Día 21: Cocinando

180 24 14
                                    

Un par de veces al mes, Bull y sus compañeros decidían tomarse un día libre de trabajo para descansar, hacer planes o sólo dormir hasta tarde. Hoy se daba una de esas ocasiones, y por supuesto Colt ya estaba enterado, así que aprovechando del tiempo extra que tendrían, organizó junto al mayor un almuerzo especial para ellos y los otros dos azabaches.

Ambos se encontraban en la cocina que pertenecía al hogar del más alto. En comparación, ésta era mucho más pequeña que la del restaurante, pero el tamaño no le quitaba encanto. El plato que preparaban consistía en unas pastas rellenas caseras, Colt se ocupaba de la masa mientras que Bull preparaba dos rellenos diferentes, uno de carne y otro de verduras. Requería bastante elaboración, por lo que venía bien que fueran dos personas encargándose. Bibi y Crow no se ofrecieron en ayuda, puesto que sabían que a excepción del pelirrojo, su jefe siempre prefería trabajar sólo con la comida.

—¡Mira! Se estira perfecto y no se rompe, la masa me quedó muy bien. —El pelirrojo exclamó entusiasta, enseñándole con sus manos cubiertas de harina la buena textura que había conseguido amasando, el contrario lo miró con ternura.

—Está bastante decente, has mejorado mucho desde que cocinas conmigo. —Lo felicitó mientras seguía con su tarea de revolver el contenido de las ollas.

—Oye, no te lleves todo el crédito, también he cocinado por mi cuenta. —Respondió indignado, tomando un cuchillo de untar para comenzar a dividir la masa en pequeños cuadros.

—¿Ah, si? Este mes, ¿cuándo fue la última vez que comiste sólo? —Cuestionó con una una media sonrisa y una ceja levantada.

—Bueno, últimamente siempre preparamos nuestra cena juntos..., ¡pero hubieron veces en las que yo fui quien te cocinó! —Lo apuntó con el cuchillo de forma amenazante, pero sólo logró sacarle una risa.

—Cierto... Recuerdo esa vez que hiciste pizza. Admito que estuvo buena, a pesar de las partes quemadas. —Colt desvió la mirada, avergonzado.

—¡Deja de molestarme! —Lo salpicó con una pizca de harina, a Bull le divertían demasiado sus reacciones enojadas. Tapó las ollas para posicionarse discretamente detrás del pelirrojo y posar sus manos a cada lado de su cintura.

—No puedo, aún es de mis actividades favoritas. —Colt se sobresaltó al sentir su presencia tan cerca de reprende, y lo miró de reojo con el ceño fruncido.

—No perturbes al cocinero, esta vez te arrojaré el paquete de harina. —Amenazó, pero entonces, el semblante de su pareja dejó de lado las bromas para mostrarse mucho más imponente.

—Correré el riesgo. —Sus manos pasaron a rodearlo por completo, pegó su fornido pecho a su espalda, y no tardó en comenzar a repartir ruidosos besos a lo largo de su nuca, intercalando también algunas pequeñas mordidas.

—Oye... Mgh... ¿Qué haces...? —No pudo evitar dejar salir su voz un poco, aquella zona de su cuerpo era bastante sensible y el contrario lo sabía muy bien.

—Matando el tiempo. —Paralelo a los besos, iba dejando duras caricias a lo largo de su pecho y vientre que le impedían moverse. Para colmo, sus manos seguían con harina, no podía hacer uso de ellas o sería desastroso, estaba indefenso.

—Ey... Bibi y Crow están... Afuera... —Habló entrecortado, aquellos toques y mordidas no le permitían pensar con claridad, pero aún así era consciente de lo arriesgado que era llevar a cabo ese tipo de actos ahora.

—Correré ese riesgo también. —Susurró, provocando que su piel se erizase, le podía demasiado cuando el contrario le hablaba de esa forma íntima y pasional, pero no era el momento ni el lugar, debían parar.

—Ya Bull... ¡Mgh! —Una fuerte mordida cayó sobre el punto más vulnerable de su cuello, y Bull, anticipándose a que su compañero no podría contener su voz, cubrió su boca con una mano, mientras la otra continuaba su serie de tocamientos indebidos.

