𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒱𝑒𝒾𝓃𝓉𝒾𝒸𝒾𝓃𝒸𝑜

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𝒦𝓌𝑜𝓃 𝒯𝓃

Terminó la semana y Jungkook no vino a clases, ni siquiera me había hablado o mandado mensaje para vernos.

Desde ese día que me dejó en la universidad ya no volví a verlo o hablar con él.

Otro inicio de semana llegó, entré al salón  pero no había señales de Jeon.

Mingyu me saludó al llegar y pronto el salón estaba lleno.

Estaba concentrada escribiendo en mi libreta lo que el profesor dictaba.

— Otra vez tarde señor Jeon. —alcé la mirada para verlo.

— ¿Puedo entrar o no?

— Pasa y sin hacer ruido.

Jeon entró al salón y caminó a mi lugar, apestaba a alcohol, sin contar la cara que tenía, parecía no haber dormido en días.

— Hola —dije.

— Saliendo de la universidad quiero que vayamos a mi casa.

— Si, ¿pero tú estás bien?

— Si, no te preocupes princesa.

Decirme esas palabras hacían revuelcos en mi corazón, me hacía tan feliz escucharlo de su voz.

Pasaron las horas, el parecía estar en otro mundo, no puso atención a las clases, estaba pensativo.

Al salir nos fuimos en su auto, cocinamos y comimos juntos, después subimos a su habitación y me pidió acostarme a su lado.

Jeon se recostó en mi pecho y aproveché para abrazarlo mientras con una mano tocaba suavemente su cabello.

— ¿Estás bien Jeon?

— Te he dicho que contigo me siento bien.

— Pero hoy no pareces estarlo, ¿por qué faltaste una semana a clase?

— Me ocupé en unas cosas, pero ya está todo bien.

— ¿Seguro?

— Si, pero hoy quiero hacerte el amor.

Primera vez que hablaba de esa forma, siempre me decía que quería coger o follarme, ese revoltijo volvió a aparecer en mi.

Se acomodó en la cama para quedar arriba de mi, y empezó a besarme, de esos besos dulces sin desesperación.

Pasé mis manos por su gran espalda y di toques suaves causándole un cosquilleo que en esos besos sonreía.

Dios, me gusta tanto.

Detuvo aquellos besos y nos quitamos la ropa, estábamos completamente desnudos, mis ojos recorrieron todo su cuerpo y mordí mi labio.

Sus labios volvieron a estamparse con los míos, devorándose apasionadamente.

Solté un gemido agudo al sentir su lengua en mi intimidad, él es tan bueno haciendo un oral, me hace tener un primer orgasmo.

— Jeon, justo ahí.

Mis piernas comenzaban a temblar, mi respiración agitarse y de mi salía repetidamente su nombre.

— Eres mía ¿cierto?

— Soy tuya Jeon, siempre lo seré.

Sonrió de lado y me embistió.

🍄

— Tn —me llamó después de que su respiración se controló.

— Mmh! —estaba recostada en su pecho escuchando latir su corazón.

— Quiero terminar esto.

Me quedé en silencio, ambos nos quedamos en silencio.

— Lo siento, pero ya no puedo retenerte a mi lado, sé que tú esperas que te ame, o que sienta algo por ti, pero eso no pasará, no siento nada por ti.

— Jeon.

— Déjame hablar, mereces alguien que corresponda a tus sentimientos y yo soy el culpable de que eso no suceda, Mingyu, él gusta de ti, puedes —guardo silencio por unos segundos— Puedes intentarlo con él.

— Yo no lo quiero a él, Jeon, tú me gustas, me gustas más de lo que podría imaginar.

— Pero yo no siento nada por ti Tn, y de verdad lo siento, este mes ha sido grandioso, eres preciosa, eres buena chica, fácil cualquier hombre estará dispuesto a darte todo el amor del mundo, pero ese hombre no soy yo.

Mis lagrimas salieron y me paré de la cama para cambiarme.

Sin decir algo y sin mirarlo tomé mis cosas para salir de su casa, mi corazón dolía tanto, Jeon lo había roto en mil pedazos, pero es algo que ya sabía y es algo imposible de detener, yo no puedo mandar a mi corazón.

Tomé un taxi para ir a mi departamento, en todo el camino fui llorando, el chofer amablemente me regaló un pañuelo,

— Gracias —le di el pago por su servicio.

Maldita sea, esto duele tanto.

En mi departamento lloré como nunca, mis lagrimas no tenían fin.

— Que hago con esto que siento.

No debo dejar que esto me consuma.

Eres mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora