𝐈𝐈

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𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐰𝐨
goal times

Es una tarde soleada en Barcelona, y el estadio está lleno de energía y emoción. El equipo local, donde juega Pablo, se enfrenta a su archirrival. Entre la multitud, me encontraba yo, una fotógrafa joven y por lo que muchos dicen, talentosa. Me encuentro trabajando para capturar los momentos más icónicos del partido.

Mirando a través del lente de mi cámara, enfocada en la acción en el campo.—Vamos, solo un poco más cerca... —hago clic y logro capturar una imagen perfecta del gol de Pablo.

Corre celebrando su gol, sus ojos brillan con determinación—¡Sí!—de repente, su mirada se cruza con la mía, que lo estaba fotografiando.

Bajo la cámara y me sorprende al ver que Pablo me está mirando directamente— ¿Me está mirando a mí?

La cámara del estadio también capta este momento, transmitiendo la intensa mirada entre Pablo y yo en la pantalla gigante del estadio. La multitud murmura emocionada.

Murmullos y algunos comentarios— ¿Quién es esa chica? ¡Parece que Pablo la ha visto!

Sonríe ligeramente y se gira para seguir con el juego.

A lo largo del partido, Pablo y yo continuamos intercambiando miradas furtivas. Cada vez que capturo un momento emocionante en el campo, los ojos de Pablo buscan los míos en la multitud, creando una conexión silenciosa pero palpable entre ambos.

El partido termina con la victoria del equipo local.

Los jugadores están en el vestuario celebrando por la victoria.

Sin saber lo que ocurría en ese lugar me fui a revisar algunas fotos que había tomado.

Palmeando la espalda de Pablo— ¡Gran partido, amigo! Esa foto tuya en la pantalla fue increíble.

Sonríe distraídamente–Sí, fue un buen juego...

Logré escuchar un pequeño fragmento de conversación al pasar cerca de los vestuarios.

Después de la celebración, Pablo empezó a buscarme fuera del estadio.

Me encuentra revisando las fotos cerca de la salida.

Acercándose a mí— Hola, Sara, ¿verdad? Soy Pablo, el jugador del partido.

Sorprendida—¡Hola, Pablo! Sí, te he reconocido. Tus goles fueron increíbles hoy.

Sonriendo— Gracias. ¿Te importaría si me siento aquí contigo un rato?

— Claro, adelante.

Pablo y yo nos quedamos hablando durante horas, compartiendo nuestras pasiones por el fútbol y la fotografía. Logro ver como Pablo admira la dedicación y el talento que tengo hacia la fotografía, mientras que yo me siento un tanto atraída por la humildad y la calidez de Pablo.

—Me preguntaba si... ¿te gustaría ir a tomar algo y hablar de tus fotos? Me encantaría saber más sobre tu trabajo.

Sorprendida y feliz— Claro, me encantaría.

Pablo y yo pasamos un rato agradable en un café cercano, hablando sobre fotografía y fútbol. Sin embargo, la conversación se ve interrumpida cuando Pablo recibe una llamada urgente del equipo y debe irse de inmediato.

Disculpándose.— Lo siento mucho, Sara. Parece que debo irme. ¿Podemos seguir hablando otro día?

Asintiendo— Claro, no hay problema. Espero que todo esté bien con tu equipo.

Con un rápido adiós, Pablo se va, dejándome con la esperanza de volver a verlo pronto.







𖦹𖦹𖦹











Después de algunos días, con Pablo demoramos en coordinar nuestros horarios, pero a la primera escapatoria que teníamos en tiempo libre ya nos vimos reencontrados en un café acogedor en el centro de Barcelona. La tarde es cálida y soleada, perfecta para una salida.

Sonriendo.— Me alegro de que hayamos podido encontrarnos de nuevo.

Igualmente sonriente—Yo también. Estaba deseando seguir nuestra conversación.

Durante la cena, Pablo y yo nos sumergimos en una conversación animada y profunda. Descubrimos que tenemos mucho en común, desde sus pasatiempos hasta sus sueños y aspiraciones en la vida.

Mirándome con admiración— Es increíble cómo compartimos tantas cosas en común.

Sonrojada —Sí, es algo especial. Me siento muy cómoda contigo, Pablo.

La tarde pasa volando entre risas y confidencias. Al final, decidimos dar un paseo por la playa cercana, disfrutando del sonido relajante de las olas y la brisa marina.

Tomándome la mano con calidez — ¿Te gustaría dar un paseo por la playa?

Emocionada—¡Me encantaría!

Caminamos juntos por la orilla, compartiendo momentos de tranquilidad y complicidad. El sol comienza a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados.

Mirando el atardecer.— Este momento es perfecto, Sara. Gracias por compartirlo conmigo.

Miré a Pablo con cariño —Gracias a ti por esta hermosa salida, Pablo. Estoy deseando volver a verte.

Con el sol desapareciendo lentamente en el horizonte, nos despedimos con la promesa de volver a encontrarnos pronto. Ambos sabemos que esta primera salida ha sido solo el comienzo de una historia de amor inolvidable en la vibrante ciudad de Barcelona.

Con el tiempo, con el sevillano continuamos viéndonos, compartiendo momentos especiales en la ciudad que amamos. Desde paseos románticos por la playa hasta cenas íntimas bajo las estrellas, nuestra relación florece en medio de la belleza de Barcelona.

— Pablo, ¿alguna vez has pensado en retratarte como futbolista?

—Nunca lo había considerado, pero contigo a mi lado, todo es posible.

En una tarde especial en el Parc de la Ciutadella, Pablo toma mi mano con ternura, mirándome profundamente a los ojos.

— Sara, desde el momento en que te vi en el estadio, supe que eras especial para mí. No puedo imaginar mi vida sin ti. ¿Quieres ser mi novia?

Llena de emoción.— ¡Sí, sí, acepto ser tu novia!

Con lágrimas de felicidad en los ojos, nos abrazan y nos besamos, sabiendo que nuestro amor es tan eterno como la ciudad que nos unió.

Yo y Pablo celebramos nuestro nuevo paso en una hermosa cena romántica con vistas al mar, brindando por el comienzo de esta nueva etapa en nuestra relación. La historia de amor, que comenzó con una mirada en un estadio de fútbol, es ahora una inspiración para todos los que nos rodean. Juntos, continuamos explorando el mundo y capturando momentos inolvidables, sabiendo que nuestro amor solo crecerá con el tiempo.














































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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒

pablo gavi
by gesvanie

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒, 𝗽𝗮𝗯𝗹𝗼 𝗴𝗮𝘃𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora