Pero de vuelta en el Mictlán...
La temperatura bajaba a medida que la noche empezaba a reinar las tierras del inframundo mexica y la tierra del descanso eterno. Se sabía de antemano que el mictlampa como tierra de inframundo eran tierras frías y desoladas por eso mismo los de esas tierras infértiles habían mandado hacer muchas colchas y sábanas de piel de oso y jaguar para cubrirse de los vientos fríos de los dioses del frío.
El dios del mictlán llegó a donde Quetzalcoatl estaba.-Espero que te sientas cómodo Quetzal.-Dijo con tono sugestivo y seductor apareciendo a su lado lentamente.
—No podría estar más cómodo mi señor...—Contestó Quetzalcoatl con una suave sonrisa en su rostro, él había tomado la desición de estar ahí, pues no quería volver al Iluhcame con sus demás hermanos ni mucho menos toparse con Tezcatlipoca, no lo quería ver ni en pintura de códices .
—Vamos, deja las formalidades un poco de lado, estamos en confianza, ¿no?.—Mic Le acarició de la mejilla con sus dedos esqueleticos y ambos sintieron la brisa fría del lugar y del río Chicunamictlan.
—Me gusta decirte así...-Replicó con una mirada y tono tan suave como la seda, el dios de las serpientes sintiendo la brisa y lo fresco y la humedad. Pero entonces el dios serpiente baja un poco la mirada.—Es que ...te tengo mucho respeto y admiración ...junto con otras cosas.—Sonrió tiernamente de lado con las mejillas ligeramente rojas.
—Respeto y admiración ¿Mm?.—Dijo muy interesado el señor de la muerte tanto en el tono como en sus palabras, ¿Acaso ese Quetzal también sentía algo por él?, no lo sabía pero la curiosidad que experimentaba le encantaba tanto que le gustaba seguirle el ritmo. Entonces la muerte río bajo y acto seguido le sonrió con una fusión de tierno y coqueto a la vez.—Descuida, eso se puede arreglar.-Y le susurró al oído apegándose un poco.—No te apures sobre esto, no las necesitas en mi presencia.—Dijo refiriéndose a ambos honorables conceptos así como a sus prendas.
El pequeño Quetzalcoatl tembló ante los susurros y la gruesa voz del dios de los muertos. Quetza tragó nervios y el tono del contrario le hizo templar un poco... "Siento que me derrito"
Pensó.Los dedos fríos y esqueleticos de Mictlantecuhtli recorren el atuendo completo del dios serpiente por debajo de dichas ropas topando su cálida piel.—Quisiera verte.—dijo con el mismo tono coqueto y grave pero bajo al oído del quetzal aún manteniendo la distancia corta entre sus cuerpos, podía sentir la respiración del otro y viceversa.
—¿Ver...Verme?—De repente lo volteó a ver el quetzal con las mejillas más rojas que una manzana manteniendo una expresión de sorpresa y nerviosismo y al mismo tiempo él detiene las manos del contrario con amabilidad.
Ahora ambos sentían como el viento fresco del mictlán hacia volar sus cabellos ondulados del quetzal y rizados de la muerte, pues ambos no habían dejado de mirarse. Los ojos de Mictlantecuhtli hipnotizaron a Quetzalcoatl pues en ellos veía estrellas y las estrellas se convertían en flores de cempoalxóchitl naranja que bailaban en círculos alrededor y se iban desvaneciendo para que después apareciera un fuego en el centro del iris, un fuego nuevo.
—¿Estás seguro?.—Dijo Quetzalcoatl.
Mic sonrió al sonrojo del más bajo y dijo amablemente.—Ven, sígueme.—Hizo una pausa.—¿Ya sabes dónde dormirás?
—No...¿Me podrías indicar?...Por favor.—preguntó el quetzal.
—Con mucho gusto.—Mic entonces detiene sus movimientos y a ambos los envuelve en su capa mística para después aparecer en frente de las habitaciones de la gran mansión de los muertos.
—¡Woah!...eso fue rápido.—Dijo la serpiente emplumada asombrada ante tal poder del señor de los muertos deshaciendo el abrazo para admirar la estructura y escultura de las habitaciones y del gran magnífico lugar.—Es impresionante...—dijo asombrado y río nervioso y lo primero que pensó fue "Y ...¿ahora que hago?"
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I L H U I C A M E
RomanceDesde la era del mito, Tezcatlipoca; el señor de la noche, las tinieblas y la providencia le ha tenido un inmenso rencor y odio a su hermano menor Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Aquella insensible pasión del señor del espejo lo ha llevado a t...