𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒱𝑒𝒾𝓃𝓉𝒾𝒸𝓊𝒶𝓉𝓇𝑜

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𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀

Cuando la maestra mencionó a Tn y a Mingyu me hirvió la sangre, pero tuve que soportar, no es algo que yo o Tn pudiera impedir.

Ella se acercó a él y los vi platicando muy a gusto, pero verla reír y sonreír de esa forma, me causó algo extraño.

¿Celos?

Conmigo no ríe así.

— Jeon, que miras, hagamos el trabajo.

Jennie, la chica que es mi pareja me tomó de la barbilla y bruscamente quité su mano.

— No me toques.

— Lo siento, se que estás viendo a tu novia con Mingyu, deja te digo que a él le gusta Tn.

La miré, clavando mi mirada en ella.

— ¿Como lo sabes?

— Lo escuché hablar con sus amigos, quería pedirle que fuera su novia, pero eso fue hace mucho, antes de que ustedes empezaran una relación.

— Tn y yo solo somos amigos.

— Oh, entonces creo que Mingyu tiene una oportunidad —sonrió.

Eso jamás, ese idiota jamás tendrá a mi princesa, Tn es mía y de nadie más.

Ni siquiera sabría qué hacer con Tn, solo se complementa conmigo en la cama, ambos nos complementamos por eso me gusta tanto.

No, ella no me gusta, es linda, pero solo me gusta su cuerpo, me gusta disfrutarla en el sexo.

Un momento nos miramos y la sonrisa que tenía en su rostro se disminuyó, ¿por qué no me sonríe de esa manera en qué le sonríe a Mingyu?

El tiempo terminó y salimos de clase, en cuanto vi qué Tn guardó sus cosas en la mochila, me acerqué a ella para sacarla del salón.

— Espera me lástimas.

— Lo siento, no fue mi intención.

Caminamos al estacionamiento, pero antes de subir al coche apareció Mingyu.

— Entonces ¿aceptas mi salida?

— No lo se, voy a pensarlo.

Yo ya estaba en mi lado para subir al coche, ese idiota se acercó a Tn y le dio un beso en la mejilla.

— No vuelvas a besarla —caminé a él.

— No tienen alguna relación, puedo hacerlo, puedo invitarla a salir, ella es libre.

— Ella no está libre, ella es mía.

— Entonces ¿es como un juguete para ti, un objeto?

— Si —dije mirándolo a los ojos.

Cuando reaccioné a mi respuesta miré a Tn, tenía la mirada al suelo, no debí decir eso.

— Solo aléjate de ella.

— Nos vemos Tn —Mingyu se despidió y ella subió la mirada, le sonrió dulcemente.

Ahí entendí todo, verla con esa sonrisa mi cabeza se aclaró.

Yo nunca podré darle el amor que ella espera, conmigo no será feliz.

— Vete a casa, necesito ir a otro lado.

— ¿A donde vas?

— ¿A caso debo decirte todo?, solo lárgate, hoy no vayas a mi casa.

— Está bien —dijo en un tono débil.

Subí a mi coche y arranqué, dejándola ahí en el estacionamiento.

No sabía a donde ir, tenía que sacar lo que tengo justo ahora, no podía decirle a Jimin por qué ya sé su respuesta a demás de recibir burla de él.

Fui al bar donde trabaja Mía, se que ella puede ayudarme.

La busqué y estaba con un hombre, me hizo una seña de que la esperara.

Pasaron dos horas hasta que la vi salir bañada.

— Ven —me llamó

Me acerqué a ella y me llevó a una de las habitaciones.

— Que te pasa, tienes una cara que a kilómetros se te ve el enfado.

— Mía ayúdame —la miré.

— Que pasa conejito.

— Es Tn, la chica que estuvo en tu cumpleaños.

— Te gusta ¿cierto? —sonrió.

— Creo que si

— Yo lo sabía, Tn es una mujer muy hermosa, y sabes algo, también le gustas.

— Te lo dijo —abrí mis ojos como platos y ella negó.

— No, pero en sus ojos tiene un brillo que solo aparece cuando está contigo o cuando habla de ti.

Mi corazón latió tan rápido, más de lo normal.

— La dejaré ir.

— ¿Que?, dices que te gusta y te estoy diciendo que le gustas a ella y la dejarás ir, eres un cobarde Jeon Jungkook.

— Yo no le puedo ofrecer nada.

— Por dios, tienes algo muy valioso y es tu corazón —puso su mano en mi pecho— Ella no te hará sufrir, yo lo sé, pero tú si la harás sufrir.

— Ella quiere a alguien quien la ame como ella puede amar, es injusto que ella solo de amor a cambio de nada, la dejaré ser feliz.

— Tú la haces feliz, niño entiende, no todas las mujeres son iguales a esa puta de Suni.

— Quizá tengas razón, pero yo no estoy listo para amar, solo voy a lastimarla, ella merece alguien mejor.

— De mi no vas a escuchar un mal consejo, pero sabes —se paró del sillón y caminó a la puerta— El que va a sufrir por ella eres tú, dices que no quieres lastimarla, pero por no hacerlo tú saldrás lastimado, otra vez. Jeon, has lo que creas conveniente, pero mi consejo es que te arriesgues, puedes salir ganador.

Sin decir más salió de la habitación y también lo hice para irme a casa,

Al llegar bebí como nunca, mis pensamientos le ganan a mi corazón, no voy a lastimarla, mañana mismo termino con todo esto.

Eres mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora