El eco de los lamentos

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Damián, un alma arrogante que se burlaba de lo divino y lo demoníaco, proclamó a viva voz su desafío a la existencia del diablo. "Si existe, que venga por mí esta noche", proclamó con una mueca de soberbia. Aquella noche del 15 de noviembre del 2008, mientras sus amigos reían de su necedad, Damián regresó a su humilde hogar, sin saber que la oscuridad ya lo había escuchado.

Al abrir la puerta, un olor nauseabundo lo golpeó como un puño. El silencio era sepulcral, roto solo por el goteo de un líquido viscoso que provenía del interior. Al entrar, la escena lo paralizó de horror: su familia, tendida en el suelo, sus cuerpos exangües y sus ojos abiertos en una mirada de terror eterno. La sangre, todavía fresca, formaba un macabro dibujo en el suelo.

De repente, una luz cegadora inundó la habitación. Damián, con el corazón latiendo a mil por hora, levantó la vista y se encontró con la encarnación del terror. Un ángel imponente, de piel roja como el fuego del infierno, flotaba ante él. Diez cuernos retorcidos se alzaban sobre su cabeza, y su cuerpo estaba cubierto de ojos brillantes que lo observaban desde todos los ángulos, penetrando en su alma.

"Has cuestionado mi existencia, mortal", rugió el ángel con una voz que parecía provenir de las profundidades del abismo. "Ahora contemplarás el precio de tu arrogancia."

Con una velocidad sobrenatural, el ángel se abalanzó sobre Damián. Un dolor insoportable recorrió su cuerpo al sentir sus piernas romperse bajo la fuerza del ser infernal. Damián gritó, pero su voz se ahogó en el eco de su propia desesperación.

"Te condeno a vagar por este mundo", sentenció el ángel con una sonrisa cruel, "un recordatorio para todos aquellos que osan dudar de mi poder. Arrastrarás tu cuerpo roto por la eternidad, un testimonio de tu insensatez."

Con un chasquido de sus dedos, el ángel desapareció, dejando a Damián solo en la oscuridad, con el hedor a muerte y el eco de sus propios lamentos como única compañía. Condenado a ser un espectro viviente, un Caín moderno, su existencia se convirtió en un macabro cuento de terror, una advertencia para aquellos que se atreven a desafiar las fuerzas que acechan en la oscuridad.

Y así la historia de Damián nos enseñó que existen puertas que una vez abiertas no pueden ser cerradas, y que lo peor no es la muerte, si no lo que podría haber después.

"Susurros De La Madrugada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora