capítulo 14.

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—¡Ven con mamá, bebé! Vamos, Dani, yo sé que puedes... —Lisa estaba sentada en un extremo del salón mientras Rosé junto a la más pequeña de la casa se encontraban en la esquina opuesta.

Hace un par de semanas Danielle había comenzado a darles indicios de que tenía demasiadas ganas de empezar a caminar. Por más que la bebé gateaba ya hace un tiempo, nunca había dado sus primeros pasos, por lo que ambas adultas se encomendaron la tarea de intentar que eso sucediera en un lapso corto de tiempo.

Natty también estaba sentadita a un lado de su mamá, estiraba sus bracitos y llamaba con esa vocecita tierna a su hermana, esperanzado de que la cachorra acudiría a sus brazos.

¡Má! —chilló emocionada entre tambaleos. Se frustró un poco cuando cayó sentada luego del primer paso, pero rápidamente Rosé la puso sobre sus piecitos y besó sus mejillas para alentarla.

—Vamos, bebé, ve con mamá —la alfa instruyo—, solo un par de pasos, hija.

—¡Ven, Dani! —Natty le sonrió—, ¡Te prestaré mi autito!

Ante la mención del preciado juguete que Natty cuidaba prácticamente con su vida la bebé pareció alegrarse, porque enseguida afianzó sus regordetes muslos y entre temblores dio el primer paso.

Las lobas de las integrantes restantes estaban frenéticas, chillando y jadeando ante el desarrollo. Lisa liberaba feromonas que invitaban a sus hijas a acurrucarse en su cuello y a su alfa a algo más, pero no la culpen, estaba muy feliz, y para colmo pisando los días previos a su celo.

—¡Eso es! ¡Que bebé tan buena! Mami está orgullosa de ti... —Lisa la recibió entre sus brazos cuando el tramo de cinco pasos fue completado. Un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas cuando las emociones la sobrepasaron y llenó de besos el rostro regordete.

—¡Yo también quiero besitos de mami! —Natty frunció el ceño y reclamó con fuerza mientras pisoteaba el suelo con uno de sus piecitos.

Ambas adultas detuvieron su festejo y la observaron con atención. La alfita no era de exigir cosas y mucho menos reaccionar de esa manera. Su aroma de avellanas estaba agrio y picoso, detonando celos y malestar.

—Alfa, ven aquí. —Rosé la señaló con su característica neutralidad.

Natty pareció dudar un poco, su papá nunca la llamaba alfa a menos que se tratara de algo importante, sin embargo, confiando en que todo estaría bien, se encaminó decidida para luego plantarse delante de la mayor, que al estar sentada en el suelo quedaba casi de su altura.

—¿Por qué le hablas así a mamá? —inquirió tomándola de la cintura con delicadeza—. ¿Mhm? Sabes que en casa no gritamos y mucho menos exigimos cosas de mala manera.

—Yo... ¡Quiero besos de mamá! —volvió a elevar la voz pero está vez la misma se quebró un poco.

Danielle, al sentir el aroma de su hermana, también comenzó a llorar refugiándose al instante entre los brazos y cuello de Lisa. La castaña la cubrió con su calor, pero no pudo dejar de observar la escena frente a ella. Estaba realmente pasmada, su hija no era así y no podía entender como con tan solo casi cuatro años sus feromonas estuvieran influyendo tanto en su sistema.

—Está bien, Natts, entiendo —Rosé la tomó entre sus brazos y la afianzó a su torso mientras esquivaba con gracia las pequeñas patadas—, estás frustrada y eso hace que no puedas gestionarte de la manera adecuada... Iremos un rato fuera para que el clima nos ayude a relajarnos.

Ambas se pusieron de pie, con la niña sollozando estrepitosamente sobre su hombro, y con un asentimiento salieron. Lisa se quedó en la sala intentando calmar a la menor de sus hijas mientras se preguntaba si muy en el fondo su trabajo como mamá estaba fallando como para generar esa clase de celos y rivalidad entre sus pequeñas.

Cada padre se dedicó a calmar a una de las niñas, Rosé fuera de la casa con el clima invernal enrojeciendo sus mejillas y Lisa a un lado de la chimenea tarareando y meciéndose.

Al cabo de un tiempo los llantos ya habían cesado. Rosé ingresó de nuevo con Natty de la mano. La alfita tenía las mejillas enrojecidas y ojitos un tanto hinchados, pero no dudó en encaminarse hasta posarse delante de su mamá y su hermana. Tomó con delicadeza la mano de Danielle y la besó con suavidad, luego repitió la misma acción con su mamá.

—Lo siento, mami —murmuró—, Natty no quiso gritar. —Lisa sabía que su bebé hablaba en tercera persona cuando estaba frustrada y triste, y eso le dolió en el fondo de su alma.

—Está bien amor, disculpas aceptadas. ¿Te gustaría sentarte en mi regazo junto a tu hermana?

Después de asentir, tomó el lugar que se le ofrecía. Estaban apretadas, pero cabían perfecto entre los brazos de la mayor. El aroma de la miel era tan suave y empalagoso que mantenía a todas en una especie de aura pasiva y adormilada. 

—¿Me quieres, mami? Porque yo te quiero muchote.

Oh, bebé... Claro que te quiero, es más, te amo con toda mi alma —Lisa besó entre sus cabellitos sonoramente—, nunca dudes de eso. Lo que sentiste hace rato fueron celos, mi amor, y está bien, es propio de las personas, pero no puedes permitir que eso domine tu alma por completo. Los celos son bichitos malos, que hacen a las personas sentir cositas feas y mi bebé no merece eso. Siempre que creas que los bichitos corren por tu cuerpito ven hacia nosotras y todas juntas como familia los espantaremos ¿De acuerdo?

—Entiendo. Gracias por ser mi mami —Natty besó su mejilla y volvió a ponerse de pie—. ¡Papi dijo que podemos hacer pa'omitas con una película!

—¡Eso suena fantástico! —Danielle se removió inquieta, llamando la atención de ambas—. A Dani también le gusta la idea.

¡Pa'omitas!

—Ven, hermanita, papá está en la cocina.

Y así, con paciencia y cariño fraternal, ambas niñas se encaminaron con pequeños pasitos a donde la alfa mayor las esperaba. Lisa pudo escuchar sus voces y risas a lo lejos y el júbilo volvió a invadir a su lobita interior.

Necesitaba asegurarse de que los lazos de su manada se mantuvieran fuertes, no podía permitir que sus propias hijas se autodestruyeran una a la otra, y estaba en su poder instruirlas para que se amaran y se apoyaran frente a todo. Obviamente aún eran niñas y los celos eran cosa normal en ellas, pero para nada quería que eso continuara en el futuro. Se prometió hablar con su alfa más tarde para poder trazar un plan que esperaba fuera de ayuda en posibles situaciones al porvenir de este tipo.

 Se prometió hablar con su alfa más tarde para poder trazar un plan que esperaba fuera de ayuda en posibles situaciones al porvenir de este tipo

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