Capítulo Especial: Abriendo Destinos

1.2K 125 85
                                    


¡Holaaaaaa! :D 

¡Aquí Elle! 

Tal y como prometí, hoy hay actualización. 

OJO-IMPORTANTE-NOTA: Este capítulo es jodidamente importante xD Creo que lo notarán por quien lo narra y la información que se está dejando saber. Así que presten mucha atención. El DESTINO de la saga se hila aquí. Y sólo es un pequeño vistazo... *risa maligna*

Espero que lo disfruten.

Sin más,

¡El cap....!

!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El sonido de sus pasos repiqueteaba y hacía eco por el enorme templo, mientras que con cada movimiento polvo de oro y plata iba quedaba detrás de sí.

El amargo dolor que sentía corriendo por sus venas, el latido errático de su corazón... todo eso era algo que no se permitía mostrar delante de los cientos de miles de seres que dependían de ella.

Y, muchísimo menos, delante de su hija.

Así que sólo aquí, en este lugar, sus pasos resonaban y su expresión revelaba una mezcla de angustia, rabia y ansiedad, sin restricciones que la contuvieran.

Otro par de pasos furiosos resonaron en la dirección opuesta, casi ahogando el sonido de los suyos. Levantó la vista y la fijó en la otra visitante que, al igual que ella, había invadido el Templo del Destino.

La pequeña mujer, de piel pálida, increíbles ojos azules como el cielo con nubes remolineando en sus irises, y cabello negro ondulado hasta la mitad de sus caderas, tenía labios del color de la sangre y mostraba una ira palpable.

Si aún viviera, Deona tendría las mejillas sonrosadas y sus uñas, como garras, pero en esos momentos, El Ente de la Oscuridad, Muerte, Sangre, Odio y Guerra... no llegaba ni a la mitad de lo que solía ser, y eso era una pena.

Si Deona fuera la de antaño, quizás entre ambas podrían haber abofeteado a Anankaia

—¡Tú... Thía! —Deona exclamó al verla, llamándola por el tonto y dulce apodo de 'pequeña hoja', un privilegio de solo unos pocos. Sus ojos azules se clavaron en ella, sorprendidos. —¡Titania! —pronunció correctamente esta vez su nombre—. ¿¡No me digas que Anankaia...!?

Titania, también conocida como Natura por sus creaciones, sonrió sin una pizca de humor, sus labios formando una mueca casi terrorífica.

—Oh... ¿Tú también, Dee? Ni tú te has salvado de sus maquinaciones...

Los orbes de Deona "Dee", como Titania le decía desde casi el inicio de la Creación, cambiaron de color a un rojo ardiente, como brasas encendidas y maldijo de una forma tan cruda que en cualquier otra circunstancia, se hubiera ofendido.

En las Redes de la Princesa Araña [Saga Dimensiones Mágicas #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora