Título: Gatos.
Advertencia: ninguna.
Número de palabras: 1149 (estaba inspirada)~•~
— Debemos salir alguna vez, ¿No crees?— pregunto Bucky a su gatita.
Estaba sentado en el balcón de su apartamento con su mascota en su regazo. Está solo soltó un maullido en respuesta a la pregunta de su dueño.
— Si... Como deber deberíamos, pero
... ¿Para que? Estamos solos los dos— dijo con una sonrisa melancólica.Levanto a la gatita entre sus brazos e ingreso a su casa.
En ese mismo edificio, unos pocos pisos más arriba. Sam ingresaba a su departamento después de una jornada de trabajo.
— ¡Buenos días, familia, llegué!— exclamó, no recibió respuesta— ¿Hay alguien?— dijo, silencio.
Vivía solo, era verdad, siempre saludaba como si viviera con alguien, pero solo recibía respuestas de su gato Figaro, al menos un maullido, o lo veía acercarse a él y recibirlo. En cambio, ese día, no hubo respuesta. Reviso toda la casa, y su mascota no estaba en ninguna parte.
Empezó a preocuparse, pero Figaro solía salir a veces, así que se calmo, y decidió esperar a ver si su gato aparecia, en algún momento.
La noche había caído, Bucky saco su cena del microondas, era la misma del día anterior. Tomo el plato y se sentó en el sofá de la sala, Aphine, su gata, se sentó en su regazo, agarro el control remoto para encender la televisión y ver las noticias y deprimirse más, cuando oyó un ruido que venía del balcón.
Dió un respingo y se puso de pie tan rápido como pudo. Abrió la puerta al balcón y vio una mancha negra en el suelo, sintió un escalofrío recorrer su espalda, se acercó lentamente, y la mancha comenzó a tomar forma, patas, orejas, y nariz, era un gato.
Estaba acostado en el suelo, Bucky se agachó junto al animal, su patita tenía una herida, un rasguño, era obvio que había estado en una pelea con otra criatura. James trato de tocarlo pero el gato maulló molesto, así que el chico dejo que lo olierá para que confiacé en él, el gato lo olió, y se dejó tocar.
— Tranquilo, amigo, no te haré daño, solo quiero ayudarte, ¿Me dejas que te levanté?— susurro, el gato lo miro con esos ojos verdes y parpadeo, Bucky lo tomo como una asentimiento.
Levanto al gatito en sus brazos y lo llevo adentro, Aphine, al verlo se subió al respaldo del sofá con el lomo arqueado y soltó un silbido.
— No te pongas celosa, está lastimado, tenemos que ayudarlo— la gatita solo repitió el sonidos y Bucky rodó los ojos— ¿Para que? No necesito tu ayuda, gata tóxica— dijo yendo hacia la el baño.
Dejo al gatito en sobre la tapa del inodoro y empezó a buscar el botiquín de primero auxilios.
~•~
— Okey, si lo ve avíseme— dijo Sam, la anciana del otro lado de la puerta solo la cerro en cuanto terminó de hablar.
Era el tercer apartamento que visitaba, y no había señales de Figaro, desde la mañana había estado desaparecido, y Sam estaba lo que le sigue a preocupado. Era normal que su gato salga, pero no por tanto tiempo.
Entonces, dió con el departamento doce del piso cinco, no conocía a la persona que vivía allí, desde que se había mudado había podido ver y ubicar a todas las personas del edificio, mientras que quien sea que viviera allí, era de identidad desconocida para él.
Dudo si tocar la puerta, pero luego de pensarlo unos segundos, lo hizo. No recibió respuesta en un principio, volvió a golpear, nada, y cuando estaba listo para irse, la puerta se abrió.
Allí lo vio por primera vez. Era un chico, un poco más bajito que él, con el cabello un poco largo, y lo que más llamo la atención de Sam, sus ojos azules.
Bucky nunca recibía visitas, así que al escuchar el primer golpe en la puerta lo ignoro, "Tal vez alguien se confundió" pensó. Pero tras oír el segundo golpe su idea cambió, dejo al gato negro que había encontrado y curado, sobre el sofá junto a su gatita. Pensó que tal vez era el dueño del gato misterioso, así que decidió abrir. Para encontrarse con aquel muchacho moreno, de ojos cafés y con un cabello de ese mismo color, que caía sobre su frente en forma de rastas no muy largas.
Cuando sus miradas se encontraron ambos se petrificaron, como si un flechazo en el medio de sus corazones los hubiera obligado a quedarse así, mirándose mutuamente.
Fue Sam quien volvió a la realidad primero, sacudió su cabeza, y tosió, devolviendo a Bucky.
— Di... Disculpa, se que es tarde, pero... Mi gato se perdió y quería saber si no lo habías visto— tartamudeo, le ardía la cara y sentía sus estómago revólverse de tal manera que le costaba hablar.
— Oh, que pena... Eh... ¿Es un gato negro de casualidad?— pregunto, también con las mismas sensaciones que el chico que tenía en frente, Sam asintió— Pues... Si, si lo he visto, lo encontré en mi balcón hace unas horas.
— ¿En serio? Dios, cuánto lo siento.
— No te preocupes, también tengo un gato, se cómo son, ¿Quieres pasar?— dijo, automáticamente se auto golpe mentalmente por tal atrevimiento.
Sam se sintió aún más nervioso— Ah... Si, por favor...— Bucky suspiro aliviado, y se aparto para dejarlo pasar.
— Está en el sofá con Alphine, estaba herido cuando lo encontré— dijo cerrando la puerta.
— ¿Herido? Debió pelearse con otro gato en el techo, permiso— se acercó al sofá dónde estaba su gato recostado, y una gatita blanca golpeándolo con su pata.
— ¡Alphine! Déjalo— la regaño su dueño, Sam soltó una risa, al ver eso Bucky sintió como su aliento se escapaba de sus cuerpo— Discúlpame... Está... Muy rara últimamente— se disculpó con el poco aire que tenía.
— No te preocupes— Sam se acercó a su mascota y la tomo en sus manos— ¿Dónde te metiste, viejo?
Bucky sonrió, la imagen le causó ternura— ¿Cuál es su nombre?— pregunto, el moreno levanto la cabeza.
— Soy Sam, Sam Wilson— dijo con una sonrisa.
Bucky soltó una risa— No, lo siento, preguntaba por el gato— Wilson quería que lo trague la tierra.
— Oh, lo siento, me confundí— rio nervioso mientras miraba a Bucky reir, y fue su turno de perder el aliento.
— No te preocupes, entonces, ¿Cuál es su nombre?
— Se llama Figaro, saluda Figaro— miro a su mascota, escucho la risa de Bucky otra vez y se estremeció.
— Hola, Figaro, soy Bucky, es un gusto— se presentó— Ella es Aphine, creo que ya la conocieron— señaló a su gata mientras se acercaba a ella y la sostuvo es su brazos.
— Es un gusto, Bucky y Aphine— saludo Sam.
Suspiraron al mismo tiempo perdiendose en el otro de nuevo. Está vez, Bucky se desconecto primero.
— Oye, ¿Tomar algo, o...?— pregunto nervioso, otra vez se arrepintió al instante.
Sam sacudió la cabeza y después asintió— Si, ¿Por qué no?
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