CAP 28:
Declaración.
El esqueleto que había sido mandado por el dios de las tierra abiótica, lo buscó y buscó hasta que encontró el paradero de quien emanaba tales sollozos y no dudó en entrar sin antes claro tocar a la puerta de la habitación.—¿S-señor Quetzalcóatl?, ¿Es usted?.—Preguntó el esqueleto sin incomodar demasiado a la deidad aún detrás de la puerta.—¿Está usted bien?
El dios serpiente se sorprendió ya que no esperaba visitas y rápidamente se limpió las lágrimas y tragó sus mocos a lo machín.—S-Si...todo bien, ¿pasa algo?.—Contestó y abrió la puerta al mictlante.
—Oh, ¿está usted seguro?.—El esqueleto volvió a insistir aun manteniendo su distancia con el dios ya que no pudo evitar notar que en sus ojos su maquillaje y pinturas se habían corrido por lo triste que había estado.
—Todo...todo está perfecto, gracias.—Respondió el quetzal con su tono de voz más frágil de lo habitual pues su voz aún sonaba temblorosa no importa que intentara hacer para componerse, cuando él estaba en ese estado no habría cosa en la tierra que lo jalara para otro rumbo.
—Oh, ya veo.. estemm.—El pobre esqueleto no supo ni qué decir pero antes que se le olvidase lo de su encargo mencionó.—Mi señor Mictlantecuhtli me ha informado que si lo llegaba a ver que le dijera que ayer lo esperaba en el campo de cempasúchil y que cuando tenga tiempo, que él lo desea verlo antes de su partida.—Hace un reverencia el esqueleto y decide irse sin antes darle un pañuelo al dios.—Estamos para servirle, mi señor.
—¡Dioses!,¡Se me había olvidado por completo!—Dijo el dios de la vida recordando la última conversación que tuvo con Mic, los colores se subieron al rostro de un dos por tres.—¡Debo de verme bien!,¡qué Pena qué pena!.—Pero estaba apunto de irse sin antes tomar el el pañuelo que le dio.—Gracias...,realmente lo precio.—
—Anímese, si aún lo quiere ver es porque no está enojado con usted y eso ya es mucho pedir de un dios como mi señor.—El esqueleto le da un agradable y cortés sonrisa al momento de retirarse.—Estamos aquí para servirle.
—Muchas gracias.—Dijo el dios serpiente y se despidió para después ir a su al closet buscando entre las mejores ropas de Ehécatl y se colocó unos pendientes largos y unos nuevos atavíos de oro con jade. Se arregló los cabellos que de alguna forma se no vieran tan desalineados como estaban esta mañana, se echó esencias de jazmín para retocar su olor.
Elijió una prenda que le cubrió su abdomen y cuello puesto que no quería que Mictlantecuhtli viera el desastre que le ha dejado su hermano.
Para su suerte, Ehécatl al ser un maldito superficial que contaba con una gama inimaginable de ropaje que el dios serpiente logró combinar un bonito combo. Finalmente ya listo decidió ir de camino a donde el esqueleto le había indicado dónde podría encontrar al soberano de las tierras.
—Que amable es la gente del Mictlán...—Pensó Quetza por el buen gesto del esqueleto hacia su persona mientras se dirigía a su encuentro.
Entonces se dirigió al campo de cempasúchil con paso penoso e inseguro, no estaba seguro si se encontraría enojado o desolado al anfitrión de lugar, pero lo que estaba seguro es que el dios de los muertos lo había esperado fácil gran parte de la noche y él nunca llegó por que el alcohol lo abrumó y por las palabras a su oído de parte de Tezcatlipoca.
—Mictlantecuhtli...—Le nombró al verle parado por ahí cerca del prado de las flores cempasúchil, se veía solo y.. ¿triste?
Mic se percató de su presencia y lo encaró.—Viniste.—Dijo con un tono sorprendido.—Quetzal, pensé que ya no te importaba.—Con esta frase miró hacía otro lado retraído por el mal momento que el gran jaguar le hizo pasar y dijo.—Tal vez es mejor que estés con tu hermano Tezcatlipoca que conmigo, después de todo son familia...
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I L H U I C A M E
RomansaDesde la era del mito, Tezcatlipoca; el señor de la noche, las tinieblas y la providencia le ha tenido un inmenso rencor y odio a su hermano menor Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Aquella insensible pasión del señor del espejo lo ha llevado a t...