Abuela

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—Camila, despierta. La abuela ha acabado con la vida de un hombre.

—¿Qué? Valentina, ¿qué estás diciendo?

—Escucha, el individuo se deslizó en mi habitación con la astucia de una bestia hambrienta. Desgarró mi vestido como si arrancara las escamas de un reptil. No sé qué me despertó primero, si la ferocidad de sus manos o el lamento que resonó en las paredes. La oscuridad envolvía su rostro en un misterio siniestro, en sus dedos palpaba la desesperación y en sus labios danzaba la amargura. Intentó poseerme con violencia, pero antes de lograrlo, un susurro profundo brotó de su garganta, y su sangre teñida formó macabros dibujos en mis blancas sábanas. Al desplomarse en el suelo, pude divisar a mi abuela entre las sombras, empuñando su daga ritual. La luz lunar se reflejaba en el filo del acero, como una entidad que observa desde el más allá. La anciana contempló al hombre sin vida con ojos vidriosos, soltó la hoja ensangrentada y luego se acercó para abrazarme.

—Pero ¿dónde estaba Papá? ¿Acaso él no hizo nada por protegerlas?

—Camila...Papá es el hombre cuya vida la  abuela ha segado esta noche...

"Susurros De La Madrugada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora