Capítulo 15

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Katsuki:

Los días habían terminado tan rápido, la confianza que había hecho con los chicos ahora tendría que ser separada aunque no iba a ser para siempre, yo lo sabía, solo debía olvidarme de Tsukishima y ya.

Solo eso.

- Ves, te lo dije, que te dije yo de que estuvieras enamorada de Tsukishima, solo te hizo daño - Zai se encontraba regañandome, pero mi mente se encontraba en otro lado, en esa noche en la que el y yo estábamos tan cerca el uno del otro, esa noche en la que pude ver de más cerca esos lindos ojos color miel y esos apetecibles labios.

Suspiré.

- ¡Hey! ¿Estás bien? Lo siento por regañarte pero ya lo sabías no es así. - asentí.

- ya lo sabía, sabía que pasaría algo así - el asintió y se sentó a mi lado

- no quiero que estés mal por el, siempre eres tan extrovertida, no cambies por el. - asentí mirándolo, debíamos salir para el Karasuno o llegaría tarde y el igual para la universidad.

- Vámonos, nunca cambiaré Zai te lo prometo - el asintió con una sonrisa y salimos directo para el Karasuno, al llegar pudimos ver a Tanaka esperando ahí afuera.

- Adiós Zai - Me despedí y entre.

- Waa, hey bonita- yo reí.

- Hola Ryu, ¿Cómo vas? - El movió su cabeza de arriba abajo frenéticamente. - ¿Que pasa?

- Te tengo una sorpresa - El sonrió pero no dijo nada más, caminamos un poco hasta que vimos a Nishinoya en mi casillero.

- ¡Hola Hari-chan! - Saludo efusivamente mientras corría hacia mi para darme un abrazo, yo acepte gustosa.

- ¡Hola Yu-kun! - El se corrió de mi casillero para yo poder abrirlo, los dos tenían unas miradas raras en sus rostros.

¡Al abrirlo me encontré con un pastel de chocolate!

- Ahhh, ¡¿Cómo lo consiguieron?! - pregunté, el único pastel que sabían ellos que me gustaba era el de Tokio, el de esa cafetería cerca a la casa de Kuroo.

"Extrañaba a Kuroo"

Habían pasado ya varios días y ningún mensaje había llegado por parte de el. Me extrañe mucho porque no sabía porque no me había escrito, Bokuto, Akaashi y hasta Kenma lo habían hecho, pero Kuroo... Kuroo no lo hizo, yo le mandé un mensaje saludando y no respondió.

No sabía porque estaba así conmigo.

- Kuroo lo mando - Mire a Ryu con una ceja levantada - Dijo que te pedía disculpas por no haberte escrito solo se le daño su teléfono.

¿Era eso verdad? El pastel llevaba una pequeña carta que decía:

"Lo siento pequeña, te escribiré luego debo arreglar unas cosas acá en Tokio, no llores por mi"

- Oh, está bien. - sonreí para caminar hacia mi primera clase del día, primera clase en la que vería de nuevo a Tsukishima después de bastantes días.

- ¡Hari-chan! - un alegre Yamaguchi me llamo, lamente mi existencia en ese momento, porque claro a su lado se encontraba el rubio que seguía en mi corazón.

- ¡Hola Tada-kun! - llegué a su lado y lo abrace, ignore por completo a Tsukishima, no quería ni verlo porque sabía que su vista estaba fija en mi.

- ¿Cómo es eso de que te retiras de manager si apenas entraste Hari-chan? - Vi como Tsukishima solo rechisto suavemente una pequeña sonrisa se hizo notar en mi rostro que oculte en una mueca.

- Oh, pues... - No termine de hablar porque el vio mi pastel en mi mano.

- ¡Un pastel de chocolate! ¿Es tu favorito no es así Hari-chan? - yo asentí confundida, eso ya lo sabía el.

- Si... Me lo mando Kuroo desde Tokio - ahora sentía una mirada pesada en mi, gire mi rostro viendolo ahora.

Tenía su ceño fruncido, mientras sus audífonos colgaban en su cuello, su mirada tan fuerte estaba sobre mi, mire inconscientemente sus labios este al notar que los miraba sonrió, una leve sonrisa se hizo presente en su rostro, sentí mis piernas fallecer si no fuera porque estaba apoyada en la mesa de ellos me hubiera caído en ese preciso momento.

Nunca deje de verlo, y supongo que el tampoco quiso quitar su posesiva mirada sobre mi, se suponía que debía odiarlo y olvidarme de el, pero cada día me lo ponía más difícil, aquellas miradas, aquellos comentarios secos que le decía a Yamaguchi sobre mi.

Tsukishima sin duda me la estaba poniendo difícil, pero no iba a dejarme ganar de ese rubio tonto.

Claro que no.

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Del amor al odio • Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora