Gruñidos y jadeos llenaban el espacio. Natty no entendía muy bien que era lo que estaba sucediendo, por lo que su mente aventurara la incitó a encaminarse en torno al sonido. Cuando llegó a la salón se encontró con su papá acostada en el suelo sobre una especie de colchoneta con apenas unos short de deportes y un top. Su torso estaba al descubierto y sus pies resguardados del frío mordaz con un par de afelpados calcetines.
—¿Papi? —llamó con la confusión surcando sus rasgos.
—Hola, cachorrita, ¿Qué haces despierta? Aún es muy temprano... —Rosé dejó de elevar su torso para quedarse sentada y de esa forma lograr alcanzar la vista de su hija mayor.
—Oí ruidos. —se encogió de hombros mientras se acercaba hasta dejarse caer sobre el regazo de la alfa. Instantáneamente ronroneó cuando la calidez cubrió su pequeño cuerpito.
—Siento haberte despertado, Natt.
—¿Qué haces, papi?
—Un poco de ejercicio... Solo mi rutina de todos los días.
Natty nunca había visto a su papá hacer ejercicio más que cuando debía encargarse de las cosas de la granja. Por el contrario, su mamá solía hacer una especie de yoga extraña o formas realmente complicadas con su cuerpo que a ella junto con su hermana le gustaban imitar.
—¡Quiero hacer ejercicio con papá! —chilló alegre.
Rosé asintió con una pequeña sonrisa de lado sin demasiados inconvenientes. La verdad era que ella sí solía ejercitarse con frecuencia, generalmente temprano en la mañana para no molestar al resto de las integrantes de la casa, sin embargo ese día el calor que desprendía su omega y lo pesado del trabajo del día anterior la habían llevado a no poder despegar las sábanas de su cuerpo, por lo que su rutina se vio desplazada hasta varias horas después. Lisa seguía durmiendo, presa de un pequeño resfriado que había cogido por mantenerse con el cabello mojado fuera de la casa, por lo que terminaría rápidamente y se encargaría del desayuno de todas y de verificar que la Tailandesa estuviera mejor con la medicina que le había dado antes de bajar.
Entre las dos hicieron un par de circuitos de abdominales y cuando Natty se aburrió lo suficiente se sentó en la espalda de su padre mientras subía y bajaba por las lagartijas. La alfita era ligera como una pluma, por lo que no fue demasiado peso el que había sido agregado.
—¡Yyy 20! —Natty contó con un poco de dificultad. Por supuesto que habían sido más de 20—. ¡Eres fuerte, papá! ¡La alfa más fuerte de todos!
—Tú eres la alfa más fuerte de todos, cachorra —Rosé volvió a girarse para poder abrazar con fuerza a la menor—, te amo.
—Te amo más, papi.
—¿Qué te parece si preparamos un rico desayuno y subimos a ver como está mamá? —inquirió antes de ponerse de pie con la niña entre sus brazos.
—¿Mami está bien?
—Está un poco enferma, pero nada que muchos besos y mimitos junto a su medicina no solucionen
Entre las dos prepararon un poco de fruta picada, tostadas con mermelada casera y té, no querían sobrecargar el estómago de la omega. Subieron con cautela y lo que vieron al entrar les derritió el pecho de ternura.
Lisa estaba sentada en medio de un montón de mantas y almohadas con un pequeño mohín entre sus labios, la punta de la nariz roja por la fricción del papel y Danielle acostadita a su lado con el pulgar entre los labios.
—¡Hola, mami! trajimos desayuno. —Natty trepó a la cama para luego sentarse con algo de dificultad al otro lado de la omega.
—Se ve delicioso. Gracias, alfas.
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the family's farm ଓ chaelisa
عشوائي❝Rosé y Lisa se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritas. ¿Po...