Chiara y Violeta caminaban por las bulliciosas calles de Nueva York, con la emoción palpable en el aire. Se tomaban de la mano, recordando el día en que se conocieron en aquella pequeña cafetería en Barcelona, y cómo su amor había florecido desde entonces. Ahora, estaban celebrando su primer aniversario como novias en la ciudad que nunca duerme.
¡Violeta, mira eso!-exclamó Chiara señalando hacia arriba, donde se elevaba majestuoso el Empire State Building iluminado con luces de colores brillantes. -Es aún más impresionante de lo que imaginaba.
Violeta sonrió con ternura, admirando la emoción en los ojos de Chiara.
-Es hermoso, pero no tan hermoso como tú.-le susurró al oído.
Chiara rió y le dio un beso en la mejilla.
-Eres demasiado cursi, Violeta, pero te amo por eso.
Decidieron subir al mirador del Empire State Building para disfrutar de las vistas de la ciudad que los había acogido en su primer año juntas. Mientras esperaban en la fila, Chiara le tomó la mano a Violeta y le dio un apretón reconfortante.
-Estoy tan feliz de estar aquí contigo, Violeta.-dijo Chiara con sinceridad. -Nunca pensé que encontraría a alguien como tú.
Violeta la miró con cariño.
-Y yo nunca pensé que alguien como tú entraría en mi vida y la cambiaría para siempre.- respondió con ternura.
Cuando finalmente llegaron a la cima, se quedaron sin aliento ante la vista panorámica de Nueva York iluminada por la noche. Se abrazaron, compartiendo el momento especial mientras contemplaban la vastedad de la ciudad.
Después de su experiencia en el Empire State Building, decidieron cenar en un acogedor restaurante italiano en Little Italy. Mientras saboreaban la deliciosa comida, compartieron recuerdos de su primer año juntas: los buenos momentos, los desafíos superados y los sueños que compartían para el futuro.
-Kiki, ¿recuerdas cuando fuimos a París el verano pasado?-preguntó Violeta con una sonrisa nostálgica. -Fue uno de los mejores momentos de mi vida.
-Por supuesto que lo recuerdo.-respondió Chiara con una sonrisa. -Fue mágico pasear por las calles de Montmartre contigo, como en una película romántica.
Después de la cena, y recordar ese viaje que tanto les marcó pasearon por las calles iluminadas de Little Italy, deteniéndose de vez en cuando para robarse besos furtivos. El aire estaba lleno de romance y promesas para el futuro.
Más tarde, regresaron a su acogedor apartamento alquilado en el corazón de la ciudad. Se sentaron juntas en el sofá, rodeadas de velas perfumadas, mientras compartían una botella de vino y se perdían en la intimidad de sus conversaciones.
-Chiara, eres mi luz en la oscuridad.-dijo Violeta con sinceridad, mirándola profundamente a los ojos. -Gracias por estar siempre a mi lado.
Chiara la abrazó con fuerza, sintiendo una oleada de amor y gratitud. "Y tú también eres mi luz, Violeta. No puedo imaginar mi vida sin ti.
El reloj marcaba la medianoche cuando se dieron cuenta de que su primer aniversario juntas estaba llegando a su fin. Se abrazaron con fuerza, prometiéndose amor eterno y celebrando la belleza de lo que habían encontrado el uno en el otro.
Así, en la ciudad que nunca duerme, Chiara y Violeta celebraron su amor en su primer aniversario como novias, sabiendo que su historia solo estaba comenzando en las calles de Nueva York
