Capítulo 23

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Cuando el coche llegó y Kinn se inclinó hacia él desde el asiento del conductor, Pete sudaba. Era un sudor frío que le empapaba la ropa y le hacía castañear los dientes, una sensación que había desaparecido como por parte de magia en la casa de Vegas... y que no había echado nada de menos.

"Kinn" murmuró. La ventanilla del automóvil se bajó dos centímetros. Pete tragó saliva.

No sabía cómo comportarse. Vegas le había dicho que le había secuestrado, pero, ¿qué más? Había salido corriendo antes de oír nada más. No sabía qué esperaría de él. Un paso en falso y Kinn desaparecería, lo mataría, o las dos cosas.

"¿Llevas micros?"

 Se quedó quieto.

"¿C-Cómo?"

"¿Llevas un micrófono, Pete?" tronó él, y Pete gimió en voz baja, encogiéndose para taparse los oídos con las manos.

"N-no" respondió con un jadeo; se sentía como si le estuvieran sacando el aire de los pulmones al hablar.

"Sabía que el hijo de puta no te había secuestrado. ¿Te han enviado a espiarme? ¿Te ha enviado Theerapanyakul a espiarme?" el tono alfa de su voz le dolía en los oídos; intentó taparse más los oídos, pero no tenía fuerzas.

"N-no" balbuceó, desesperado, casi sin darse cuenta de lo que decía. Se iba a caer, se estaba mareando. 

"¿Te dijo que vinieras?"

Sacudió la cabeza con más fuerza.

"¿Te has escapado? ¿Sabe que estás aquí?"

"No. N-no sabe nada" dijo, tembloroso.

"¿Eso es verdad?" Pete respiró hondo "¿Eso es verdad, omega?"

"S-sí" contestó con rapidez "Es v-verdad"

Kinn pareció aplacado después de eso, pero no hizo ningún gesto reconocible, ni alegría, ni tristeza, ni preocupación, ni alivio.

Pete mantuvo su expresión neutral.

Si me pregunta algo más, estoy perdido.

Todavía sudaba, pero moriría antes que quitarse el abrigo y dejarle ver su estómago hinchado. Tenía un plan; uno desesperado y arriesgado, pero un plan al fin y al cabo.

"Kinn" murmuró al final "¿Vas a llevarme a casa?"

El no lo miró.

"¿Dónde está el niño?"

"Tuve que dejarlo atrás" murmuró. Kinn frunció el ceño.

"¿Dónde está el niño?" gruñí, con la voz grave y agresiva. Pete se estremeció entero.

"Tuve que dejarlo atrás" repitió "Es cierto"

Él no insistió, aplacado, pero su silencio era tan amenazante como lo habría sido cualquier respuesta.

Pete se apretó los bordes del abrigo donde lo tenía agarrado. Ahora sí que tenía miedo; Kinn iba a oler a Vegas en él; se había puesto una de sus camisetas bajo el jersey, pero eso no le preocupaba. Lo que le preocupaba era que oliese al bebé, por debajo de cualquier otro olor. Un paso en falso y estaban los dos perdidos. Tragó saliva.

Volvió a la realidad. Kinn estaba hablando de algo.

"...engordado un poco. ¿Qué coño te daba de comer?"

Se encogió de hombros, negándose a sentirse herido.

Vegas dijo que era hermoso así. Vegas dijo que era bueno para el bebé, que me quería ver sano y más gordo...

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