En las Redes de la Princesa Araña [Saga Dimensiones Mágicas #2]

Capítulo 10

¡Holaaaaa! xD

¡Aquí Elle!

Les traigo aquello que estaban exigiendo... ¡La continuación de las Aventuras de nuestro Fae y la sexy Thut! 

Este es un capítulo es uno bastante importante, con cierta información que les va a volar un poco su cabeza, pero que necesitan tener presente para entender poco a poco la compleja y rica trama de esta historia.

Gracias por sus hermosos comentarios (recuerden que mientras más se inspiren comentando más me inspiro yo escribiendo ;) *Guiño Guiño* ). Me sacan una sonrisa cada vez que los leo :3

¡Sin  más... les dejo con el capítulo!

Abrazó su pequeña manta con fuerza, cerrando los ojos y tratando de que no se notara su respiración.

Su Teie le había ocultado en un baúl y le había ordenado no salir del mismo hasta que ella fuera por él. Mientras tanto, Javyne trataba de ignorar los gritos de su mamá.

Ella les estaba llamando, una y otra vez.

Hacía tiempo él y Samira solían ir hasta ella apenas lo hacía... luego era sólo él, tratando de que su mamá no se diera cuenta de que Samira no estaba. ¿Cuál era la palabra adecuada? Distrayéndola.

Pero hacía un mes que su Teie comenzó a ocultarle.

—Madre está enferma Javyne. Es peligroso que te quedes con ella cuando yo no esté, así que cada vez que me vaya te ocultaré aquí y vendré por ti —Le había dicho y el la obedeció.

Pero algo que su Teie pasó por alto fue que no le dijo que hacer si su mamá llegaba a encontrarle... que fue lo que ocurrió.

La tapa del baúl se abrió y su llorosa madre le sacó en brazos, temblando.

—¡Mi bebé! ¿Por qué estás aquí? Mamá te buscaba por todas partes. No puedes dejar a mamá sola... —Murmuraba nerviosamente y Javyne escondió su cabeza contra su pecho para no ver su rostro.

¿Le iban a regañar?

A él no le gustaba que le gritaran, siempre terminaba llorando y cuando lo hacía delante de su padre o de algún noble, le miraban con desprecio e insultaban a su madre.

Pero su mamá no le riñó... no es que lo hiciera últimamente.

Samira decía que de un tiempo hacía acá madre no hacía gran cosa.

Su mamá le llevó en brazos hasta una habitación repleta de libros polvorientos, jarrones con flores marchitas y una silla muy elegante frente a un espejo, donde ella reposó y le sentó en sus piernas.

Escuchó su respiración, suave y tranquila, y miró hacia su rostro.

Su mirada estaba desenfocada, clavada en su reflejo en el espejo y durante horas simplemente se quedó allí. Mirando su propio reflejo.