XIII

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¿Qué podía salir mal?

Qué ingenua fui al pensar que eso de vivir con mi mejor amigo y mi novia saldría bien, estábamos mudándonos a una casa, Bada decidió comprar una casa bastante grande para que viviéramos los 3 y sí, ni siquiera nos avisó que había comprado la bendita casa.

-Bada amor ¿No se te ocurrió mencionarme que habías comprado una casa?-. Mis brazos estaban cruzados y tenía una ceja alzada.

-Era una sorpresa cariño, está bonita, es ideal para nuestra pequeña familia, Mackenyu tendrá su habitación, las habitaciones están arriba y tienen baños personales-. Dijo alegremente.

Ella había pensado en todo y era estupendo, pero realmente me tenía de los pelos la situación ¿Como se supone que 3 adultos jóvenes iban a vivir sin querer matarse continuamente? Ósea con Yuyu no fue difícil, en un comienzo sí, pero ya después me acostumbre, pero no estaba preparada psicológicamente para vivir con mi novia. 

-Cariño, te mostrare tu habitación-. La seguí de cerca y llegamos a una habitación el doble de grande que en donde estaba acostumbra a vivir. 

-Dios mío Bada Lee ¿Cuánto dinero pagaste por esta casa? es enorme ¿En qué estabas pensando mujer?-. Ella rió. 

-Una suma bastante considerable solo para poder tenerte cerca-. Ay dios, me va a matar de la diabetes que me produce. Le lancé una mirada de incredulidad mezclada con cariño mientras Bada me rodeaba con sus brazos. Su entusiasmo era contagioso, y por un momento olvidé mis preocupaciones.

-Sabes que te amo, ¿verdad? -le dije, suspirando con una sonrisa-. Solo espero que esto no termine en desastre. Bada me besó en la frente y me guió hacia la cocina, donde Yuyu estaba peleando con una caja de utensilios.

-¡Necesito un cuchillo!-. Exclamó Yuyu, frustrado-. ¿Dónde está el cuchillo?

-¡Aquí! -respondió Bada, sacando un cuchillo de uno de los cajones de la cocina nueva. Se lo entregó con una sonrisa radiante. Yuyu tomó el cuchillo y comenzó a abrir la caja, pero no sin antes lanzarnos una mirada escéptica.

-No sé cómo me convencieron de esto -dijo, sacudiendo la cabeza-. Pero ya que estamos aquí, al menos podríamos intentar no matarnos los unos a los otros. Nos reímos los tres, aunque había una pizca de verdad en sus palabras. La idea de vivir juntos parecía un desafío, pero confiaba en que podríamos manejarlo. Después de todo, éramos amigos desde hace mucho tiempo y Bada y yo teníamos una relación sólida. La primera semana pasó sin incidentes mayores. Nos acostumbramos a nuestras nuevas rutinas y empezamos a decorar la casa. Bada insistió en que cada uno eligiera cómo quería su habitación y fue emocionante ver cómo cada espacio tomaba forma con nuestra personalidad. Pero las cosas comenzaron a complicarse cuando los hábitos personales y las pequeñas manías empezaron a chocar. Una noche, después de un largo día de trabajo, me encontré con Yuyu en la cocina. Estaba claramente molesto.

-¿Puedes explicarme por qué hay siempre ropa sucia alrededor del cesto de ropa sucia y no dentro? -preguntó, señalando un montón de ropa en el suelo. Suspiré, sabiendo exactamente de qué hablaba. Bada tenía la costumbre de dejar su ropa donde le caía y a veces me olvidaba de recogerla.

-Lo siento, hablaré con Bada -le dije, tratando de calmarlo. Subí al dormitorio y encontré a Bada leyendo un libro en la cama. Me senté a su lado y le expliqué la situación.

-Cariño, necesitamos ser más cuidadosas con la ropa sucia -dije suavemente-. Yuyu está molesto por la ropa esparcida fuera del cesto. Bada levantó la vista de su libro, frunciendo el ceño.

