El sol brillaba con fuerza sobre el jardín de la casa de campo donde Chiara y Violeta celebrarían su boda al día siguiente. Las dos novias, radiantes de felicidad, se encontraban en la terraza, rodeadas por sus mejores amigas, las damas de honor. Ruslana, Denna y Bea estaban ocupadas colgando guirnaldas de flores y preparando los últimos detalles para la gran celebración.Chiara, con su pelo oscuro ondeando suavemente en el viento, se acercó a Violeta, quien estaba arreglando el centro de mesa con delicadas rosas blancas.
-¿Estás nerviosa, amor?-preguntó Chiara, tomando la mano de Violeta con ternura.
Violeta sonrió, su mirada llena de emoción.
-Un poco, pero más que nada estoy emocionada. No puedo esperar a que llegue mañana y finalmente llamarte mi esposa.
Chiara le dio un beso suave en los labios, dejando que el amor que sentían el uno por el otro llenara el aire a su alrededor.
Mientras tanto, Ruslana, Denna y Bea estaban ocupadas colgando luces parpadeantes en los árboles y colocando bancos blancos para la ceremonia. Ruslana, con su cabello pelirrojo brillante recogido en un elegante moño, se detuvo un momento para admirar el trabajo que habían hecho.
-Creo que esto se verá absolutamente mágico cuando caiga la noche-comentó Ruslana, sonriendo satisfecha.
Denna, con su pelo liso y una mirada de determinación en sus ojos, asintió con entusiasmo.
-Definitivamente. Chiara y Violeta se merecen lo mejor en su día especial.
Bea, estaba ocupada colocando pequeños detalles decorativos en las mesas. Con su estilo musical y su actitud tranquila, irradiaba una calma reconfortante.
-Estoy tan feliz de ser parte de esto"-dijo Bea con una sonrisa, levantando la mirada para encontrarse con las de sus amigas.
El día pasó rápido entre risas, abrazos y la emoción palpable que rodeaba a las novias y a sus seres queridos. Cuando el sol comenzó a ponerse en el horizonte, todos se reunieron en la terraza para disfrutar de una cena al aire libre.
Chiara y Violeta se sentaron juntas en la mesa principal, sus manos entrelazadas mientras observaban a sus amigos y familiares brindar por su amor. Ruslana, Denna y Bea se sentaron a su alrededor, compartiendo historias y recuerdos de los momentos especiales que habían vivido juntos.
Después de la cena, Chiara se puso de pie para hacer un brindis, con los ojos brillando de emoción.
-A todas las personas maravillosas que están aquí hoy, gracias por compartir este momento tan especial con nosotros-comenzó Chiara, su voz llena de emoción.
-Y a mis increíbles damas de honor, Ruslana, Denna y Bea, gracias por estar a nuestro lado en este viaje. Son más que amigas, son nuestra familia.Las lágrimas brillaban en los ojos de Ruslana, Denna y Bea mientras levantaban sus copas en un gesto de afecto hacia las novias.
-Y a ti, Violeta.-continuó Chiara, girándose hacia su prometida con una sonrisa amorosa.- Te amo más de lo que las palabras pueden expresar. Mañana, cuando nos digamos 'sí' ante nuestros seres queridos, seré la mujer más feliz del mundo.
Violeta se levantó de su asiento y envolvió a Chiara en un abrazo apasionado, mientras todos los presentes aplaudían y vitoreaban.
La noche continuó con música, baile y más risas, creando recuerdos que Chiara, Violeta, Ruslana, Denna y Bea atesorarían para siempre. Y mientras las estrellas brillaban en el cielo nocturno, el amor entre Chiara y Violeta solo crecía más fuerte, preparándose para el día más importante de sus vidas: su boda.