Abrió sus ojos lentamente, como si en realidad no tuviera ni siquiera intención de hacerlo. Estaba durmiendo tan bien que le pareció extraño cuando se vio interrumpida.
Levantó un poco su cabeza, la cual se encontraba recostada sobre la almohada de su alfa, para posteriormente sentarse sobre las sabanas. Ahora todo tenía sentido. Rosé no estaba a su lado como solía serlo, por lo que, su omega no dudó en notar el vacío.
—Mami, duedme. —murmuró Natty entre sueños.
Frunció el ceño al ver a ambas cachorras a su lado, dado que estaban intentando que empezaran a dormir en sus propios cuartos. Seguramente Rosé las había dejado con ella antes de irse.
—Lo siento, cachorrita. —respondió en el mismo tono mientras tomaba a Danielle para mecerla entre sus brazos cuando la sintió inquietarse.
—¿Papi? —llamó la alfita.
—No lo sé, amor, pero supongo que ya no debe de tardar.
Liberó un poco del aroma de la miel, dulce y materno, para que sus hijas volvieran a caer en sueños. Ella también intentó regresar a dormir, pero le fue sumamente complicado, nada más daba vueltas y vueltas en la cama intentando encontrar una posición que no detonara tanto la falta de su alfa.
Terminó por ponerse de pie, colocar sobre sus hombros una bata afelpada junto a sus pantuflas, arropó mejor a sus cachorras y bajó.
Mientras fregaba sus ojos para disipar los últimos rastros de sueño, se dirigió a la cocina en busca de alguna infusión que calmara a su loba alterada. Odiaba cuando no tenía clara la razón de algunos hechos.
Puso el agua a hervir, a la vez que tomaba un saquito de té y lo introducía en una taza de porcelana. Afuera todavía no había ni un atisbo de luz solar, por lo que podría deducir que aún era de madrugada.
Ese día no tenían que ordeñar, por lo tanto, esa justificación a la repentina desaparición de la alfa quedaba descartada. Tampoco recordaba nada sobre las cosechas o los demás animales.
Decidió sentarse en la sala junto a su té a esperar que Rosé regresara. Muy probablemente la alfa no había llevado consigo su teléfono celular, cómo comúnmente sucedía, por lo que ni siquiera se gastó en llamarla. Sin embargo, una parte de sí se mantenía tranquila al no notar ninguna mala emoción ni sentimiento por medio del lazo, Rosé estaba tranquila y eso la tranquilizaba a ella también.
En algún momento llegó a cabecear por el sueño, pero se mantuvo firme en su espera.
Al rato, y viendo que la temperatura seguía descendiendo, tomó una manta que dejaban siempre en la cabecera del sofá y la pasó por sobre sus hombros. Se acurrucó como si de una oruga bebé se tratase mientras bebía sorbos de té e intentaba comunicarse con la alfa por medio del lazo que compartían. Por lo menos no estaba recibiendo nada negativo, cosa que la tranquilizaba un poco.
—Amor, ¿Qué haces aquí?
Se giró directamente al origen de la pregunta. Suspiró sonoramente cuando divisó a Rosé dejaba sus zapatos a un lado de la puerta junto a su gruesa chaqueta.
La alfa completó los pasos que lo separaban de la dulce omeguita, se sentó a su lado para posteriormente acurrucarla en su pecho y besar su frente.
—No estabas. —fue lo único que respondió mientras dimuntos ronroneos llenaban el espacio.
—Tuve que ir a la ciudad de urgencia por un imprevisto en la empresa.
Lisa asintió con los ojos cerrados, suspirando de goce cuando el aroma de su alfa la cubrió de pies a cabeza.
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the family's farm ଓ chaelisa
De Todo❝Rosé y Lisa se conocieron años atrás en una circunstancia demasiado diferente a la de hoy en día. Sin embargo, ahora, siendo alfa y omega, se establecieron en una bonita granja a las afueras de la ciudad mientras cuidan de sus dos cachorritas. ¿Po...