2. El chico de los aretes Hanafuda y un ataque inesperado

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"Pueden haber millones de personas, pero cuando te conocí, ese millón se redujo a una sonrisa y a un par de ojitos que me invitaron a soñar"

"Pueden haber millones de personas, pero cuando te conocí, ese millón se redujo a una sonrisa y a un par de ojitos que me invitaron a soñar"

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—¡Zenitsu!

Ese grito fue lo único que le pudiste decir al nombrado, antes de que aquel brazo el cual se dirigía a él lo golpeara con tanta fuerza que este salió volando de aquel lugar con tanta presión que incluso formó una nube de humo en el proceso.

Diste un salto hacia atrás, tosiendo con dificultad y levemente dolor, cuando abriste los ojos, te llevaste la sorpresa de que él pelirubio con puntas naranjas no estaba.

—¡Puaj! ¡Que molestia! No pude matar a uno. — maldijo el mutante, podías notar como se hacía cada vez más visible entre todo aquel humor. — Te matare a ti y después iré tras el!

Otro brazo creció y se dirigió hacia ti, te apresuraste en tomar tu katana pero fue demasiado tarde, este te golpeó con tanta fuerza que al igual que Zenitsu, saliste volando pero al chocar con un árbol tu caída se detuvo pero caíste al suelo.

—<<¡M-Mierda! >> —maldeciste, sintiendo todo tu cuerpo arder y a la vez mucho, mucho dolor. — <<N-No creo que pueda ser capaz de cortarle su cabeza...su cuello...se ve que es demasiado grueso, yo-

—¿A donde te fuiste, pequeña cazadora?.... ¡Ah, ahí estás! —escuchaste aquella indistinguible voz de nuevo, y, pronto, otro brazo se extendió hacia ti con rapidez. Trataste de defenderte, pero te diste cuenta que eran dos, y mientras intentabas defenderte de un brazo, el otro te tomó por la pierna y te alzo haciendo que sueltes la katana. — Te ves tan hermosa como para ser real, pequeña...eso solo significa una cosa...si te devoro me terminaré volviendo mucho más fuerte que antes.

Agregó, con risa en el proceso, te comenzó a atraer a él, ahí fue que entraste en desesperación y trataste de safar tu pie de su agarre, desde tu perspectiva lo veías de cabeza y veías como este iba abriendo su boca, listo para devorarte completa.

— ¡No, no, suéltame! ¡Hijo de puta! —comenzaste a gritar, a la vez golpeando con fuerza su pie y rasguñándolo como podías para que te soltara, pero nada, eso solo eran toques para el.

—Es en vano que intentes soltarte, lindura! —nuevamente soltó otra risa. — Así de hermosa que estás, no me imagino como estará el sabor de tu sangre~ disfrutare de devorarte pedazo por pedazo~

La desesperación empezaba a gobernarte aún más, te movías con brusquedad y con toda tu fuerza, pero aún así no bastaba.

Cerraste tus ojos al estar Justo encima de su boca, ya estaba, ibas a morir ahí, pedías disculpas en tu interior a Zenitsu y a Jigoro por no poder volver con vida a casa...

— Respiración de agua... —de repente, lograste escuchar una calmada voz, y unos pasos corriendo hacia ustedes. — Tercera postura:

Si, después de ahí no pudiste escuchar más, pero de un momento a otro caíste al suelo, soltando un leve grito de dolor.

Sangrienta enfermedad| Kimetsu no yaiba YandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora