capítulo 16.

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—Natty, bebé, ¿Qué tienes ahí? —Rosé asomó apenas la cabeza en la abertura de la puerta de la menor, frunciendo el ceño al segundo cuando el rápido movimiento la desconcertó. 

—¡Nada, papi! —chilló a cambio.

Rosé ingresó a la habitación con cuidado, sin invadir su espacio pero queriendo cerciorarse que todo estaba en orden. 

—A mí me pareció ver algo debajo de las mantas.

—¡No es nada papá! ¡Lo juro! 

—Está bien, amor, confío en ti. —Rosé la tomó entre sus brazos, besó su mejilla y luego la volvió a dejar en el suelo. 

Terminó saliendo de la habitación con una extraña sensación en el pecho, sin saber con seguridad si se trataba de su loba o de algo más. La verdad era que Natty estaba a punto de cumplir cuatro años, en un par de semanas, y tenía tanto miedo de que no la necesitara más.

—A ti todavía te falta tiempo para esconderme cosas. —Rosé tomó entre sus brazos a la pequeña Danielle, la cual chilló mientras afianzaba sus brazos al cuello de la alfa y se fregaba en busca de su aroma.

Rosé la acomodó a un lado de su cadera a la vez que juntaba un par de juguetes esparcidos, y como había sospechado, su omega volvía de la cocina con una taza de té y algo de fruta destinada a su cachorra. 

—¿Qué le sucede a mi alfita? ¿Mhm? —Lisa las abrazó a ambas cuando sintió el aroma desolado de la mayor.

—No lo sé, omega, mi loba se siente rara. —murmuró. 

¿Papá rara? —Danielle había aprendido muchas palabras nuevas, por lo que la etapa de balbuceos había quedado atrás para dar lugar a frases pequeñas y muchas veces sin sentido. 

—¿Rara en que sentido? 

—Entré a la habitación de Natty y cuando le pregunté que estaba haciendo ella ocultó algo de mí. 

Oh... Ya sé por donde viene la cosa, alfa. No te preocupes, seguro es algo sin demasiada relevancia y cuando se sienta lista nos dirá. 

Rosé solo se encogió levemente de hombros mientras dejaba que el dulzón aroma de su omega la cubriera y se deleitaba con las pequeñas risitas y preguntas sin mucho sentido de su cachorrita.

Al rato, Natty creyó ser muy sigilosa en su entrada a la cocina cuando en realidad había hecho demasiado ruido. volvió casi corriendo a su habitación con algo entre sus manos que no dejó ver, pero Lisa también terminó notando la rareza que su alfa había pretendido.

Cenaron las cuatro juntas entre miradas discretas de las adultas. Natty actuaba un tanto extraño, comía con rapidez y mantenía su mirada en todos lados menos en los ojos de sus padres.

Rosé la arropó en su nido como de costumbre, besó su frente y pretendió ignorar el nervioso "buenas noches, papi" de su bebé. 

Al otro día despertó entre risitas por los ataques de besos salivosos que sentía por su rostro. 

—Lis, amor... —murmuró entre sueños intentando que se detuviera, sin embargo, un extraño sonido logró que se despertara por completo.

Sobre su pecho descansaba un pequeño gatito. Era blanco con dos manchitas grises en su cara, con pequeños ojos celestes y un tanto desalineado. El minino maullaba como si su vida dependiese de eso y si sus cálculos no estaban errados no tendría más de un par de meses. 

—Hola, amigo —se incorporó en la cama mientras lo sostenía en su mano. Era tan pequeño que cabía en su palma y encima sobraba un poco de espacio—. ¿Cómo llegaste hasta aquí? 

the family's farm ଓ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora