(-) Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros (Kant)
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Hay secretos que es mejor mantener ocultos y otros que es mejor olvidar. Pero para Matteo y Ruelle, ya es demasiado tarde. Ahora, su única esperanza de sobrevivir radica en confia...
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—Ya le dije, no he asesinado a mi hermano —repetí ante las intensas acusaciones del oficial que me ve enfurecido
Sus dedos quietos sostienen la pluma con la que escribe en su pequeña libreta, las palabras que salen de mis labios ante las acusaciones de Olga.
Si algo representa a nuestra familia es la rapidez y el ser perspicaces. Olga no se quedó callada y delató lo que vio; a mi clavar las tijeras familiares, esas que están colgadas en la sala como símbolo de fortaleza y nos dejan saber lo valientes que fueron nuestros antepasados, en el pecho de mi hermano mayor a quien vio muerto en la alfombra que ella misma aspiraba.
La policía no tardó mucho en presentarse en la puerta de nuestra casa con la mirada atónica y con la declaración de Olga escrita en la libreta azul, aquella que tiene las declaraciones más despreciables y horripilantes de la zona.
No es sorpresa para nadie que el pueblo Hilt sea el centro de historias de terror, muertes despiadadas, desapariciones inéditas y misterios sin resolver. Y tampoco es sorpresa que todos apunten a nuestra familia.
Los Chivalry son esa típica familia temida por las personas, a las que si ves es mejor alejarte y no cruzar palabra, a quienes no debes enfurecer o puedes arrepentirte, aquella que pertenece a la organización más poderosa y despiadada del mundo, que sigue bajo las sombras pero que es un secreto a voces.
Es por eso que cada que hay un asalto, una desaparición o un cadaver sale nuestro apellido.
—Debo decir que mi hija ya ha dicho su confesión, oficial —habló mamá colocándome detrás de ella a modo de protección
El oficial suspira.
—Sra. solo estoy haciendo las preguntas de rutina, Olga Vernal los ha acusado de asesinato, lo cual es un delito grave y que el código penal contempla prisión preventiva hasta que este se resuelva —menciona al guardar su libreta, con un movimiento lento pero decidió saca las esposas de su cinturón extendiéndolas frente a nosotros
Mamá resopla molesta por la actitud del oficial.
—¡Ella lo asesino! —se logra escuchar el grito desesperado de Olga quien aparece en medio del jardín junto a los vecinos confundidos por lo sucedido —. Yo lo vi, el joven Skender yacía en la alfombra sin vida —solloza entre los brazos de su marido quien nos observa atónito
—Okey señorita Ruelle Vaemond, tiene derecho a permanecer silencio, cualquier cosa que diga será usada en su contra, tiene derecho a llamar a un abogado y si no puede la corte le asignará uno...
—Mamá, ¿que sucede, llegó papá?
Las miradas perplejas y los sonidos de asombro no se hicieron esperar ante la presencia de mi hermano quien al parecer tardó tanto para venir porque deseaba probarse el traje hecho a la medida por el Sr. Caliban.
