Just you and me|| MYG [T.3]

Capítulo 13//Nuevo hogar

Esa mañana la señora de la casa había preparado todo para un desayuno junto a su única hija ya que los días anteriores la había visto algo pensativa, casi luciendo atormentaba por algo que no tenía conocimiento pero no importaba, ella podía contárselo cuando quisiera. Por ahora haría sus días más alegres.

Espero durante treinta minutos, pasada la hora en la que su hija se levantaba normalmente decidió subir a su habitación para levantarla. Duro un par de segundos afuera cuestionándose si debía tocar o simplemente entrar.

—Voy a entrar -Habló en voz alta.

Giro el picaporte y entro, dándole un vistazo a toda la habitación hasta que su vista se fue a la cama donde un bulto sobresalía y luego noto la ropa en el suelo. Terminó por entrar a la habitación y sacudió levemente el tobillo de su hija.

—Cariño, levántate. Han preparado el desayuno -Habló mientras recogía la ropa del suelo encontrándose con la ropa de hombre.

—Mamá -Murmuro su hija a sus espaldas.

—¿Quién...? Oh.

Volteó hacía la cama y su hija estaba allí casi con las tetas al aire y con su marido a su lado mirándola con diversión. En otra ocasión le hubiera dicho a su hija que se tapase pero estaba en la privacidad de su habitación así que no suponía ningún problema.

—Buenos días, señora -Saludo Yoongi, apretando a su hija contra su cuerpo.

—H-hola, querido. ¿En que momento llegaste? ¡No me dijeron nada! -Exclamó apenada por haber invadido la privacidad de la pareja.

—Llego muy tarde ayer, mamá. Ya estabas dormida.

—Bueno, prepárense para que bajen a desayunar, un gusto verte, Yoongi.

Y su madre se fue casi corriendo de la habitación. ______ se echo a reír con complicidad mientras se acurrucaba una vez más junto a su esposo.

—¿De qué te ríes? -Cuestionó Yoongi sonriente, dejando un beso sobre su frente.

—Mamá parecía un tomate, estuvo a punto de levantar tu ropa interior.

Los ojos de su esposa brillaban con felicidad, todo su rostro lo hacía. Ella se veía tan hermosa.

—Sacudió mi pierna, me hubiera levantado algo exaltado si no hubiera estado despierto ya.

—Estabas viéndome, ¿cierto?

—Solo vivo para eso, para amarte y servirte el resto de mi vida.

—¿En serio, esposo? -Dejo un beso sobre sus labios.

—Muy en serio. Soy todo tuyo para lo que quieras, esposa.

—Bueno, en este momento quiero que me des una buena ducha con agua caliente, esclavo.

Él medio rió, tomándola de las mejillas.

—Esclavo no, esposo.

—Lo siento, esposo, ¡Oye! -Chillo cuando él la levanto de la cama entre sus brazos.

El peso extra de su embarazo no era un problema para él aunque su esposa se lo hubiera advertido no fue un reto para él, incluso si ella pesase más de mil kilos la cargaría entre sus brazos por un largo tiempo.

Baño a su esposa como ella lo ordenó, con una tanda especial de besos y abrazos por el tiempo en el que estuvo ausente. Consintió a su esposa e incluso le coloco sus cremas para el cuerpo y la vistió para bajar a desayunar.

Apreció durante un largo rato el vientre de apenas unos cuatro meses, su hijo crecía lentamente en el interior y eso lo impacientaba, lo llenaba de una emoción inexplicable que hacía que su corazón brincara en su pecho.