8. Inosuke Hashibira

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Tú eres un poema, el más hermoso que haya leído...el que me inspira cada día y siempre me saca una sonrisa.

Tú eres un poema, que canta en silencio, y la brisa de la marea es su instrumento...eres como esa dulce composición que me enamoro sin excepción, esa canción de calma, que se escucha a lo lejos en la madrugada, cuando mis labios te llaman, y mi alma te extraña.

Tú eres un poema, y melodía en invierno, que abriga mi corazón cada vez que temo, dejándolo acurrucado en cada verso de tu ser, y en la tibieza de tu piel, donde en esas noches frías, tus silencios son poesías...

Tú eres un poema,
mi poema preferido.

—¡Espero que estes listo, aquí voy, listo para matarte!

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—¡Espero que estes listo, aquí voy, listo para matarte!

En eso, el chico con máscara de jabalí se abalanzó hacia el demonio, listo para matarlo.

—Que irritante...irritante... —volvió a susurrar antes de golpear uno de sus tambores.

Esto provocó que la habitación volviera a girar, tú y Tanjiro cayeron de rodillas pero Teruko no lo logró, soltó un quejido de dolor en el proceso.

—¡Teruko, agárrate de los estantes! —le dijo el pelirrojo, antes de que el otro cazador usara su rostro como impulso para su pie para atacar de nuevo al demonio.

—¡Tiene la habilidad de cambiar la habitación! ¡Deja de lanzar ataques tan desesperadamente! —ahora fuiste tú la que le gritaste, aunque el chico solo soltó una carcajada.

—Que irritante...todos estos insectos corriendo por mi casa....—volvió a golpear uno de sus tambores.

Ahora, la habitación dio un giro hacia atrás, tú y Tanjiro cayeron de rodillas nuevamente, y como la otra vez, Teruko no, aunque el cazador jabalí aprovechó esto y puso su pie encima de la pequeña, utilizándola para aterrizar seguro.

—¡Jajajajaj! La habitación dio un giro! A esto si le llamo un momento divertido! —Tanjiro se acercó rápidamente a él, tomó su pie y con todas sus fuerzas lo empujó de ahí, para que ya no le siguiera haciendo daño a Teruko. —¿Eh?

—¡Quita tus mugrosos pies de encima! —maldijo, abrazando a la pequeña.

—¡Oye, me gusta tu valor! ¿Te digo algo? Me gusta que inicien una pelea lanzándome! Peleemos! —tu y el pelirrojo se quedaron con los ojos en blanco ante sus palabras.

—"¿Que? ¿Acaso no está viendo que literalmente tenemos  a un demonio a un lado de nosotros!" —te preguntaste, antes de ver cómo el cazador se abalanzaba hacia Tanjiro.

Él no podía defenderse ya que tenía a la pequeña, así que tú no dudaste en tomar tu katana, metiéndote en medio de él y el contrario, evitando con tu espada que lo ataque.

—¿¡Eh?! —el chico con máscara de jabalí soltó.

Iba a abrir la boca para protestar pero Justo en eso, el demonio tocó otro tambor haciendo que Justo donde estes tú aparecieran unas garras grandes las cuales destrozaron el suelo, afortunadamente, tú alcanzaste a quitarte.

Sangrienta enfermedad| Kimetsu no yaiba YandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora