Mi Amor

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En el laberinto de mis pensamientos, donde la razón y el sentimiento se entrelazan en un baile eterno, me encontré atrapado en la red de tu ser, un enigma de luces y sombras que desafiaba la lógica misma. Desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron, una chispa encendió mi alma, como un rayo que hiere la oscuridad de la tormenta. Pero el destino, ese titiritero cruel, decidió que mi amor no sería correspondido. En lugar de sucumbir a la melancolía, esta falta de reciprocidad avivó una llama aún más intensa dentro de mí, como si mis sentimientos fueran un fuego fatuo que se alimenta de su propia desesperación.

A medida que mis emociones se internaron en las profundidades del abismo, descubrí no solo el destello de tu esencia etérea, sino también las sombras que danzaban a tu alrededor: tus demonios. En lugar de huir despavorido ante sus garras afiladas o intentar exorcizarlos con oraciones vacías, comprendí que el verdadero amor radica en abrazar esos fragmentos oscuros. En este acto de aceptación casi sacrificial, encontré la belleza compleja y retorcida de tu ser. Me enamoré no solo de ti, sino también del caos que nos rodea y de la muerte misma, esa amante sombría que acecha en cada rincón.

En esta travesía emocional hacia lo desconocido, la locura se erigió como mi refugio y mi amante; una compañera insaciable que ofrecía su mano con un guiño burlón y me recibió sin juicio ni condición. A diferencia de ti, la locura me correspondió con un amor incondicional que me envolvió por completo en su abrazo desquiciado. Juntos formamos una entidad única; nuestras almas se fusionaron en un abrazo caótico e incendiario, donde el tiempo y el espacio se desdibujaban como un espejismo.

Si algún día la muerte decidiera acercarse a mí con su manto oscuro y ofrecerme su abrazo eterno, no le entregaría mi cuerpo desgastado; eso lo dejaría a la locura, que ha sido mi fiel compañera en esta danza macabra. Mi alma es otra historia: le pertenece a este amor maldito que prometí cuidar por siempre. Aunque la muerte me envuelva en su abrazo helado y silencioso, juro que escaparé del Seol para protegerte desde las sombras.

Y si el día llega en que tu luz se apague y te marches a un reino desconocido, volveré a salir del infierno para encontrarte entre las nubes etéreas. Allí te haré el amor en un acto sagrado y profano al mismo tiempo, recordando nuestros momentos compartidos con una intensidad que solo los recuerdos pueden ofrecer. Como susurra Canserbero: "El amor trasciende incluso la muerte". Así es como nuestro vínculo perdurará; más allá del tiempo y del espacio, convirtiéndose en leyenda susurrada por los vientos del destino, como ecos de una balada oscura que resuena entre las sombras.

"Susurros De La Madrugada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora