Título: Culpa.
Advertencia: ninguna.
Número de palabras: 775~•~
Sam odiaba a Bucky.
Bucky odiaba a Sam.
Era sabido. Siempre, desde la secundaria se detestaban mutuamente. Fue horrible enterarse que, no solo habían elegido la misma universidad, si no que también habían sido asignados como compañeros de cuarto.
Reclamaron a todos los directivos y profesores, pero nadie les presto atención, así que se resignaron a tratar de convivir.
Pero la tensión se volvía cada vez más palpable he inevitable, las peleas estaban siempre, sus compañeros vecinos se quejaban de sus peleas constantes.
Pero... ¿Cómo había nacido tal odio? En secundaria, claro está, pero, ¿Por qué?
Eran los ochentas, y tanto Sam como Bucky habían crecido en ambientes llenos de homofobia. Y la primera vez que se hablaron cuando tuvieron que hacer un trabajo de español juntos, las mariposas en sus estómagos eran tan fuertes que los hacían temblar. Exacto, se gustaron desde el primer instante que estuvieron juntos.
¿Pero como era posible? Ninguno de los dos jamás había sentido nunca nada por un hombre, ni pensarlo, eso era pecado, una abominación.
El odio que expresaban en el otro, era, en realidad, el odio y el asco que se tenían hacia ellos mismo.
El tiempo sin verse entre el final de la secundaria y el comienzo de la universidad, les había hecho olvidar todo eso tan repugnante que sentían. Pero el juntarlos en una pequeña habitación con cuarto tan juntos, revivieron todos esos sentimientos en un abrir y cerrar de ojos. Eso los llevaba a pelear, más y más.
Culpar a las otras personas por lo que sentimos es lo que más hacemos los seres humanos, no nos gusta sentirnos culpables, por eso nos refugiamos en la idea de que la otra persona es la culpable, para no sentirnos mal con nosotros mismos.
Pero un día, algo paso.
Bucky había salido de fiesta, había vuelto tarde, pero Sam estaba despierto cuando llegó. Estaba que se caía de la borrachera.
— ¿Barnes? —pregunto a penas lo vio entrar —Dios, ¿Que carajos te paso?
— ¿A mí? Pff, nada, ¡Si estoy perfecto!— contestó, estaba completamente ebrio.
— Mierda, ¡Vete a acostar! Y si vomitas, limpia el baño después de hacerlo— se volteo para ir a su habitación.
— ¡Tu!— exclamó, Sam lo miro— Tu... ¡Todo es tu culpa!
Frunció el seño— ¿Que dices?
— ¡Es tu culpa que yo me allá convertido en esto!— levanto los brazos.
— ¿Convertido en que?
— ¡En un desviado! ¡En un enfermo, en un maricón!
— Bucky, no tengo idea de lo que me estas hablando— dijo con confusión.
— ¡Te odio!... ¡Antes de conocerte yo era normal! ¡Miraba a las porristas del equipo de futbol, a las actrices de las peliculas! ¡Pero tenias que llegar tu! ¡Y tenerme todas las noches pensando en ti! ¡Mirandote a ti jugar en el equipo de la prepa! ¡Muriendome de ganas por verte en las duchas después de educación fisica! ¡Emocionadome cada vez que te acercaras a mi aun que sea para decirme que me destestas!— su voz se quebro al final.
Sam podía ver como los ojos de Bucky se iban cristalizando a medida que hablaba. "El alchol el como un suero de la verdad, no mientes" le había dicho su padre alguna vez, tal vez no estaba bien, pero como rogaba para que las palabras de su progenitor fueran ciertas en ese momento.
— Y...— volvió a hablar el castaño— Y tenerme... Llorando... Por sentirme una basura, por sentir que estoy mal, que tengo una enfermedad... Me tuviste noches y días enteros de mi vida así, y no tienes idea lo horrible que es...
"Oh, si que la tengo" pensó.
— Sintiendo... que todos a tu al rededor están bien... Y tú no— dijo, para terminar de romperse y empezar a llorar.
Sam quiso llorar también, todo lo que Bucky dacia era exactamente lo que le había pasado durante toda su adolescencia por él.
Se acercó a James antes de que cayera de rodilla al suelo. Lo abrazo fuertemente entre sus brazos, consolandolo mientras lloraba y soltaba todo eso que había guardado tantos años. Sam no pudo evitar llorar un poco también, la carga que ambos llevaba sobre sus espaldas durante todo ese tiempo era pesada, y era la primera vez en sus vidas que tenían la oportunidad de soltarla, al menos un rato.
Después de algunos minutos, Sam ayudo a Bucky a recostarse en su cama, y dejo, por si acaso, junto a esta un balde. Fue a su cuarto y durmió un poco más tranquilo que otras veces, esperaba que Bucky recordase algo de lo que había dicho al día siguiente, tal vez algo bueno podría salir de ello, ahora que Sam sabía las razones del odio que Bucky le tenía, las cuales eran las mismas que él. Al final, nunca había sido odio.