—¿Sabes? Ya pasaron unos ocho meses desde que comenzamos a salir, y los he disfrutado como no te imaginas... —Pegó sus labios a la oreja ajena y habló en un tono suave, volviendo a colocar sus brazos rodeando su cintura. —Hemos hecho muchas cosas juntos, cada una mejor que la anterior pero..., ¿no sientes que falta algo? —Colt tragó salida, era incapaz de resistirse a los encantos de su pareja, respiró profundo y tragó saliva, dispuesto a seguirle el juego.

—¿Qué es...? —Preguntó en un susurro.

—Quiero hacértelo Colt... —Su respuesta fue directa y pesada, al punto en que le provocó escalofríos, sabía bien a qué se refería desde el principio, pero oírlo decírselo era mucho más fuerte.

—Bull... —Suspiró, su tensión fue en aumento cuando las manos del contrario apretaron sus glúteos con ansias, a la vez que sentía sus labios entreabiertos respirando sobre su oreja.

—Ya te he tocado y probado muchas veces..., pero quiero más... —Poco a poco, sintió un contacto cálido que se colaba bajo su camisa, la cual era bastante suelta, dándole la libertad de tocar su piel cuanto quisiera, pero el impacto fue mayor al darse cuenta de a dónde se dirigía su otra mano. Bajó la mirada y notó como su entrepierna fue sujetaba sobre la ropa con poca sutileza.

—Aah... —Frunció el ceño y apretó los párpados, debía concentrarse en no hacer un escándalo, de lo contrario los atraparían y ninguno de los dos quería eso. No sabía si estaba pasándolo mal por tener que contenerse, o si acaso justo eso era lo que intensificaba sus sensaciones.

—Quiero sentir todo tu calor rodeandome... Muero por ver cuánto puedo hacerte gritar... —Sus seductoras palabras eran acompañadas por masajes atrevidos a las partes íntimas de su cuerpo, y como si eso fuera poco, su boca parecía tener una fijación con su oreja, mordiendo su lóbulo y lamiendo toda su extensión.

—Dios, Bull... —El estímulo era demasiado, sentía como una conocida humedad se hacía presente en su entrepierna, la cual él mencionado no dejaba en paz, apretándolo cada vez con más fuerza, con más impaciencia, como si quisiera despojarlo de sus prendas y tomarlo ahí mismo.

—Quién sabe, quizá una vez que empiece ya no pueda parar... —Podía percibir la erección del contrario rozar su parte trasera ansiosamente, aquellos movimientos hacían a sus piernas temblar, no soportaba seguir ese juego, quería tenerlo, quería hacerlo con él ya. —Hasta destrozarte... Hasta que ya no quede nada de ti...

—Maldito... Infeliz... ¡Ngh! —Más mordidas, más besos, más toques desesperados. A pesar de estar haciendo todo ello con la ropa puesta, estaba seguro que de seguir así, terminaría acabando y sería la mayor vergüenza de su vida.

—Lo quieres también, ¿no es así? Recuerdo muy bien dónde lo querías... —Aquella mano que invadía su pecho ascendió hasta salir por el cuello de su camisa, para llegar a su mentón e introducir dos dedos en su boca, Colt gimió ahogado. —Era aquí y... Aquí... —Apretó su cintura contra la suya propia, juraba que podía incluso sentir la temperatura de su miembro sobre él, no podía más, estaba literalmente a punto de deshacerse sin siquiera ser tocado directamente, pero entonces, unos pasos se oyeron cerca de la cocina, les tomó menos de un segundo separarse y volver a sus posiciones antes de que Bibi entrara de repente.

—¿Falta mucho chicos? Crow no para de decir que tiene hambre y ya no lo soporto. —Pronunció con expresión hastiada, asomando apenas medio cuerpo por la puerta.

—Qué molestos. Esperen ahí y no se quejen, estará cuando tenga que estar. —Bull respondió de malas, aunque así eran normalmente las interacciones entre ellos, y la muchacha se fue bufando. Colt tomó un trapo para limpiarse el harina, mirándole de reojo con una profunda mueca de fastidio. —No me mires así, impaciente, ya tendremos tiempo para hacer eso. —Le sonrió de forma pícara y le guiñó un ojo, el pelirrojo sólo lo vio con el rostro enrojecido.

—Ugh... ¡Maldición! Voy al baño.... —Lanzó el trapo sobre la mesada y se dirigió a dicho lugar con paso firme para hacer algo al respecto de su problema. El pelinegro lo observó marcharse mientras se reía, no había palabras ni actos suficientes para demostrar el devoto amor y deseo que sentía por ese hombre.

°°°

30 Days (BullxColt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora