Eamon

El peso de un secreto (3.2)

El amor lo puede todo en este mundo. El amor cura, no enferma. El amor es el arma más poderosa del ser humano. Pero en el mundo de Zachary, el amor es su muerte; es una prohibición. Su solitario destino se estableció desde su nacimiento.

Zachary King, "el que Dios recuerda", nacido de una madre ángel celestial y un padre que es parte del infierno; un demonio (o ángel caído), empezó a crecer mucho más rápido que los demás. Él sabía que era diferente porque desde los 13 años empezó a desarrollar distintos poderes; extrema fuerza, visión nocturna, oído perfecto, velocidad sobrehumana, manipulación de mentes, mutaciones físicas, entre más.

Creció sin poder relacionarse propiamente con otros seres humanos. Sus aptitudes especiales hicieron que se diera cuenta que no era igual que los demás. Creció en un hogar que no era el suyo, con padres que no eran biológicamente los de él. Creció aislado de todo lo que debería conocer y se desarrolló en un entorno que no le correspondía por naturaleza. Desde los 13 años supo su verdad. Sabía que vivía en una mentira.

Zachary nació para ser el guardián entre el cielo, el infierno y la tierra. Al ser luz, oscuridad y humano, está destinado a ser el que protege de los tres mundos y cualquiera que irrumpa el orden natural entre el bien y el mal quedará ejecutado bajo sus manos. Los ángeles y demonios conocen al gran Eamon; (איימון) "guardian" de la corte celestial, infernal y humana.

A los 16 años tuvo que hacer un voto de lealtad entre los tres mundos; jurar compromiso absoluto como el proclamado protector del orden natural de la vida. Esto le da el derecho y obligación de eliminar demonios, ángeles y humanos si empiezan a irrumpir la paz entre el bien y el mal. Eamon es la figura justa, despiadada y firme de los tres planos universales.

La luz celestial y la oscuridad infernal admiten ser los creadores de Zachary, después de haber castigado a su madre ángel y a su padre demonio por haber infringido el orden natural. El mismo día que cumplió 18 años, Zachary renació con el nombre de Eamon y cumplió con su primera orden; ejecutar a sus pecadores padres para proclamarse como el gran guardián. Con este ejemplo quedaba claro que era alguien leal para las tres cortes.

-Despierta Eamon -una voz asfixiante introducida en la mente de Zachary resonó ferozmente.

-Eamon, este es tu nacimiento, tu renacer -otra voz igual de potente, pero menos sofocante se hizo presente.

-Desde ahora serás parte del mundo infernal...

-Y celestial. Para la protección entre el orden natural del universo. Al demostrar tu lealtad, se te obsequiaran dones...

-Y maldiciones, para cumplir con tu labor de guardian de los tres reinos.

-Gobierna en nuestro honor. Como ser justiciero, regula el orden y balance en el reino de la tierra.

A cambio, se le otorgó una vida solitaria al no poder compartir favoritismo por ningún mundo. Su deber es ser justo, sin tener preferencias. El escoger egoístamente es su propia ejecución. Zachary no puede entablar ninguna relación con ningún ser humano, ser celestial o del inferno, esto ocasionaría una alteración en el orden natural. Claro que puede sentir amor, odio y deseo; cada sentimiento propio de los tres reinos. Sin embargo, las órdenes dictan que solo sirve para ser guardian, está solo y solo se quedará. Así es y así será...

No pertenece completamente a los tres planos, no tiene raíces en ninguno; no es cien por ciento un ángel o un demonio, menos humano. Es una fusión de los tres sin poder identificarse a uno. Jamás llegará a ser un hombre, al igual que nunca llegará a proclamarse como ser celestial o infernal, aunque tiene sangre de los tres, únicamente se podrá presentar como Eamon en su forma transmutada ante los seres celestiales e infernales, y siempre será Zachary King ante los ojos humanos; carne y hueso puramente.

Eamon ha ocultado su cariño profundo por su amiga humana Ivy. Zachary ha ocultado su verdadero propositivo de vida a su alma gemela. El peso de los secretos son la perdición de cualquier ser.