MOTRIL

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El sol de la costa andaluza brillaba sobre las blancas casas de Motril cuando Chiara y Violeta llegaron a visitar a la familia de esta última. Las palmeras se mecían suavemente con la brisa marina mientras se acercaban a la casa familiar.

Violeta estaba nerviosa pero emocionada por presentar a Chiara a su familia. Tomó la mano de Chiara con cariño mientras subían las escaleras hacia la puerta principal.

-Estoy un poco nerviosa.-confesó Violeta en voz baja.

Chiara le sonrió tranquilamente.

-Todo estará bien. Estoy aquí contigo.

Cuando llegaron a la puerta, Violeta respiró hondo y llamó. La puerta se abrió, revelando a una mujer de mediana edad con una sonrisa radiante.

-Mamá, ¡qué alegría verte!.-exclamó Violeta, abrazando a su madre.

-¡Violeta, mi niña!-Susana la abrazó con fuerza antes de apartarse para mirar a Chiara con curiosidad.

-Y tú debes ser Chiara. ¡Encantada de conocerte! Soy Susana, la madre de Violeta.

Chiara asintió con una sonrisa amable.

-Mucho gusto, Susana. Es un placer conocerla.

Violeta miró a su madre con gratitud antes de presentar a Chiara a su padre, Juan Carlos, un hombre amable con una mirada cálida.

-Kiki, este es mi padre, Juan Carlos.-dijo Violeta.

Juan Carlos abrazó a Chiara con una sonrisa.

-Encantado de conocerte, Chiara. Violeta ha hablado mucho de ti.

Chiara se sintió aliviada por la calidez de la familia de Violeta y se presentó con confianza.

-El placer es mío, Juan Carlos. Violeta también me ha contado mucho sobre ustedes.

Después de las presentaciones, entraron a la casa, donde Tana, la hermana menor de Violeta, los esperaba con entusiasmo.

-Tana, mira quién está aquí.-anunció Susana.

Tana corrió hacia Violeta y Chiara con los brazos abiertos.

-¡Violeta! ¡Chiara! ¡Qué alegría verlas!

Violeta y Chiara se rieron mientras Tana los abrazaba con entusiasmo.

-¡Hola, Tana! Estamos muy contentas de estar aquí.-dijo Violeta.

Chiara asintió con una sonrisa.

-Sí, es un placer conocerte, Tana.

Durante el resto de la tarde, la familia compartió historias, risas y una deliciosa comida casera. Chiara se sintió acogida y querida por la familia de Violeta, y Violeta se llenó de alegría al ver cómo su pareja se integraba tan bien en su círculo familiar.

Mientras el sol se ponía sobre Motril, Chiara y Violeta se acurrucaron juntas en el sofá, agradecidas por el amor y la calidez que habían experimentado ese día. Estaban listas para disfrutar de más momentos especiales juntas en el futuro, sabiendo que tenían el apoyo y el cariño de la familia de Violeta a su lado.

El siguiente día, Chiara y Violeta decidieron aprovechar al máximo el hermoso clima de Motril y planearon pasar el día en la playa. Después de un desayuno ligero en la casa de la familia de Violeta, se dirigieron emocionadas hacia la costa.

El aroma salado del mar y el sonido de las olas llenaron el aire mientras se acercaban a la playa. Encontraron un lugar perfecto cerca del agua y extendieron una toalla grande para relajarse.

-¡Qué hermoso día!.-exclamó Chiara, mirando alrededor con admiración.

Violeta asintió, sonriendo mientras se quitaba los zapatos y sentía la arena bajo sus pies.

-Es perfecto. Me encanta poder compartir este lugar contigo.

Chiara le devolvió la sonrisa y le tendió la mano.

-Ven, vamos a nadar juntas.

Se tomaron de la mano y corrieron hacia el agua, riendo mientras las olas rompían suavemente en la orilla. Se sumergieron en el fresco mar, disfrutando del sol y el agua cristalina.

Después de nadar un rato, regresaron a su toalla y se recostaron juntas, disfrutando del calor del sol en sus cuerpos.

-Esto es perfecto.-susurró Violeta, acariciando suavemente la mano de Chiara.

Chiara asintió, mirando a Violeta con amor.

-Sí, lo es. Estoy tan feliz de estar aquí contigo.

Pasaron el resto del día relajándose en la playa, hablando, riendo y disfrutando de la compañía del otro. Cuando el sol comenzó a ponerse en el horizonte, se levantaron con una sensación de paz y felicidad.

-¿Estás lista para volver a casa?-preguntó Violeta, mirando a Chiara con cariño.

Chiara asintió, entrelazando sus dedos con los de Violeta.

-Sí, pero estoy deseando más días como este juntas.

Con una sonrisa, se dirigieron de regreso a la casa de la familia de Violeta, llevando consigo recuerdos preciosos de su día en la playa de Motril y la promesa de más aventuras juntas en el futuro.

ENTRE ARMONÍAS~ONE SHOTS KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora