Día 29: Algo Candente

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La noche era tranquila, algo fría, puesto que el verano ya se despedía de ellos para dar paso al clima otoñal. Colt se encontraba en la cocina de su departamento, preparando todo para la cena. Miró la hora confundido, se suponía que Bull ya había cerrado hace como una hora y aún no aparecía, sus mensajes tampoco fueron contestados, comenzaba a preocuparse un poco, y hasta consideró la opción de ir a buscarlo él mismo, pero esas ideas se dispersaron al oír el cerrojo de la entrada abriendose. Ahora más tranquilo, se dirigió a la puerta para recibir a su prometido, pero una vez lo tuvo en frente, pudo notar su semblante cansado e irritado, mucho más de lo usual. 

—Bienvenido Bull, ¿ocurrió algo? No te ves bien... —Se acercó hasta él para tomar sus mejillas y analizar su rostro de cerca, una vez que el contrario se quitó y colgó su abrigo. 

—Hola..., sucede que hubo un malentendido con uno de los encargos de mercadería. —Caminó hasta el sillón para desplomarse en él cual peso muerto y siguió contando. —Bibi pidió tres kilos de pan, pero el idiota que se encarga de tomar los pedidos entendió trece, ¡trece, maldición! No hay manera de que usemos tanto, y eso no se puede guardar mucho tiempo. Aun así, se negaron a admitir que fue un error y nos tuvieron ahí media hora discutiendo para que les paguemos. Los idiotas nos dejaron la jodida boleta y se largaron como esperando que simplemente les hagamos llegar el dinero, ni hablar... —Colt se paró tras el respaldo del sillón y comenzó a hacerle unos suaves masajes en su cuello mientras lo escuchaba con atención. Ahí estaba el motivo de su demora y su malhumor.  

—Vaya estafadores, debiste llamarme, podíamos arreglarlo por las malas. —Bull frotó sus cienes y permitió que el pelirrojo le quitara el chaleco para hacerse paso con sus dedos sobre su musculados hombros.

—Olvídalo, esos malnacidos no habrían reculado ni así, tendré que conseguir el número del administrador para ver si me toman el reclamo. Qué fastidio... ¿Por qué deben complicarlo todo? —Echó su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y el ceño fruncido, extendiendo sus brazos sobre el respaldo. 

El sheriff miró acongojado a su pareja, quien lucía superado por el estrés. No había mucho que pudiera hacer al respecto de su problema, pero quería ver su a hombre tan confiado y risueño como lo era siempre. Pensó en varias alternativas para alivianar su malhumor, a la vez que seguía acariciando sus cuello y hombros. No sabía nada de masajes a diferencia del contrario, por lo que sólo podía realizar torpes intentos de imitar lo que anteriores veces Bull había llevado a cabo con él. A pesar de ello, éste último parecía estar disfrutando de sus toques, sin importarle lo imprecisos que eran. Pudo ver como poco a poco su ceño de destensaba, inclusive terminó por agachar su cabeza con tal de darle más espacio para que continuara. Al darse cuenta de que Bull respondía positivamente a sus manos, una idea interesante cruzó por su mente. 

—Por ahora ya no pienses en eso, ¿si? Déjame ayudarte a liberar la tensión. —Con sus dedos, tomó su mentón para besarlo dulcemente, y su otra mano bajó desde su hombro hasta su pecho, introduciéndose por debajo de su camisa. Soltó su rostro, poniendo ambos brazos en la tarea de recorrer toda la extensión de su tronco, también presionando un poco sus uñas. 

—Mmh... Tus manos están frías... —Suspiró, más como un comentario que como una queja, Colt confirmó esto al sentir su piel herizarse ante su contacto y sonrió de lado coqueto. 

—Pronto se calentarán, ten paciencia... —Elevó sus dos manos a la altura de su pecho y estrujó con fuerza sus prominentes pectorales. A pesar de su gran musculatura, aquella zona de su cuerpo era suave y cálida, el pelirrojo adoraba hacer eso cada que podía. 

—Mgh... ¿Siempre tienes que hacer eso...? ¡Ngh! —Sintió unos dientes presionar la zona más blanda de su cuello. Las caricias continuaron a lo largo y ancho de su cuerpo, acompañadas de humedos mimos por parte de la boca ajena. Bull no esperaba que el contrario se pusiera tan atrevido cuando le dijo que le ayudaría a "liberar tensión", pero tampoco es que no estuviese de acuerdo, de hecho, quizá gozaba demasiado de esos dedos que lo apretaban y tocaban a gusto, sin mencionar aquellos dulces labios que se pegaron a su oreja justo después. 

—Tu cuerpo está tan estresado como lo estás tú, mira... —Tomó entre sus dedos los pequeños pezones del azabache, quien fue incapaz de contener un respingo al sentir como eran estrujados sin piedad. —Están rígidos... Debes relajarte cariño. —Procedió a retorcer aquellas sensibles partes, disfrutando enormemente de como su prometido luchaba por no mostrar las fuertes sensaciones que lo invadían. 

—Tu... Estás siendo muy cruel... —Sus puños se apretaron en el sillón cuando de pronto, una de sus manos bajó hasta su pantalón para desabrocharlo, expondiendo la evidente erección que le habían provocado esos toqueteos. 

—¿Entonces te gusta que sea cruel? —Sin vacilar, apretó su miembro con fuerza y Bull jadeó audible, ¿por qué el pelirrojo estaba actuando de esa forma?, y más importante, ¿por qué deseaba que lo hiciera más seguido? —Aquí también estás muy tenso amor, deja que yo me encargue... 

Dicho esto, liberó su virilidad de la ropa interior, y no tardó en comenzar a subir y bajar su mano a lo largo de toda su extensión, sin dejar de desatender sus peones, y de paso regresando a su tarea de de morder y lamer su cuello, esta vez con incluso más brusquedad que antes. Los espasmos tomaron el control del cuerpo del azabache, el estímulo era demasiado, hasta podía jurar que el contrario estaba siento más bruto de lo que solía ser con él, pero no le desagradaba en lo absoluto. Su contacto era intenso, caliente, agresivo; nunca se habría imaginado un trato de ese estilo con el objetivo de relajarlo, aun así, no podía negar que el estrés que antes lo ahogaba, había sido intercambiado por fuertes impulsos electricos que arqueaban su espalda y le arrancaban sonidos que ni él sabía que podía emitir. 

Sintió a su prometido succionar la piel de su cuello, intercalando mordidas de por medio; eso dejaría marca, pero no le immportaba, se sentía muy bien. Todo su cuerpo ardía a causa de ese pelirrojo atrevido que de un momento a otro, decidió adueñarse de él por la fuerza. No estaba seguro de cuánto más sería capaz de soportar, los movimientos sobre su miembro eran rápidos y brutos, si no se detenía, terminaría por hacerlo acabar en cuestión de unos pocos minutos y no quería eso, no por orgullo, sino porque deseaba disfrutar de esa sesión de caricias un poco más.

—Colt...  Ah... Espera... —El mencionado bajó el ritmo de su vaivén sin llegar a detenerse, y escuchó con atención lo que su pareja tenía que decir. —Me harás acabar si sigues así...

—¿Y no es eso lo que quieres? —Apretó firme la base de su miembro, volviendo a pegar sus labios a su oreja.

—No aún... —Su cuerpo tembló ante el cambio de intensidad que ejercía sobre él, sus manos ya no se movían, a diferencia de su lengua, que perfilaba su oreja de forma sensual.

—Oh... Ya veo... —Lo sintió sonreír en medio de los besos. Volvió a acariciar su pecho y siguió atendiendo su intimidad, esta vez con una lentitud casi tortuosa. —Eres un pervertido cariño, pensé que querías relajarte, pero ahora sólo quieres que siga tocándote...

—Mgh... Es que... Se siente muy bien... —Su mano subía y bajaba a un ritmo pausado, pero la fuerza con la que lo estrangulaba era impresionante, aquel contraste de sensaciones estaba matándolo. —Ah... Más fuerte... ¡Ngh! —Mientras tanto, el pelirrojo no podía ser indiferente ante la reacciones de su amado. Sus gemidos y palabras ahogadas le apretaban el pantalón de forma dolorosa, disfrutaba de hacerlo gozar, pero comenzaba a desesperarse por recibir algo de atención también. —Colt... Aah... ¡Colt! —Aquel llamado fue su límite, su voz quebrada pronunciando su nombre terminó por enloquecerlo, no podía soportarlo más. Sin previo aviso, lo soltó completamente y dio la vuelta al sofá para tomar su mano y arrastrarlo hasta la habitación. Esa noche, los roles serían un poco diferentes.

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30 Days (BullxColt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora