🔥CAPITULO 37🔥

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Jean

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Jean.

Días después…

Saco con poca delicadeza la mano que Margot tenía agarrada a mi brazo mientras entramos en el restaurante vacío que sus padres reservaron para todos nosotros, ellos son el tipo de personas que no comerían con personas normales porque son lo suficientemente sofisticados y ricos para ello.

O eso dicen ellos.

La verdad es que están por debajo de mi tío en la pirámide que es la mafia, bastante por debajo, tanto así que incluso Bastien y Damien los superan y eso que su padre murió hace ya mucho, por lo que su poder y fortuna fue toda cosechada por ellos mismos, al igual que la mía.

Me siento ignorando el hecho de que tanto Margot como sus padres esperan que le mueva la silla para que se siente como se supone que haría un buen caballero, pero no lo soy, no fingiré serlo.

Padre: Bueno gracias por honrarnos con tu presencia.

El desagrado y el sarcasmo gotean de sus palabras, pero no me interesa, si no les gustaba no hubieran firmado un contrato con mis padres en donde se me obliga a casarme con su insoportable hija.

Asiento con la cabeza y lo ignoro levantando la mano para llamar al mesero, me importa poco si pedirán o lo que sea mientras le digo a mi pedido al mesero.

Luego de mi visible falta de respeto e indiferencia proceden a hacer sus pedidos, Margot tiene una charla animada con su madre mientras miro mi teléfono, todos estamos esperando los pedidos los cuales no creo que tarden mucho teniendo en cuenta que estamos solos.

Un carraspeo me hace levantar la vista de mi teléfono, la madre de Margot me sonríe aunque se ve a leguas que intenta parecer dulce y se nota fácilmente lo falsa que es, tan víbora como la hija.

Madre: ¿Y? ¿Cuándo van a empezar a planear la boda?

Estoy seguro de que si mi comida hubiera estado aquí yo estaría actualmente ahogado.

La clase de descaro que estas personas manejan es simplemente mucho, como si no supieran que no quiero tener nada que ver con Margot o con alguno de ellos, fingen que no estoy jodidamente obligado a contraer matrimonio como si el simple hecho de ignorarlo fuera a borrar ese hecho.

Jean: Planeo usar todo el tiempo que tenga en mis manos para aplazar la boda.

Y por eso quiero decir que usaré hasta el último segundo, lo cual no es mucho tiempo más, dos meses parecen pocos ahora, pero no hay nada que pueda hacer, es la fecha que el contrato estipula.

Pero soñara si piensa que le daré la jodida boda de ensueño que quiere, tendré hasta mi último segundo de libertad y luego firmaré el acta, no seré un esposo cariñoso y mucho menos uno presente.

Margot: No es mucho amor, deberíamos empezar a planear desde ahora si queremos llegar a tiempo.

Jean: No me interesa, por mi firmamos y listo.

Padre: Le darás a mi hija lo que quiere.

Chasquea la lengua.

¿Y qué hay de lo que yo quiero? ¿O de lo que no quiero? Como no quiero ver a su hija cada mañana a mi lado al levantarme, como no quiero que su nombre termine con mi apellido, como no quiero que todo lo que mi tío construyó se vaya a la mierda si me niego a casarme.

¿Nunca tuve siquiera alguna opinión? ¿O mi tío?

Por supuesto que no, mis padres fueron lo suficientemente mierdas como para meternos a ambos en este hoyo, pero le cubriré la espalda como él lo ha hecho toda mi vida desde que mis padres murieron, lo cuidaré y a todo su legado aunque tenga que casarme con esta mujer.

Asiento con la cabeza y vuelvo la mirada a mi teléfono, al fondo de pantalla de la niña rubia más hermosa que he visto nunca sentada en una hamaca y riendo, tengo esa foto desde hace años y siempre me reconforta, pero hoy no es así, escuchando como Margot y su madre empiezan a planear la boda solo revuelve mis entrañas y encoge mi corazón.

Hasta el último segundo.

Margot: Amor —aunque no quiero y me saques su apodo levanto la cabeza— mañana iremos a ver nuestra casa ¿En qué horario estás disponible?

Como si en verdad le importará cuando tengo tiempo, ella piensa que puede mover mi agenda a su antojo y solo hay una persona que puede hacerlo.

Padre: Creo que en la mañana sería oportuno, no tengo tiempo más tarde.

Margot: Si papi, tienes razón, ¿Escuchaste amor?

Jean: Por supuesto escuché como mi opinión es tomada en cuenta.

Murmuró con el sarcasmo goteando a raudales.

¿En qué momento se vio viable que yo me case con esta mujer? ¿En qué mierda se convertirá mi vida? ¿Seré de ahora en más un perrito faldero para la cartera de mi hueca y flamante esposa?

El pensamiento solo me hace estremecer, pero en cuanto Bastien manda un mensaje avisándome que Juliette tiene sesión con los doctores mañana de siete de la mañana a una de la tarde, de pronto el restaurante tiene colores y la comida tiene sabor.

Jean: Estoy ocupado en la mañana, supongo que tendrás que elegir la casa con tu padre solo.

Margot: Pero tú y yo viviremos allí.

Se queja de forma mimada lo que me hace agarrar arcadas.

Jean: No es como si se tomará en cuenta mi opinión, así que toma la decisión sola y no me molestes.

No es como si vaya a estar mucho en esa casa.

Me levanto de la mesa y pido disculpas porque seré un hijo de puta, pero mi tío me crió bien y soy educado.

Madre: ¿A dónde vas?

Jean: Tengo asuntos importantes que atender.

Padres: ¿¡Más importantes que tu futura familia!?

Jean: Sí.

Definitivamente sí

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