– ¡No podemos parar las grabaciones! – Gritó Freddie fuera de sí. – ¡Tenemos unos plazo que hay que cumplir!
– Te lo estoy pidiendo por favor, Freddie. – Habló Brian muy calmado. – Roger necesita descansar.
– Roger tiene que grabar sus voces. – Dijo Freddie. – Él solito se ha metido en esto. Nadie le ha obligado a nada. Lo que pasa es que es débil.
– ¿Que Roger es débil, Freddie? – Cuestionó Brian indignado. – Roger no es débil. Ha pasado por muchas cosas y aquí sigue.
– Sí... aquí sigue... metiéndose de todo para poder con ello.
– Pues igual que tú, ¿no?
Freddie lo miró enfadado. – Calla.
– ¿Hace cuánto no vas a casa de tus padres, Freddie?
– No sigas por ahí, Brian.
– Necesitamos parar.
– ¡No! – Gritó. – Necesitamos acabar el disco.
– Eres un egoísta.
– Mira, querido, conozco a la rubia desde hace mucho y te digo yo que no va a ser capaz de dejar de drogarse. Tiene una adicción y por mucho que tú quieras negarlo, no va a dejar de drogarse.
Brian apretó los puños. – No te pego un puñetazo porque sé que estas muy drogado y porque te quiero, pero ganas no me faltan.
Freddie rió. – Desahógate, querido.
Brian lo miró y salió de la habitación.
– Tendremos un descanso. – Dijo Brian antes de irse.
– ¿Cómo fue? – Preguntó Roger al ver salir a su novio.
– Vamos a parar unas semanas.
– No era necesario parar las grabaciones... con evitar las fiestas posteriores bastaba.
–No, Rog. Necesitas, necesitamos descansar. Descansar también de nosotros.
– ¿Qué quieres decir con descansar de nosotros?
– Llevamos muchos meses los cuatro juntos, saliendo, grabando, casi viviendo. – Habló Brian tranquilo. – Creo que estaremos bien un tiempo sin vernos.
– ¿Y nosotros, Brian? – Cuestionó Roger con miedo.
– Tú me pediste que estuviese a tu lado, y eso voy a hacer. – Habló Brian tranquilo. – ¿Quieres que salgamos este finde? ¿Quieres que nos vayamos unos días lejos de Londres?
– Quiero estar contigo, en casa, tranquilos. Quiero descansar.
(...)
– Brian. – Susurró Roger. – ¿Estás despierto? – Espero unos segundos antes de volver a hablar. – No puedo dormir... ¿Brian?
Lo miró y suspiró. Se tumbó boca arriba mirando al techo.
– Joder. – Lloriqueó.
Se levantó de la cama y caminó hasta el balcón. Se sentó allí y observó la vida nocturna de Londres.
Se preguntó sobre la conversación que habían tenido Freddie y Brian. Porque conocía bien a ambos, y sabía que Brian no le había contado toda la verdad h que seguramente Freddie y él habrían acabado discutiendo.
– ¿Roger? – Escuchó una voz detrás de él. – ¿Qué haces aquí?
El rubio miró a su novio, quien permanecía detrás de él. – No podía dormir.
El silencio reinó por unos segundos.
– Brian no me siento bien. No me apetece hacer nada.
El mayor se sentó junto a él.
– Estoy triste y desanimado.
– Eso es por la cocaína Roger. Son los síntomas de la abstinencia. Durarán poco más de una semana. Una vez los pases Rog, todo será más fácil. – Habló Brian con mucha calma.
– ¿Y si no lo consigo? ¿Y si recaigo una y otra vez?
– Por eso pienso que deberías ir a un centro de desintoxicación. – Hizo una pausa. – Rog, no tienes una adicción muy grande, estoy seguro que en muy poco tiempo te recuperarás.
– Brian yo no quiero ir a un centro. – Se alteró un poco. – ¡No quiero que me trates como un enfermo!
– Nadie te está tratando así... – Suspiró. – Mira Roger, yo voy a estar aquí hagas lo que hagas. Si no quieres ir a un centro no iremos. Pero va a ser difícil. Somos dos críos Roger. Dos críos que, además, están intentando vivir de la música. ¿Tú sabes todo lo que hay en este mundo?
– ¿Piensas que soy débil? – Lloriqueó Roger. – ¿Piensas que no voy a poder con esto?
– No, Roger. Sé que podrás con esto. Pero, responde con sinceridad. ¿Tú podrás?
Roger pensó por unos segundos. Él sabía que no podría. Que recaería constantemente.
– Si voy al centro... ¿Vendrás a verme? ¿Cada día?
Brian agarró la mano de su novio. – Claro. Pasaré el día contigo, si es que lo quieres.
– Tengo miedo, Brian.
El mayor abrazó a Roger y este comenzó a llorar.
(...)
– Si todo va bien en dos semanas estoy fuera Brian. – Canturreaba Roger corriendo por el pequeño jardín de aquel centro de desintoxicación.
Había estado allí casi seis meses y había mejorado mucho. Brian había ido a verle todos los días sin excepción.
– Ya me lo han dicho Roger. – Habló feliz Brian. – Me alegro.
– Gracias. Por traerme aquí... y por no dejarme. – Roger lo abrazó.
– Te dije que no lo haría.– Besó los labios de su novio.
Roger seguía sin comprender qué había hecho para que Brian estuviese con él. Pero se sentía inmensamente feliz.
_________________________________
HOLAJIJI PERDÓN POR DESAPARECER PERO
¡Aquí estoyy!
Un poco corto el cap, lo sé, lo sé. Tengo que reestructurarme la cabeza y la historia.
Anyways, estoy también en el fandom de Depeche Mode, y tengo dos historias sobre ellos, por si os hace pasar a leerlas.
Muchísimas gracias por seguir aquí después de tanto tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas del exceso {maylor}
RomanceEntre indirectas y miradas indiscretas, entre llantos y súplicas, entre gemidos y orgasmos, entre excesos y lujos, Brian May y Roger Taylor.