🔥CAPITULO 12🔥

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Juliette

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Juliette.

Asiento con la cabeza y le sonrío cuando responde bien la ecuación después de la decimoquinta vez que le explicó cómo se hace, el orgullo brilla en mis ojos porque sé que se está esforzando para hacer algo en lo que se me da bien, sé que quiere pasar más tiempo conmigo como lo hacíamos antes, el cambio de este año debe estar haciendo estragos en su cabeza.

Aún recuerdo cómo se agarró a mi cuerpo como garrapata para que nos llevarán al mismo hogar de acogida, intentaron separarlos por horas en las que me dijeron que hiciera algo y yo somos me encogía de hombros, si por mí fuera nunca separarían a mi cosita de mí, ellos no veían lo mismo que yo, no veían el miedo en sus ojos cada vez que algún padre se lo quedaba mirando mucho tiempo pensando en adoptarlo.

El cambio no le gusta a todos y yo ya era una constante en su corta vida en el orfanato, por eso prefería quedarse allí sin padres amorosos mientras nada cambiará a su alrededor, fue muy malo con todos en ese tiempo y nadie lo entendía, pero yo si, el hacía todo eso para que nadie quisiera adoptarlo.

Su cabeza al igual que yo sabíamos que nadie iba a adoptarme, por eso yo iba a ser una constante siempre, pasara lo que pasara siempre me quedaría allí estancada como huérfana, conmigo no había cambios, no había abandono.

Jamás le haría lo que sus padres le hicieron, por eso sigo viniendo a esta casa los fines de semana y vacaciones, él aún sigue viviendo aquí.

No por gusto claro está, lo retuvieron, aunque se que no se iría si yo seguía aquí, no le importaba lo que tuvieran de él si yo me iba él me seguiría, pero a mí me importaba lo que tenían, sus papeles, su herencia, las fotos familiares que el pequeño rastro de corazón de su madre biológica dejó junto a su pequeño cuerpo el día que lo abandonó.

Él no sabe que las recupere en mi última visita, no pude decirle porque estaban todos aquí y planeaba decirle hoy para que empezará a hacer un plan, para que supiera que quería para su vida, su futuro.

Su abuela materna le había dejado todo en un fideicomiso antes de morir y él no lo sabe, al parecer su abuela se enteró de lo que su hija hizo, pero era demasiado tarde, mi cosita ya estaba roto y su abuela estaba muy mal de salud así que para remediar los errores de su hija la desheredo y le dejo todo a su nieto, mi cosita.

Estoy muy orgullosa de ver cómo poco a poco empieza a tomar su futuro en serio y aunque él no sepa estoy aún más contenta de ver qué piensa ir a la universidad, porque él no sabe, pero el fideicomiso de su herencia tiene como cláusula que vaya a la universidad, todo pago por el dinero de su abuela por supuesto.

La vieja era millonaria al parecer porque aparte de pagarle la universidad le dejo un complejo de departamentos que están alquilados e incrementan el dinero en la cuenta bancaria a nombre de mi cosita.

Por supuesto no todo tenía que ser bueno, porque los dueños de la casa de acogida en la que vivimos lo saben todo, absolutamente todo y como apoderados han podido tomar del dinero de mi cosita por años, hasta hoy.

Planeo darle todas sus cosas y ayudarlo a revocar el poder que ellos tenían sobre él, sobre nosotros.

Juliette: Cosita tengo algo que dec… —escuchó un fuerte portazo y aprieto la mandíbula— mierda.

Elise: ¡Julieta ven y traeme un refresco frío ahora mismo!

Dominique: ¿Qué tienes que decirme?

Elise: ¡Julieta!

Dios que ganas de gritarle que se vaya a la mierda, pero no puedo, no porque no quiera, si no porque sería jodidamente doloroso, a las malas aprendí que gritar me causaba más dolor que por lo que gritara.

Miro hacia la puerta semi abierta como si fuera lo que necesitaba ver para agarrar el impulso de bajar, pero no lo hago porque las manos de mi cosita acunan mi rostro haciendo que lo mire.

Dominique: Dime lo que ibas a decirme.

Juliette: No aquí.

Dominique: Por favor.

Se inclina y por un momento creo que me besara, pero en su lugar inspira y apoya su frente en la mía exhalando.

Joder casi paso la vergüenza de mi vida cerrando los ojos al pensar en que mi cosita podría besarme, la ilusión de que mi mejor amigo sintiera lo ismo que yo por él nublo mi juicio, es obvio que Dominique no sentiría nada más que amor fraternal.

Elise: ¿¡Qué hacen!?

Soy empujada con poca fuerza para que me caiga de la silla, ni trasero toca suavemente el suelo al igual que las palmas de mis manos y miro desde abajo a la estúpida mujer.

Quisiera insultarla, quisiera golpearla, incluso hay una voz en mi cabeza que se alegra de decir que quiero matarla, a veces me da miedo esa voz, pero cuando simplemente fluyo con ella me siento libre, me siento fuerte y capaz.

Quisiera sentirme libre ahora, pero no puedo, tengo que acallar a la voz que me pide que la mate porque está mujer es algo de mi cosita, he visto como él pasa por delante de ella en pocas ropas, se tienen la suficiente confianza para mostrarse en ese estado vulnerable y se dan miradas acaloradas cuando piensan que no los veo, lo cierto es que siempre lo veo.

Con más sentimientos que el de una hermana.

Dominique: Pequeña, ¿Estás bien?

Se inclina a mi lado y me ayuda a levantarme, asiento con la cabeza indicándole que estoy bien, si me hice un rasguño estaría exagerando, está mujer no tiene la fuerza necesaria para hacerme nada, pero eso no evita que me duela.

Me duele que él esté con esta persona de mierda.

Dominique: ¿Qué te pasa? ¿Por qué la golpeas? ¿No te es suficiente tratarla como tú sirvienta?

Me lleva a su espalda siendo totalmente protector conmigo como siempre lo ha sido.

Elise: ¡No! ¡La voy a golpear siempre que quiera por atreverse a tocar mis cosas!

Juliette: No hables así de Dominique, no es un objeto que puedes poseer, es una persona con sentimientos.

Elise: ¡Hablo de él como yo quiera porque es mío! ¡Mío!

Levanta la mano dispuesta a darme un cachetazo que es detenido por mi cosita agarrando con fuerza su muñeca hasta que grita llamando a sus padres.

Dominique: No soy tuyo y nunca golpees a mi pequeña.

La tira hacia atrás en el momento exacto en que los padres de ella entran en la habitación, su madre empieza automáticamente a los gritos haciéndome doler la cabeza mientras su hija llora exageradamente desde el suelo.

Por dios, ¿No conocen la paz mental y el silencio?

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