🚗Roma, Hora del Concierto

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Ya estaba listo, vestido y peinado para el concierto

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Ya estaba listo, vestido y peinado para el concierto.

Los gritos del público se escuchaban desde los camarines, miré la hora '20:40'.

– ¿Nadie ha preguntado por mí? – le pregunté a un asistente que revisaba los últimos detalles del vestuario de los chicos y el mío.

– ¿A quién esperas? – preguntó Ben –. Es tercera vez que preguntas... Calma, quien sea que esperes llegará. Ya les avisamos a los de seguridad para que los dejaran pasar y los llevaran a los primeros asientos.

– Hablando eso... ¿Segura que dejaron 3 asientos libres al frente? – volví a preguntarle, ahora a nuestra agente.

– Mike, le dejaron hasta la zona VIP, tendrán todo para servirse – contestó Bryan –. Aunque con tus ansias, ahora tengo mucha curiosidad de a quien esperas.

– Mike, todo está listo y ustedes en 5 minutos salen, arriba, arriba – contestó la agente.

– ¡Listos! – dije, como siempre hacíamos, nos abrazábamos los 4 –. Demos lo mejor, como siempre.

Salimos de a uno y nos dirigimos al escenario, los gritos de los fans era la sensación más enriquecedora. Esa mescla de sentimientos, la adrenalina que generaba estar ahí y los nervios de dar lo mejor de nosotros.

– 5, 4, 3... – comenzó a hacer el conteo el productor – ... 2, 1.

Las luces nos iluminaban y comenzamos a tocar.

La primera canción siempre era la más importante, era para botar toda la adrenalina del primer encuentro con el público.

Entre saltos, gritos, risas y aplausos terminamos la primera canción.

– ¡Hola Roma!, ¿Cómo están? – sonreí de la felicidad al escuchar el grito de la respuesta.

Todos los miembros saludaron, recibiendo la ovación del público.

Estábamos a punto de comenzar a tocar la siguiente canción y miré hacia los asientos más cercanos.

Mi sonrisa fue aún más grande cuando vi a mi pareja de acianos favorita, aplaudiendo y disfrutando de pie.

Pero mi emoción fue aún mayor, cuando junto a ellos había un rubio de traje gris aplaudiendo y gritando.

Seguimos tocando las canciones felices, lo disfrutábamos.

A mitad del concierto, se producía un cierto fenómeno de paz, donde se tocaban canciones más suaves para que la gente disfrutara y recargara energías para el gran final.

Aquí venía mi sorpresa.

– Quisiera tomarme esta atribución, para los chicos y para el público, quisiera tocar 2 canciones que me gustaría dedicar. La primera va dedicada a 2 personas que estuvieron conmigo 2 días seguidos. Para todos, debe de ser muy poco, lo se... – dije, escuchando las risas de mis compañeros de la banda –. Pero, créanme, soportarme 48 horas seguidas, es de mucho esfuerzo...

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