-¿En serio? No me había dado cuenta-.  Respondió, un poco a la defensiva.

-No es gran cosa -continué-. Solo necesitamos ser más consideradas. Vivir juntos significa adaptarnos a las necesidades de los demás. Ella asintió, pero podía ver que estaba un poco irritada. Esa pequeña discusión fue el comienzo de una serie de pequeños conflictos. La convivencia resultó ser más difícil de lo que habíamos anticipado. Los fines de semana se convirtieron en reuniones de "intervención", donde intentábamos resolver nuestros problemas y mejorar la convivencia. Algunas veces funcionaba, otras no tanto. Yuyu era meticuloso y ordenado, Bada por su parte era más relajada, y yo estaba en medio de todo esto, lo que causaba fricciones constantes. Un viernes por la noche, después de una discusión particularmente tensa sobre quién había dejado la puerta del refrigerador abierta, me encontré reflexionando sobre nuestra situación. Estaba claro que todos necesitábamos hacer concesiones y aprender a vivir juntos de manera armoniosa. Decidí que necesitábamos un cambio de enfoque. Llamé a una reunión de emergencia en la sala de estar. Bada y Yuyu llegaron, ambos con expresiones de cansancio y frustración.

-Miren -comencé-. Esto no está funcionando. Todos estamos estresados y no es lo que queríamos cuando decidimos vivir juntos. Propongo que empecemos a trabajar en equipo, no solo como compañeros de casa, sino como una familia. Bada y Yuyu intercambiaron miradas y asintieron lentamente.-Tenemos que encontrar un sistema que funcione para todos -continué-. Haremos un calendario de tareas, estableceremos reglas claras y, sobre todo, seremos más comprensivos y pacientes con los demás. La idea fue recibida con entusiasmo moderado, pero al menos era un comienzo. Empezamos a implementar el nuevo sistema y, aunque no fue perfecto, las cosas empezaron a mejorar.

Descubrimos que, con comunicación y compromiso, podíamos superar los obstáculos y aprender a disfrutar de nuestra peculiar convivencia. La casa se llenó de risas y momentos felices, y a pesar de los desafíos, nos convertimos en una verdadera familia. Porque, al final del día, lo que realmente importaba era el amor y la amistad que compartíamos, y la voluntad de hacer que todo funcionara, contra viento y marea.

-¡Arata Mackenyu bajame ahora mismo!-. El chico rió y me soltó en el sillón.

-Finalmente estamos todos-. La voz de Bada se escuchó a mi lado. Hoy era viernes de película y le tocaba elegir a Yuyu la película, por lo que estaba verdaderamente emocionado. Teníamos lleno de chuches y snacks en la mesa de centro y veríamos "Suzume".

-Sí y la señorita "tengo que estudiar" ya se rindió, así que podremos ver Suzume los tres-. Dijo alegremente el chico.

-La próxima semana tengo exámen, ustedes lo saben y está complejo, pero una película no me hará daño-. Me acomodé mejor al lado de mi novia y ella sonrió al ver mis intenciones.

-Estas en lo correcto mi caracola, ahora a ver este peliculon-. Soltó emocionado.

Los tres vimos la película mientras comíamos, ya al momento de terminar ordenamos todo y cada uno se fue a su habitación. Los sábados teníamos que trabajar, Bada haciendo clases de baile, yo debía hacer clases de natación y Yuyu debía ir a trabajar a una tienda de conveniencia.

Que duro es ser adulto jóven.

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Holiii ¿Qué tal?, espero que estén muy bien y que les guste este nuevo capítulo, ya queda muy poquito para terminar esta novela y les agradezco infinitamente por el apoyo que le han dado, les tkm 🫂💖✨

Pd. Perdón por las faltas de ortografía y tipeo.

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⏰ Last updated: Jun 17 ⏰

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You're looking for a Girlfriend? | Bada LeeWhere stories live. Discover now