Luego de salir del almacén de Vernon y quedarme preocupada por su extraño y repentino comportamiento, fui directo a mi habitación, la cual se encontraba invadida por miembros de la realeza. Su Real Majestad y Su Alteza Real, se encuentran sentados en mi habitación, con la misma expresión y la misma postura, Aine en la cama y Arion en una silla frente a la cama. Los dos se voltearon al escuchar la puerta abrirse y los nervios se apoderan de mi al sentir aquellas aterradoras miradas
<<Algo me dice que no me desare de ellos tan fácil>>
Camino con cautela hacia ellos, ya que por alguna extraña razón, siento que están a punto de comerme viva, cosa que no querría que pasara, pero con estas personas nunca se sabe que pasara
— Su Majestad —hago una reverencia en su dirección, él asiente con una sonrisa—. Su Alteza —hago lo mismo en dirección a Aine, pero ella se pone de pie y me da un abrazo—. ¿Sucede algo? —le pregunto, devolviendole el abrazo
— Todo es culpa del rey —chilla, mientras señala a su hermano, el cual la mira con descaro—. Eres un pésimo hermano
— Lo hago por tu bien —se excusa
— ¡Quieres mantenerme aquí como una prisionera! —ataca, separándose de mi, encarando a su hermano
— ¡Nadie que no sea digno puede sacarte de este lugar! —responde el rey, con severidad en sus palabras
— ¡Ese es el problema! —grita fastidiada—. Nadie es digno para ti... —asegura la chica, con el rostro enrojecido y los ojos cristalizados—. Nunca podré hacer nada por mi cuenta, siempre tendré que tener tu autorización, ¿hasta para enamorarme? —inquiere la princesa, secando una lágrima que se le escapa—. ¡¿Acaso no tengo derecho a amar?!
— ¡Tú no sabes que es el amor, Aine! —declara con tanta seguridad, que juraría que esto tiene un doble fondo
El lugar se inunda de un silencio sepulcral que hasta para mi es incomodo, no se a quien mirar o a quien apoyar, ya que, ni siquiera se el porque de esta discusión, que al parecer es más seria de lo que pensé. Sus miradas son como armas que podrían matarte de un solo rose, pero antes de que pueda interferir, Aine me tomó del brazo y le quita la mirada de encima a su hermano, clavando una mirada triste en la mía, como si intentara decirme lo que le pasa, solo con sus ojos y esa triste expresión que está dibujada en ella
— Ahora, ve a tu habitación y descansa —ordena, tomando mi mano, apartandome de la princesa—. Mañana sera un día movido para todos
— Su Majestad, yo... —intento hablar, pero me callo al sentir la presión en mi muñeca
— No interfiera, Nayade —ordena, dejándome en el aire con su manera tan brusca de hablar
Siento la mirada de ira por parte de Aine, quien solo murmura algo y luego de darle una mirada de desprecio a su hermano, camina a paso veloz hacia la salida de la habitación, pero justo antes de salir, se voltea hacia él, mirándolo dolida
— Tu no eres el único que ha perdido a alguien a quien amaba...
Con eso último, la princesa desapareció del lugar, dejándome a solas con el hombre quien se mantenía serio y sin expresión en el rostro. Me planto frente a él, esperando una reacción ante mi imprudente acción, pero el solo me da una fugaz mirada para darme la espalda, parándose frente a la ventana, llevando su atención al cielo, el cual se mantiene oscuro, pero con el brillo de las estrellas en todo su esplendor
Intento no decir nada al respecto, pero se que al final no podré contenerme, se que no podré guardar silencio ante la crueldad que le mostró a su hermana al decir tales palabras, que hasta para alguien a quien no le importara la situación o las personas involucradas, se sentiría igual de impotente que yo
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La Elegida
FantasyEl mundo es cruel con quién menos lo merece, eso lo que aprendí estos últimos años. Ser una joven apartada del mundo me hizo vulnerable, eso me ha llevado a estar dónde estoy ... Querer amar a un hombre que no quiere ser amado, puede ser lo más dolo...