—Natt, ¿Le diste de cenar a Leo? —inquirió desde su lugar.
—¡Sí, mami! Una tacita.
—Eso es, buena cachorra.
Rosé sonrió de lado cuando sintió un leve tirón a su pantalón. Quitando la mirada de la olla que tenía al fuego, dio con dos ojitos juguetones y muchos ricitos.
—Hola a mi otra cachorrita bebé, ¿Escapaste de mami, Dani?
—¡Sí! —la niña rio sonoramente mientras apresaba la pierna de su padre entre sus pequeños bracitos.
La alfa la mantuvo lo más lejos posible de la cocina caliente, aunque la niña se aferrara a ella y gimoteara cada vez que la movía unos centímetros. No pasó mucho tiempo cuando una frenética omega hizo acto de presencia. Su aroma, normalmente amielado y dulzón, se encontraba opacado por el nerviosísimo y la ansiedad pero todo pareció relajarse cuando divisó a sus bebés junto a su padre.
—¡Danielle, ahí estás! —corrió a tomarla entre sus brazos para posteriormente marcarla con su aroma un par de veces—. ¿Qué hemos dicho de huir de mamá de esa forma? Por favor no vuelvas a hacerlo.
—Siento, má.
—Está bien, bebé —besó tiernamente su nariz antes de dirigir sus ojos a la alfa que observaba todo con una diminuta mueca divertida—, fui un segundo al baño mientras dejaba a esta traviesa cachorrita esperando por un cambio y cuando regresé se había esfumado.
—Eso creí, amor —Rosé rio—, lo bueno es que aprendimos la lección con Natty y ahora cerramos todas las puertas y ventanas con sus seguros.
—Hablando de eso, ¿Dónde está mi cachorra mayor?
—Hace unos minutos estaba alimentando a Leo, así que supongo que se entretuvo con eso. El almuerzo casi está listo. —aclaró en voz alta para que el resto de las integrantes oyera.
La verdad era que a la alfa no se le daba de maravilla eso de cocinar, pero por lo menos lo intentaba. Había un par de platillos seleccionados que le quedaban deliciosos, por lo que de vez en cuando su omega le cedía el control de su amado espacio y le permitía encargarse de alguna de las comidas. Ese día había decidido prepara lasaña, receta especial de su madre.
En la tarde debía ir a la empresa a cerrar balances de fin de año y dejar todo finiquitado para la próxima temporada, por lo que decidieron que sería bueno llevar a las niñas para que paseen por la ciudad y conozcan un poco más. Sumado a esto, las decoraciones navideñas empezaban a desempolvarse y colocarse a lo largo de Seúl y las diferentes viviendas y ellas tenían muy en claro lo amante que Natty era de las lucecitas.
Además, aprovecharían a comprar nueva decoración para su propia casa, debido a que Lisa argumentaba que la anterior ya se encontraba obsoleta y no tenía ese brillo que la navidad se merecía.
Rosé no era una neta fan de la festividad, y todo se debía a que sus padres nunca estaban en casa para esas fechas, ni siquiera decoraban, por lo que el espíritu navideño, como solía denominarlo su omega, no se había desarrollado en su interior. Se prometió con el primer nacimiento de sus hijas que iba a intentar dar lo mejor de si para que las menores si lograran atesorar buenos recuerdos y para nada fue difícil con la pareja tan apasionada con la que contaba.
Almorzaron entre charlas divertidas protagonizadas por sus cachorras. Natty estaba tan emocionada por ir a la ciudad que lo dejaba notar a través de las olas aromáticas que difícilmente pretendía controlar.
—¡Ayudo a papá! —la alfita chilló mientras se ponía de pie de golpe y tomaba dos vasos con cada una de las manos, depositándolos dentro del fregadero y repitiendo la acción con el resto de la vajilla utilizada.
ESTÁS LEYENDO
the family's farm ଓ chaelisa
Aléatoire❝Rosé y Lisa se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritas. ¿Po...