CAP: 17
El Coqueteo de la Muerte.
Narra Quetzalcóatl:
Había estado buscando a mi hermano Tezcatlipoca, no por otra cosa pero necesita hablar acerca de lo que había pasado hace 3 días con lo del ...alcohol y...
Bueno, eso.
Entonces ahí estaba yo de nuevo, buscándolo entre todos los dioses que se encontraban en las aguas termales del Tlalocan hasta que de pronto siento un fuerte golpe, parece que choque con alguien, al parecer era un dios muy fuerte pues sentí sus músculos marcados a su roce.
—Hola quetzal...—dijo saludándome Mictlantecuhtli, el dios de la muerte.—Hace tiempo que no te veo ni sé nada de ti.
Yo, no sabía que responder, que me había tomado por sorpresa, espero no haberle molestado, le correspondí el saludo amistosamente.
—Se que todavía no es era ni fecha para que los tezcatlipocas vayan al Mictlán pero aún así no me has visitado...—dijo acercándose a mi.—Ni porque tú hermano está ahí.—Sonrío de lado y río brevemente.
—Ayyy si, es que ufff, he tenido una semana pesadísima.—Dije al reaccionar riendo algo nervioso.
—Ya me imagino...—Contestó con una sonrisa.
—Jajaja si ya sabes, cosas de Quetzales y serpientes.—Le devolví el gesto.
—Ambas son hermosas criaturas, ¿Sabías? En el Mictlán no hay más que perros y muertos, a veces lechuzas y pocos búhos, pero nunca seres tan deleitantes como quetzales y serpientes.—Me contestó.
—Ay,señor Mictlantecuhtli yo... —Pausé.—N-no sé qué decir.—suspiré algo nervioso con una sonrisa acompañada de un leve rubor.
—Supongo que en todas las tierras hay maravillas ¿no? Y todas son hermosas en su propia manera.—dije agradeciendo por el halago y le sigo la mirada.—¿Vino mi gemelo contigo?
—M-sí, de hecho no quería pero aún así lo traje, siento que le debe estar aquí con los demás y no encerrado en el inframundo por lo que pasó.—Me contestó gustosamente.
—Oh, ¿de verdad? Espero y no haya sido molestia, señor del Mictlán.—Dije agradecido.
—Seguro, no te preocupes, que ya se está divirtiendo con Huehuecóyotl y Xochipilli, los acabo de ver charlar hace un rato.—Me sonrió de lado.
—Oh...gracias, sí, suele ser un poco terco pero tsss.—Sonrío intentando cubrir las marcas de la otra noche con Tezca... Son vergonzosas.
Pero para mi desgracia, el señor del Mictlán lo nota y no evitar preguntar por ello.—¿Se tientes bien, quetzal? ... ¿Estás herido?
—¿Quién yo?,JAJAJA.—Dije un poco despistado.—No No No, en verdad que no me pasa nada.—Contesté nervioso, en verdad que Mictlantecuhtli era bueno para descifrar a la gente.—Ehh, ¿En verdad lo crees? Si es así entonces...
—No es necesario que me respondas, es bien sabido entre los dioses que tu plumaje y escamas de reptil, son únicas en el mundo... Además no caen muchas Serpientes o quetzales al lugar de los muertos.—Hizo una pausa y continuó.—Hablo en serio, pero vamos relájate, estamos en un sauna.—Dijo dándome una pequeña palmadita en la espalda.
Yo por otro lado tiemblo ante el contacto, desde aquella vez mi cuerpo se encuentra sensible al tacto.—Jajaja...s-sí.—Alcanzó a decir un poco nervioso.
—Oye ¿todo bien?.—Me dijo preocupado.
—Pues...quizá debería ir más seguido,¿no?, creo que Xólotl quizá se pondría más contento si voy a visitarlo.—Saqué de la nada, intentando no sentirme culpable.
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I L H U I C A M E
RomanceDesde la era del mito, Tezcatlipoca; el señor de la noche, las tinieblas y la providencia le ha tenido un inmenso rencor y odio a su hermano menor Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Aquella insensible pasión del señor del espejo lo ha llevado a t...