeza a Ivy mientras esta se quedó paralizada.

-No fue un sueño...

Ivy miraba a la nada aún teniendo a Zachary en su forma mutada.

-No.

Zachary guardaba silencio atento a las acciones de ella.

-Engañé a mi ex...

-Se lo merecía de todos modos. Nunca te hizo acabar, sólo se preocupaba por su propio placer -la voz de Zach salió con un tono molesto.

-Engañé a...

-Ivy -la tomó de la cintura y por la nuca para que fijara su vista en él-. ¿Es con lo único que te quedas?

-¿Cómo carajos sabes que nunca me hizo...? -Ivy fijó su mirada en él con el ceño fruncido- Claro, leíste mi mente.

-No, de hecho eso me lo dijiste cuando estabas borracha en una fiesta. Estabas gritándolo a los cuatro vientos.

-Ah.

Agachó su cabeza y se mordió el labio. ¿Qué se supone que haría ahora? Zachary fue su primer beso y también la persona con la que experimentó un orgasmo de verdad.

-Sigue sin cambiar nuestra amistad.

-¡Sal de mi maldita cabeza!

El grito de Ivy retumbó por toda la casa de King. Estaba resistiendo las ganas de llorar, golpearlo (de nuevo) y de decirle demasiadas cosas que estaba segura él sabía que estaba pensando.

-Entonces habla -contestó Eamon con tono autoritario.

-Bien -Ivy levantó la cabeza, se alejó de él y volvió a sentarse en los escalones-. Me frustra demasiado que hayas hecho eso. ¿Qué mierda se supone que es esta "amistad" Zachary?

Eamon se inclinó hacia ella y dejó escapar sus alas sacudiéndolas. Volvió a pararse derecho con una postura intimidante, como si de un Dios se tratase. Tronó su cuello con extrema elegancia y dejó cruzados sus brazos.

Desde el ángulo en el que estaba Ivy se veía tres veces más grande y poderoso.

-Tú tienes la respuesta, Ivy -dijo sin más.

-¿De qué carajos hablas? Puedes ser humano otra vez y hablar conmigo...

-Estamos hablando.

-No. No quiero hablar con Eamon, quiero hablar con Zachary.

Eamon ladeó su cabeza hacia la derecha y enarcó una ceja.

-Soy yo -dijo agachándose.

-No. Este es Eamon, quiero a Zachary -Ivy negó la cabeza-. Tal vez tú no lo notes, pero tienes una dualidad impresionante jodida. Este -señala con su dedo todo el ser que tiene enfrente-, es Eamon. Alguien frío, distante, un tanto arrogante e intimidante.

-¿Te intimido? -su voz salió más grave que antes.

-Un poco. No te tengo miedo, es una sensación más de impotencia, pero ese no es el punto...

-Soy el mismo. Ya te expliqué que me bautizaron con otro nombre, pero...

-Escúchame, Eamon.

Ivy lo interrumpió. Eamon frunció el cejo y sus labios quedaron en una línea recta, mientras que su mirada demostraba asombro.

-Estoy bastante segura que en esta forma nadie te reta -Ivy subió la barbilla orgullosa y engreída -A eso me refiero. Zachary no se hubiera sorprendido, pero en cambio, tú, Eamon, sí.

Ella suspiró, se acercó a él y agarró su cara con las dos manos. Pegó su frente con la de él, imitando las anteriores acciones de Zachary.

-Sé que eres parte de él. Son uno mismo, lo entiendo, pero esta personalidad vino después de Zach -acarició el cabello tricolor de Eamon-. Tienes una dualidad que no descifras cómo manejar. Deja tu orgullo atrás y háblame sinceramente.

Eamon asintió, la tomó de las muñecas con sus largas garras y dejó una pequeña distancia entre los dos.

-Es difícil -los ojos almendrados completamente negros la miraban con dolor.

-Lo puedo sentir -Ivy asiente-. Tienes miedo, pero lo rechazas. Todo esto, lo querías, pero no sabes qué hacer más allá.

Ivy soltó sus muñecas del delicado agarre y posó sus manos en las alas, acariciándolas.

-No sé qué pasará después de todo esto, pero fuiste egoísta. Creo que ocultarme lo que pasó entre los dos fue un acción bastante humana y diabólica -colocó sus manos al principio de las alas para bajar en una acaricia-. No tengo la respuesta por completo a la pregunta que te hice, al final en esta historia estamos los dos, ¿no lo crees?

Eamon cerró los ojos asintiendo. Relajándose ante el tacto de Ivy.

-Eamon -susurró para que él volviera a abrir los ojos-. No me ocultes nada de nuevo. Quiero conocer todos sobre este lado también.

Las suaves caricias en las alas le enviaban descargas eléctricas por todo el cuerpo a Eamon. Le temblaban las manos y sus alas se sacudían involuntariamente en pequeños espasmos. Nunca se había sentido tan vulnerable en esta forma; siendo guardian. Las manos de Ivy podrían ser su salvación y perdición.

-Quédate esta noche -pidió en un susurro.

-Lo que necesites -respondió Ivy.

-Cierra los ojos por un momento.

Ivy obedeció y sintió el cuerpo de Eamon más cerca de ella. Los brazos grandes y fuertes de él la envolvieron por un segundo. Ivy sintió una ráfaga de viento por todo su rostro y un pequeño mareo. En un instante, sintió la respiración de su amigo en su pecho. Las garras del guardián se quedaron en la pequeña espalda de ella, acercándola más a su pecho desnudo. Ivy por fin reconoció que se encontraba en una cama. Abrió un poco los ojos cuando el mareo pasó y confirmó sus sospechas; se encontraban en la habitación de Zachary.

-¿Cómo fue que estamos...?

-Híper velocidad. ¿Estás mareada? -el aliento caliente se estampó contra el pecho de ella.

-Ya se me pasó -acarició despacio su cabello, pasando por su nuca-. ¿Por qué está en hebreo?

-Es el idioma de Dios.

-Irónico que me dijeras a los 13 años que no creías en Dios.

Se escuchó la risa ronca tan característica de Zachary.

-La vida te hace arrepentirte de las cosas que dices -respiró hondo y dejó escapar el aliento pausadamente-. Te responderé todas las preguntas que tengas mañana. Mi único deseo por ahora es quedarme aquí, contigo.

-No creo que estés en posición para que cumpla tus deseos -se burló Ivy acariciando con ternura la nuca del guardián.

-Lo sé, pero soy diabólica y humanamente egoísta.

Eso le sacó una sonrisa a Ivy.

-Es bueno que lo reconozcas.

La única respuesta que obtuvo de él fue un pequeño gruñido.

-¿Puedes, por favor...? -dirigió una mano a su espalda- Ya sabes, ¿hacer lo que estabas haciendo antes?

-¿Te refieres a que estaba acariciando tus alas?

Eamon asintió escondiendo su rostro en el cuenco que se le hace a Ivy entre el cuello y el hombro.

Ivy accedió a su petición y su corazón dio un salto al presenciar lo tierno que fue ese acto. Sonará egocéntrica, pero se sentía más grande que Eamon al saber que lo tenía de esa manera; acostado a su lado, dócil, pidiendo y recibiendo mimos. Nadie más podía verlo de esta manera. Sentía como si fuera suyo.

-Es porque soy tuyo desde hace mucho, Ivy Slora.

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⏰ Última actualización: Jun 20 ⏰

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