—¡Mami! ¡Mami! ¡Mira! —la vocecita se extendió por toda la estancia.
—¡Te estoy viendo, Natty, lo haces excelente! —Lisa devolvió el llamado con ambos pulgares hacia arriba, aunque en realidad muy en el fondo estaba muerta de nervios.
Rosé le estaba enseñando a su hija mayor a montar a caballo. Si bien Natty todavía era pequeña, era una buena edad para empezar a adquirir un poco de práctica. Además, su papá estaba justo detrás de ella agarrándola fuertemente de la cintura haciéndole saber que nunca le sucedería nada en su presencia.
—Mira, bebé, debes tomar las riendas con fuerza pero sin llegar a lastimar al caballo. No jales, solo mantenlas para sentirte segura y hacerle saber que tienes el control. —instruyó la alfa.
Natty, con toda la fuerza que sus pequeñas manitos le otorgaban, tomó ambas tiras y apretó. De igual manera, Rosé la ayudó cubriendo con su propia mano. Dieron un par de vueltas a la gran estancia, acostumbrando al animal a su peso y control. Si bien las yeguas de su propiedad eran amables y tranquilas, no estaban demasiado acostumbradas a ser montadas, por lo que debían andar con un poco más de cuidado.
La niña reía cada vez que el viento alborotaba su cabellos mientras Rosé solo pensaba en que debían cortarlo porque ya se encontraba a la altura de la espalda baja. Lisa se negaría, definitivamente, aunque ambas respetarían la decisión que Natty quisiera tomar. Si lo quería largo, así sería, y sino, también estaba bien.
De vez en cuando los talones de la cachorra rebotaban en la silla de montura, dado que todavía no llegaba a los estribos. Reía en alto cuando el animal relinchaba y ronroneaba poco después cuando su papá besaba sus mejillas.
Estaba disfrutando a pleno la experiencia.
Dieron un par de vueltas más cuando decidieron que ya era suficiente. Rosé bajó de un salto y luego estiró sus brazos para recibir allí a su bebé. Posteriormente, la dejó en el suelo riendo apenas cuando la vio corretear hacia su madre.
—¿Te divertiste con papá, cachorra? —murmuró Lisa una vez la recibió entre sus brazos.
—¡Sí! no tuve miedo, mami... Papá estaba ahí.
—Me alegra escuchar eso. Sabes que con papá siempre estaremos para ti y tu hermana.
—¿Danielle? —susurró cuando no la encontró.
—Está tomando su siesta, ¿Te gustaría acompañarla?
Natty no respondió sino que simplemente asintió con la cabeza. El viaje con su padre justo debajo del sol la había dejado agotada. Por más que el verano se estuviera yendo para dar paso al otoño, el calor aún se sentía demasiado fuerte.
Lisa se puso de pie con rapidez, su vestido ondeando por detrás y el sombrero de paja balanceándose entre sus rizos. Afianzó a Natty a su cintura y se dio la vuelta para ingresar de nuevo a la casa.
La cachorrita menor ronroneaba entre sueños en un pequeño nido que la alfa mayor había hecho para ellas justo en una de las esquinas del salón. Natty fue depositada con delicadeza a su lado y pronto ambas se abrazaron en busca del calor contrario.
—Duerman bien, mis cachorritas... —murmuró antes de marcar con su aroma a las dos pequeños y besar sus frentes.
Sintió el aroma de su alfa incluso antes de verla. Poco después, su cintura fue apresada por ambas manos y el calor le cubrió la espalda.
No perdió tiempo al darse vuelta y enganchar sus propios brazos detrás del cuello contrario. Tuvo que ponerse de puntillas, pero logró llegar a sus labios y besarla.
ESTÁS LEYENDO
the family's farm ଓ chaelisa
Random❝Rosé y Lisa se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritas. ¿Po...