Capítulo 25

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"¿Dónde está Benz?" murmuró, preocupado, en cuanto llegaron a casa. Vegas gruñó. Lo arrastraba escaleras arriba con tanta habilidad que Pete apenas sentía el suelo bajo sus pies.

"Con Kim"

"¿Quien es Kim?"

Pero Vegas emitió un gruñido ronco por toda respuesta. Lo empujó con suavidad hasta que notó la pared contra su espalda, y se pegó entero a él hasta que lo único que pudo sentir fue la dulce presión de su cuerpo contra el suyo.

"Vegas" insistió con dulzura, colocando las manos en sus mejillas "Vegas, ¿Dónde está Benz? ¿Quién es Kim?"

Él se estiró para presionar sus labios con los suyos, con rudeza. Pete hizo un minúsculo ruido de sorpresa, pero se recuperó rápido. Había pasado demasiados celos junto a Vegas como para sorprenderse demasiado.

"Kim" había perdido la coherencia, pero todavía había un rastro de humanidad en él. "Está seguro. Está seguro"

Tragó saliva.

Ahora sí.

"Vale" lo tranquilizó, suspirando "Está bien."

"Ven" Vegas todavía parecía furioso, y si no estuviese tan candente mente convencido de que jamás le haría daño, estaría asustado. Pero él se limitó a tumbarlo en la cama y gatear hasta quedar sobre él. Apoyó la frente en la suya sin abrir los ojos; su piel ardía.

"Voy a marcarte" repitió por enésima vez, con los dientes apretados. Pete rió en voz baja.

"Vale" susurró con indulgencia. "Ven, hazlo"

Vegas no perdió ni un segundo más de lo necesario para arrancarle la ropa. Hundió el rostro en su cuello con un sonido lastimero. Pete se quejó en coz alta cuando lo mordió con firmeza, como una promesa de lo que estaba por venir, y él pareció reaccionar y se apartó de su cuello, presionando sus labios contra los suyos. Se deshizo contra él al instante, dócil.

Pete abrió las piernas con cuidado para dejar que se acomodase entre ellas. Estaba temblando; Vegas pareció notarlo, porque sus ojos se enfocaron por un segundo.

"Pete" llamó en voz baja, con la voz rasposa. Negó con la cabeza.

"Estoy bien" su voz sonaba pastosa, pero tragó saliva y se esforzó por seguir "Estoy bien, es que... quiero... llevo mucho tiempo esperando..." se cortó, avergonzado, pero Vegas no se lo permitió.

Pete respiró hondo. Era cierto; el olor de Vegas le nublaba los sentidos, y la excitación le subía por la columna como electricidad. Seguramente estaría empapando las sábanas a esas alturas, pero no estaba dispuesto a reconocerlo.

No los necesito, pero me encantan.

"Sí" jadeó a duras penas "Quiero... quiero..."

Vegas no esperó a que siguiera; empezó a empujar con dos dedos dentro de él, con el labio inferior entre los dientes. Pete gimió en voz baja, cerrando los ojos y notando sus músculos relajarse inconscientemente. Su omega lo dejó quieto y sumiso, confiando en que su alfa se ocuparía de todo, y no podía hacer otra cosa que no fuese respirar entrecortada mente, atrapado con el cuerpo de Vegas entre él y el mundo.

"M-más" murmuró. Vegas lo mordió con suavidad en el hueso de la cadera, haciéndolo sobresaltar. Sus dedos desaparecieron. Pete se quejó en voz baja, pero él no se inmutó.

"Dime a qué estás esperando" exigió en voz baja. Pete giró la cabeza para hundir el rostro en la almohada: no podía hablar. Vegas no se movió. Lo notaba entre sus piernas, húmedo. Esperando.

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