Capitulo 3

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Katsuki:

Hoy es un gran día, mi tercer día yendo a los entrenamientos de los chicos de voleibol. El entrenador me había dicho que podía ir siempre a apoyarlos ya que necesitaban de ánimos femeninos, además me dijo que si quería ser manager acompañando a Shimizu, claro que dije que si, podría estar mas cerca de Kei.

— No puedo creer que de verdad te hayas desvelado por hacer ese pastel — mire a mi hermano que siempre me acompaña, negué.

— Igual lo quise hacer, se que el favorito de Kei es el de fresa así que se lo hice ¡Que tal! Y me quedo sabroso, te deje una rebanada en casa — sonreí feliz, se que le gustara a Kei.

— Mm así si me gusta — sonrió alzando su pulgar. Rei.

— Nos vemos Zai — me marche rápido, quería darle el regalo que había hecho con tanto esmero a Tsukishima Kei.

Entre al salón, estaba un poco vacío menos por los dos chicos. Sonreí.

—Tada-kun, Tsukki, — los saludé cuando llegue al frente de ellos. Yamaguchi sonrió en cambio el rubio solo me ignoro ¡Auch!

— Hola Hari-chan, ¿Como estas? — me preguntó Tadashi, el sabía de mis sentimientos hacia Tsukki y hasta me ayudaba pero lamentablemente Tsukishima es un engreído que no le importan los demás.

— Bien Tada-kun, Tsukki, te traje tú preferido — deje el pastel en la mesa, el lo miro con disgusto. — Ey!, yo misma lo hice y es de fresa. — sonreí, pude ver qué Tadashi también sonrió.

— Seguro está envenenado o le habrás echado algo para que me enamore de ti, ¿no es así acosadora loca? — dijo el mientras me miraba con asco, dolió un poco.

— ¿Que? Claro que no, ninguna de las dos baka Tsukki, igual pruébalo se que te gustará. — me senté en mi lugar, pude ver qué lo hizo a un lado para sacar sus cuadernos, al menos no lo boto, suspiré.

Las clases siguieron con normalidad, todo pasó rápido, pero no vi a Tsukishima comiendo su regalo.

— Entonces, ¿mañana no vienes? — negué, estaba con Ryu, íbamos directo al gimnasio.

— Sabes que tengo que encontrarme con el, si no me odiara toda la vida, es muy dramático — sonreí.

Ryu abrió la puerta y ahí ya estaban todos, busque a Tsukki con la mirada y estaba sentado colocándose su uniforme, es muy lindo, y todavía llevaba el pastel.

Sonreí.

— Hola Hari-chan, te tenemos una sorpresa — Shoyo se acercó a nosotros, mire a Ryu que solo sonrió.

— ¿De que se trata? — pregunté dejando mi maletín en una silla.

— ¡De tú chaqueta del Karasuno, bienvenida al equipo! — está vez fue el entrenador el que hablo y me entregó la chaqueta, perfectamente a mi medida. Sonreí.

— Muchas gracias, chicos, daré todo de mi — Hablé casi a punto de llorar, haciendo un puchero.

Todos me sonrieron y me coloque la chaqueta.

— Te queda perfecta, que mal que mañana no puedas venir — Ryu me habló, había estado a mi lado, los chicos hicieron gestos sorprendidos.

— ¿Mañana no vienes? — Pregunto Yamaguchi. Negué.

— Lo siento chicos, no puedo tengo que reunirme con alguien. — sonreí apenada.

— ¿Con tu novio? — Suga me habló sorprendido. Negué rápidamente. Vi como de reojo Kei me miraba.

— No no, si es un chico pero no es mi novio — hablé rápidamente, no quería que pensarán que tenía novio menos Kei.

— ¿Quien es Hari-chan? — me preguntó Kageyama que había oído la conversación y se me acercó.

— Se llama Kuroo también juega voleibol, no sé si lo conozcan — Todos asintieron sorprendidos, Vi como Kei se alejo del lugar.

— ¿Conoces a Kuroo-san? — asentí — nosotros ya hemos jugado con ellos — Daichi hablo un poco emocionado pero a la vez con frustración ¿No le caía bien Kuroo? Mm pues si es así no pasa nada, Kuroo es molesto a veces.

Reí.

— Si, la verdad es que lo conozco por mi hermano mayor, el lo conoció cuando jugaba en Nekoma. —

— ¿Tú hermano jugaba en Nekoma? — pregunto Shoyo.

— Si, ahora está en la universidad — sonreí, mi hermano puede ser molesto a veces, pero lo quiero.

— ¡Bueno ya dejen el interrogatorio y vayan a entrenar! — Todos se fueron rápidamente, mire a Tsukki, salió del gimnasio con el pastel, ¿Para donde iba?

— Ya vuelvo — le dije al Entrenador y salí sin que me viera, pude ver qué se acercaba a un bote de basura y ...

¡¿Lo tiró?!

¡¿Lo tiró?!

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Del amor al odio • Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora