—¡Alfa, algo le sucede a Natty! —Lisa se sentó de golpe en medio de las penumbras con su corazón corriendo desenfrenado.
Manoteó hacía sus laterales sintiendo como la alfa se removía entre sueños, pero sin llegar a despertar del todo.
—¡Rosé, vamos!
Esta vez, la rubia sí despertó, igual de alterad que su pareja. Igualó su posición para posteriormente encender la lámpara que reposaba a un lado de su cama. Frunció el ceño cuando el reloj marcaba las tres de la mañana, pero sabía que Lisa no solía despertarla si no se trataba de algo importante.
—Amor, ¿Qué sucede? —inquirió con voz ronca por el sueño.
—Siento que algo le pasa a mi cachorra. —para ese punto ya estaba de pie calzandose sus pantuflas y a punto de colocarse sobre los menudos hombros su bata de algodón.
—Tranquila, deben estar en sus camas. Iré a ver.
Lisa quiso negarse, pero terminó cediendo a que Rosé vaya. Estaba demasiado alterada y si realmente sucedía algo, terminaría por trasmitirles el sentimiento a las niñas.
Rosé se desplazó por el pasillo que conectaba su habitación con la de las pequeñas, aún demasiado dormida y pisando el final de sus pantalones de algodón. Lisa estaba empezando a trasmitirle el malestar y nerviosismo por el lazo y si no la calmaba rápidamente, su loba se vería afectada.
Parpadeó con fuerza para intentar disipar el sueño y poder concentrarse para captar mejor el aroma angustiado que Natty emanaba. Ahora sí su loba interior gruñó y jadeó terriblemente disgustada.
Empujó la puerta hasta que por fin pudo ver a las niñas. Danielle dormía como una roca en su cuna, totalmente ajena a lo que se desarrollaba a su alrededor. Sin embargo, lo que atrajo su atención por completo fue Natty. La cachorrita estaba de pie a un lado de su cama, de espaldas a la puerta y movía los brazos frenéticamente.
—Cachorra, ¿Está todo en orden? ¿Qué sucede?
Vio el momento exacto en dónde el cuerpito se tensaba y luego a la alfita tirarse sobre el colchón con los brazos y piernas extendidos. Tomó el cobertor entre sus manitos y se cubrió de pies a cabeza.
Rosé no sabía si prestarle más atención a su loba ofendida por el rechazo de su cachorra o a la parte humana, la cual no tenía ni idea de que estaba sucediendo.
Comenzando a exasperarse, pero reconociendo la voz de su omega dentro de su cabeza repitiendole: "sé paciente, amorosa, respetuosa y cuidadosa", se encaminó hasta poder arrodillarse al lado de la que consideraba la cabeza de la niña.
—Natt, mi amor, soy papá. Prometo que sea lo que sea que esté sucediendo, no es tan grave. No debes tener miedo de confiar en mi, cachorra.
Los ojitos llenos de lágrimas se asomaron. Rosé le sonrió tranquilizadora y asintió.
La alfita se destapó por completo para luego sentarse en la cama. Bajó la mirada y suspiró entre sollozos.
Recién ahí Rosé pudo captar que sucedía. Su pequeñita había mojado la cama.
Sinceramente era algo de esperarse. Natty recién tenía tres añitos, habían quitado el pañal de una manera respetuosa y efectiva hace un par de meses, pero estaban seguras de que en algún momento algo así sucedería. No había nada de que culparla.
—¡Yo siento, papi! Limpié como mami enseñó, pero sigue ahí.
Natty explotó en llanto de un momento a otro, liberando feromonas tristes y desoladas con fuerza, dado que aún no sabía controlarlo. Rosé, al verse alterada por las mismas, no espero a ponerse de pie y tomar a su hijita en brazos. La meció de un lado a otro por toda la habitación, intentando calmarla con besitos esporádicos y suaves susurros. Demasiado poco le importó ensuciar su propio torso desnudo con pipí.
—No quería, papi, ¡Lo juro!
—Lo sé, amor... Tranquila, está todo bien. Son accidentes, pueden suceder y no por eso debemos avergonzarnos. Me siento muy orgullosa de que hayas intentado arreglarlo por ti misma, pero sabes que mami y papi siempre estarán para ayudarte. La próxima vez puedes ir por nosotras y vendremos contigo.
—Sé, papá. —murmuró apenas mientras jugueteaba con el cabellos lacio que reposaba sobre la nuca de la alfa y dejaba que el aroma fuerte y tranquilizador de su progenitora la cubriera por completo.
—¿Qué te parece si vamos con mami? Papá luego se encargará de limpiar todo aquí.
Una vez sintió a Natty asentir sobre su hombro y verificó que Danielle seguía igual de dormida y cómoda en su propia cunita, recorrió sus pasos nuevamente y entró a la recamara principal.
Lisa estaba sentada en el borde de la cama con expresión angustiada, pero al escucharlas entrar, levantó enseguida la cabeza. Natty estiró sus bracitos y volvió a poner ese pucherito que hacía al corazón de la omega encogerse.
Como había hecho su alfa, cargó en su regazo a la niña y la abrazó contra su pecho, importándole poco la humedad. De igual manera, frunció el ceño al no comprender del todo.
—¡Siento, mami! —chilló la niña mientras fregaba su frente en la glándula aromática de la mayor.
—¿Por qué lo sientes, bebé? —respondió con voz calmada para intentar trasmitirle el sentimiento a la niña.
La alfita no respondió, por lo que miró a su alfa en busca de respuestas. Rosé artículo sin volúmen un: "mojó la cama" junto a una pequeña mueca.
Lisa asintió en comprensión y se dedicó a calmar y mecer a su bebé.
—Yo limpié, mami. —murmuró Natty, ahora más calmada.
—¡Eso es muy bueno, bebé! Estamos orgullosas de tu trabajo, pero ¿Puedo preguntarte algo? —y un asentimiento después continuó—. ¿Por qué no viniste por papi y mami?
—Porque soy niña grande, quería poner feliz a mami.
—Estoy muy feliz, mi niña grande, pero prométeme que vendrás con nosotras cuando algo así vuelva a suceder. Papá y mamá siempre te apoyarán. Ahora, ¿Qué te parece si nos damos un bañito con agua calientita, cambiamos las sábanas sucias y dormimos está noche las cuatro juntitas?
Natty asintió con una pequeña sonrisita.
—Iré a dejar las sábanas en la lavadora para poder encargarnos de eso mañana, buscaré a Danielle y la traeré con nosotras. La pobre no se enteró de nada... —Rosé se acercó al dúo informando. Posteriormente, dejó un beso en cada frente y volvió a la habitación de las niñas.
Lisa se encargó de bañar con delicadeza a su hija a la vez que besaba sus mejillas sonrojadas por tanta atención y vapor. Luego, le puso cremita en su cuerpito y la vistió con un pijama nuevo.
Se arroparon juntos en el enorme nido de la pareja, con Natty bajo uno de los brazos de su mamá, somnolienta por la hora y tantas vivencias.
Minutos después, la alfa regresó con Danielle dormitando sobre su hombro. La bebita menor se acomodó del otro lado de Lisa mientras la alfa mayor las arropaba a todos sobre su pecho.
Ambas adultos liberaron fuertes feromonas, escuchando dos ronroneos casi al acto, y por más que fueran cerca de las cuatro de la mañana, estuvieran cansadas y mañana debieran de levantarse a las siete para cosechar el huerto, nunca podrían dejar de sentirse felices por las increíbles personitas que estaban criando.
¡Gracias por leer!
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the family's farm ଓ chaelisa
Random❝Rosé y Lisa se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritas. ¿Po...