Se que es una terrible decisión dormir sin ropa, pero siento que me voy a derretir, si me cubro por más liviana que sea la tela voy a terminar hecha agua
Pongo de lado todas las sábanas y almohadas que hay en la cama para acostarme sin sentirme asfixiada. Ya estando acostada y en la posición más cómoda para dormir mis ojos se cierran poco a poco hasta que todo se oscurece y caigo inconsciente
Siento los rayos de sol contra mi rostro, en un intento de abrir los ojos la luz me obliga a cerrarlos frotándolos con la irritación, cuando me acostumbro a la luz inspecciono mi cuerpo y me asusto cuando me doy cuenta de que no tengo ropa
— ¡Por Ashera estoy desnuda! —me calmó al recordar lo que pasó y que yo decidí dormir así. Llevo mi mano hasta mi cabello peinando hacia atrás para tener mejor visibilidad
Me levanto de la cama con calma, recojo las almohadas que se encontraban en el suelo y estiró las sábanas dejando todo como lo encontré, camino al centro de la habitación admirando lo bella que es hasta que escuchó una voz, voz que nunca me gustará oír en mi vida
— Estoy impresionado por lo distraída y despistada que eres, es extraordinario todo lo que hiciste sin siquiera haberse percatado de mi presencia y por si fuera poco... Totalmente desnuda, vaya manera de darle los buenos días a tu soberano pequeña hada
Sin pensarlo dos veces cubro mi cuerpo con lo primero que encuentro a la mano, con una mirada fulminante hacia el soberano flexiono mis rodillas hasta dejarlas en el suelo y estiro mi mano debajo de la cama, con total discreción tomo mi espada escondiéndola entre la sábana que me envuelve, me levanto con calma del suelo sin despegar mi mirada del rey
— ¿Desde hace cuánto tiempo está aquí majestad? —me acerco a el paso a paso y puedo ver cómo sus músculos se comprimen ante mi leve cercanía
— ¿Le estás pidiendo explicaciones a tu amo y Rey? —responde con otra pregunta—. A lo que acabas de hacer se le llama insolencia y en mi reino se castiga con la muerte... Una lenta y dolorosa muerte
— Si para usted tener curiosidad es insolencia pues, no le temo a la muerte mi señor, a ella la espero con los brazos abiertos —me planto frente a él, a tal punto de que la punta de mis dedos toca sus zapatos—. Aunque sea muy lenta y dolorosa —arrastró las últimas palabras que salen de mi boca como si de una serpiente se tratase—. Pero, su majestad disfruta de ellas, ¿Por qué no complacerlo?
En un movimiento descubro mi espada templándola contra el cuello del rey quien se queda inmóvil, pero en su rostro no hay ni una leve señal de miedo o furia, en su lugar una sonrisa lánguida se forma en sus labios que me provoca escalofríos, pero eso no me hace retroceder ni por un instante
— ¿Te atreverías a matar a tu rey?
— Con tal de mantener mi dignidad e integridad, claro que sí mi señor —sin poder evitarlo se levantó de su silla con una postura imponente hacia mí dejándome en claro que no era yo quien controlaba la situación
— La dignidad e integridad que dices mantener se esfumaron en el momento en que te dejaste ver desnuda frente a un hombre al que en este instante pretendes matar. Recordar quien tiene el poder en el juego es algo que siempre debes tener presente —con la misma daga de la vez anterior presiona mi pecho, justo en donde se encuentra mi corazón, provocando que mis latidos se aceleran—. Me encargare de que tu vida gire en torno a mí, volviéndote completamente desquiciada en el proceso logrando que te atrevas a morir por mi si es necesario
Sus palabras me dejan en blanco sin saber qué responder o cómo reaccionar si no más que mirarlo directamente a los ojos, mi espada cada vez pesa más y con la postura que tengo probablemente termine por ceder en esta pequeña batalla de amenazas
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La Elegida
FantasiaEl mundo es cruel con quién menos lo merece, eso lo que aprendí estos últimos años. Ser una joven apartada del mundo me hizo vulnerable, eso me ha llevado a estar dónde estoy ... Querer amar a un hombre que no quiere ser amado, puede ser lo más dolo...