"Susurros De La Madrugada"

¿Compañeros?

En las extrañas y retorcidas calles de la ciudad, Richard, un joven de 23 años atormentado por las voces de su propia mente, llevaba una doble vida. Era un maestro de la manipulación, la seducción y las artes oscuras, un sociópata de corazón frío que se deleitaba en el sufrimiento de los demás.

Su compañero de cuarto, Blade, era un psicópata impulsado por una insaciable sed de sangre. Cada noche, se deslizaba entre las sombras, cazando víctimas inocentes para saciar su bizarro apetito.

Ninguno de los dos sabía del verdadero trastorno mental del otro. Vivían en una incómoda armonía, unidos por sus depravados secretos.

Hasta que una noche maldita, Blade descubrió una habitación oculta en su apartamento, una cámara de horrores donde los cuerpos colgaban de ganchos como cerdos en una carnicería. Richard, el maestro manipulador, entró en la habitación y encontró a Blade husmeando.

Con palabras hábiles y promesas falsas, Richard tejió una red de mentiras, silenciando a Blade y manteniéndolo como su cómplice silencioso. Por un tiempo, fueron compañeros en el crimen, cada noche compitiendo para ver quién podía cazar más víctimas.

Pero como en toda manada, la rivalidad era inevitable. Blade, sintiéndose inferior a Richard, tramó un plan para acabar con su vida. Sin embargo, Richard era demasiado fuerte, tanto física como mentalmente. En una brutal pelea, lanzó a Blade contra uno de los ganchos, perforando su garganta y provocando un sonido asfixiante y repugnante.

Richard nunca cambió. Siguió siendo un monstruo despiadado hasta el final de sus días. Pero en el enigmático epílogo de su historia, se reveló un atisbo de su atormentada infancia.

Había sido criado por un padre abusivo que lo torturaba física y emocionalmente. Obligado este presenció actos de violencia y depravación, la mente de Richard se había desviado hacia la oscuridad. El abuso había dejado cicatrices profundas en su psique, transformándolo en el monstruo que se había convertido.

Y así, la historia de Richard llegó a su fin, un oscuro cuento sobre la maldad humana y las cicatrices duraderas del trauma infantil.