𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒮𝑒𝒾𝓈

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𝒦𝓌𝑜𝓃 𝒯𝓃

— No, a la universidad no, mejor vamos a mi casa.

— ¿A tu casa?

— Si, no hay nadie si es que te preocupa eso.

Estando en el auto volvió a conducir, no quería ir a su casa, sabiendo que solo le gusta follar y si intenta hacerlo conmigo, no hay nadie quien me ayude, ¿o si me gana el deseo?

No, no, no, cállate idiota, eso no va a pasar.

Entramos a un residencial, las casas parecían castillos, era un lugar hermoso.

— ¿Aquí vives?

— Si, ¿por que?

— Nada, solo es un lindo lugar.

— De nada sirve un lugar hermoso, si vives solo, ¿con quien lo disfrutas?

— ¿No están tus papás?

— En mis veinte años de vida, los he visto solo el día que nací —dio una risa  amarga.

— Yo lo siento —sentí pena por el, creo que por eso es así.

— No lo sientas, no me importa ya si están o no.

Solo asentí y entramos a una cochera, por dios, esa cochera es el tamaño de mi departamento, aquí caben unos diez carros.

Bajamos del auto y entramos por una pequeña puerta que nos llevó a la sala principal, no sabía cómo expresar lo que estoy viendo.

— ¿Es linda no?, aquí pasó todos los días solo.

— Es muy bonita tu casa Jeon.

— Gracias, ¿quieres comer o beber algo?

— No gracias, aún no tengo hambre.

— Entonces, ¿quieres hacer algo?, ver una película, disfrutar de la piscina, no se.

— Hay muchas cosas que se pueden hacer aquí —sonreí viendo cada rincón.

— ¿Muchas cosas? —sonrió de lado.

— No, no mal entiendas, todo menos eso.

— Escucha, eres la primer chica que traigo a mi casa, así que siéntete afortunada —sonrió.

— Pues gracias, es un honor. —reí.

— Vamos a la alberca, hace calor.

— Pero no tengo más ropa.

— Puedo prestarte ropa, o buscaré en el clóset de mi mamá.

Lo vi subir por las escaleras y diez minutos después llegó con algo en sus manos.

— Listo, traje de baño nuevo.

— ¿A caso tienes un centro comercial en casa? —reí.

— No te imaginas, ve a ponértelo.

Me indicó el baño, dudaba si ponerme el traje, era de dos piezas, finalmente me lo puse y salí, él ya estaba en short y sin camisa, ahora podía apreciar sus tatuajes, esos de los que mis amigas me hablaron.

Al verme el mordió su labio, joder, esa acción.

— Te queda bien —dijo.

— Gracias.

Me tomó por los hombros y me guió hasta llegar a la parte de la piscina.

Yo me senté en la orilla y Jeon por su parte se lanzó al agua y nadó hasta llegar a mi.

— ¿No entras? —puso sus manos a mis costados.

— Es que yo, no sé nadar —desvíe la mirada.

— Entonces ¿por qué aceptaste venir aquí?

— No lo sé.

— Ven —me tomó de la cintura y me bajó al agua.

— No me sueltes por favor.

— No lo haré, confía en mi.

Pasé mis manos a su nuca, y me aferré a él.

— Relájate, iremos más al fondo.

— Pero no me sueltes.

— Que no lo haré —se rió.

Fuimos al medio de la alberca y se sentía más hondo, me soltó un poco pero yo aún lo tenía de su nuca.

Mis pies no tocaban el piso, pero yo seguía aferrada al cuello de ese chico, quien solo me veía y se reía de mi.

— Oye, tengo miedo, no te rías. —le di un golpe.

— Ya lo siento, ¿quieres seguir aquí o te llevo a la orilla?

— Creo que a la orilla, no voy a estar todo el tiempo pegada a ti —reí.

— Por mi hay problema, te puedo tener así todo el tiempo. —mordió el labio.

— Ya Jeon.

Nos volvimos a acercar a la orilla y nuevamente me senté en el borde, Jeon se fue a nadar un rato..

Eres mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora