🚗Roma, 6 horas para el Concierto - 4 horas para la Reunión

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Íbamos por la carretera, el ambiente se tornó un poco apagado, no hablábamos mucho, la idea de que este hermoso viaje llegara a su fin a nadie le gustaba

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Íbamos por la carretera, el ambiente se tornó un poco apagado, no hablábamos mucho, la idea de que este hermoso viaje llegara a su fin a nadie le gustaba.

Mario intentaba hacer chistes y subirnos el ánimo.

Marta solo nos repetía que debíamos cuidarnos y estar sanos.

Jeremy solo asentía y no decía nada.

Por mi parte intentaba no pensar mucho, me deprimía y debía estar bien para el concierto.

- Ya entramos a Roma, lo logramos chicos - dijo Mario, al ver un gran letrero.

- ¿En dónde los dejamos niños? - preguntó Marta, sin apartar sus ojos del camino.

Escuchar eso me hizo un nudo en la garganta, sabía que esto llegaría a su fin, pero no pensé que tendría ese sentimiento al final.

- ¿Están muy apurados? - la pregunta de Jeremy nos tomó a todos por sorpresa.

- No niño, ¿qué planeas? - se adelantó Mario en preguntar.

- Vamos a comer primero, ¿les parece la idea?, vayamos a almorzar para despedirnos - contestó el rubio.

Los ancianos accedieron y yo les seguí la corriente, la idea me agradaba, el seguir compartiendo con ellos, pero la idea de no volverlos a ver no me gustaba.

Nos introducimos por Roma en silencio, no era incómodo, sino que no hacía falta decir nada.

Mario estacionó al frente de un restaurante reconocido de la ciudad.

- ¿Les parece comer acá? - preguntó el anciano - . Además es céntrico, así podrán irse a donde estimen conveniente.

- Me parece - dije, esbozando una falsa sonrisa.

Jeremy solo asintió.

Aproveché unos minutos y llamé al representante para que me viniera a buscar después de comer.

Aquí era diferente, había ido antes a comer ahí, la gente me reconocía y sabía que el ambiente se volvería algo incómodo, no era como cuando comíamos o nos quedábamos en los lugares que acostumbraban Mario y Marta.

- Ponte esto - me dijo el rubio, entregándome un jockey negro, le sonreí por el gesto.

Aproveché que hacía frío, y me coloqué una bufanda sobre la chaqueta.

Entramos al lugar, Mario y Marta iban adelante, hablaron con la señorita recepcioncita para una mesa afuera, así Floky no molestaría.

Ella nos señaló que mesa utilizar y seguí a los ancianos de cerca, Jeremy no se apartaba de mi lado, sabía que este lugar me colocaba algo incómodo, pero no por mí, sino que no quería arruinar la comida de nuestros anfitriones.

- ¿Qué desean pedir? - dijo la camarera en italiano, yo le entendía perfectamente, pero sabía que mi pronunciación no era buena.

- Comeré lo que ustedes pidan - me adelanté, miré a Jeremy que me observaba divertido, pero no dijo nada.

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