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Lo primero que hice al bajarme del avión fue avisarle a Bada que habíamos llegado bien. Mientras tanto, la familia de Mackenyu había enviado un auto para recogernos en el aeropuerto, lo que al menos hizo la situación un poco más llevadera.

—¿Estás listo? —Mis ojos se posaron en mi amigo, que tenía la cabeza gacha. Al escuchar mi pregunta, levantó la mirada y asentó. Me acerqué a él y rodeé su brazo con el mío libre. Ambos llevábamos nuestras maletas y nos dirigíamos hacia donde nos esperaba el chófer.

—No quiero verlo mal, Haze —susurró Mackenyu.

—Lo sé, pero debemos aceptar la situación e intentar sobrellevarla de la mejor manera posible —solté un suspiro, y él asintió.

—Nos quedaremos en un hotel cercano al hospital. Primero iremos allí a acomodarnos y luego tengo que ir a verlo —su voz sonaba apagada, cargada de tristeza.

—Está bien, estaré contigo en todo momento, ¿sí? —Él asintió, y pude escuchar cómo reprimía un sollozo.

—Gracias por esto, Haze —nos acercamos a un hombre que sostenía un letrero con el nombre de Mackenyu. El hombre tomó nuestras maletas y las guardó en el maletero mientras nosotros nos subíamos al auto.

—Buen día, joven Mackenyu. Lamento que sea en estas circunstancias —dijo cortésmente el chófer.

—Hola, Satoshi. Siento que nos volvamos a ver en estas circunstancias, viejo amigo —respondió Mackenyu, mientras el señor Satoshi asentía con la cabeza y guardaba silencio.

—Mis más sinceros respetos a usted y a su familia, joven Mackenyu —dijo suavemente el señor Satoshi.

—Gracias, Satoshi —susurró mi amigo.

—Siento no haberme presentado antes, señorita. Soy Satoshi Tachibana, su chófer y guardaespaldas mientras estén aquí —dijo amablemente.

—Soy Hazel Fukui. El gusto es mío, señor Satoshi. Soy la mejor amiga de Mackenyu —le sonreí, y él correspondió.

—El gusto es mío, señorita Hazel. Ahora, sin más preámbulos, los llevaré a su hotel.

El camino al hotel fue silencioso. El señor Satoshi no encendió la radio, y ninguno de los dos tenía ganas de conversar en ese momento. Sentía la mano de Mackenyu entrelazada con la mía, y le hacía pequeñas caricias para hacerle saber que estaba allí con él, apoyándolo.

Mi amigo estaba perdido en sus pensamientos, mirando por la ventana. Su mano sostenía la mía con cariño y apretaba ligeramente de vez en cuando.

Al llegar al hotel, nos registramos. La familia de Mackenyu había reservado una suite doble, de manera que estaríamos en la misma habitación pero en diferentes espacios; era prácticamente un mini apartamento de lujo.

Una vez listos con el registro, subimos a la habitación. Al entrar, había una sala de estar y a los costados dos puertas que llevaban a nuestras respectivas habitaciones. Yo me dirigí a la puerta derecha y entré en ella. La cama era doble, había un clóset y tenía su propio baño personal; era bastante espaciosa.

A veces olvidaba lo adinerada que era la familia de mi amigo. Saqué lo esencial de mi maleta, me metí al baño, tomé una ducha y me cambié. Una vez lista, salí de la habitación esperando que mi amigo ya estuviera listo para enfrentar el momento más difícil de este viaje.

—¿Estás lista? —Mi amigo estaba cambiado y olía ligeramente a jabón. Su cabello estaba húmedo y llevaba un traje; su voz temblaba, alertándome de que podría quebrarse en cualquier momento.

—Sí, aunque debemos comer algo primero. No hemos comido nada desde el avión —me acerqué a él con cautela y vi sus ojos vidriosos. Saqué un pañuelo de mi cartera y lo pasé por sus mejillas húmedas.

You're looking for a Girlfriend? | Bada LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora