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𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐟𝐢𝐯𝐞
shining at the bernabéu

Me sentía bastante nerviosa, cualquier persona que me veía podía darse cuenta de lo cuan nerviosa me sentía en este momento, y es obvio, no siempre se te da la oportunidad de presentarte en un escenario tan grande como es el Santiago Bernabéu. Y a pesar de ser el estadio local del equipo rival del club de mi novio y mío, me sentía igual de feliz como si fuera en el Camp Nou.

Me encontraba en el camerino, dándome los últimos retoques frente al espejo. Mi maquillaje estaba perfecto y mi vestido de lentejuelas brillaba bajo las luces fluorescentes. Mi mente iba a mil por hora, recordando cada nota y cada paso de la coreografía.

El ruido del público comenzaba a filtrarse a través de las paredes, una mezcla de conversaciones y murmullos expectantes. De repente, mi teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Pablo:

"Estoy aquí, en primera fila. Te veré brillar como siempre. Te amo."

Una sonrisa se dibujó en mi rostro, aliviando un poco de la tensión. Saber que él estaba ahí, apoyándome, me daba fuerzas. Me acerqué a la puerta y respiré hondo antes de salir al pasillo que conducía al escenario. Cada paso resonaba en mis oídos como un tambor, el eco de mis tacones marcaba el ritmo de mis latidos.

Cuando finalmente llegué al borde del escenario, las luces se atenuaron y el silencio se hizo absoluto. Un suspiro colectivo recorrió el estadio, y entonces, las primeras notas de mi canción empezaron a sonar.

Cerré los ojos por un instante, sintiendo la música llenarme, y cuando los abrí, estaba lista. Di el primer paso hacia la luz, y con cada movimiento, la ansiedad se desvanecía, reemplazada por pura pasión. Frente a mí, miles de rostros desconocidos, pero en el fondo, esos ojos familiares que me miraban con amor y orgullo.

Sabía que esta noche sería inolvidable.

La música fluía a través de mí, cada nota sincronizada con el latido de mi corazón. Las luces del escenario eran deslumbrantes, pero no podía apartar la vista del rostro de Pablo en la primera fila. Su sonrisa me daba el valor que necesitaba para seguir adelante.

El público estaba entregado, aplaudiendo y vitoreando con cada cambio de ritmo, con cada movimiento preciso de mi cuerpo. La energía era electrizante, y yo me dejé llevar, perdiéndome en la magia del momento. Sabía que este era mi sueño hecho realidad, y quería saborearlo al máximo.

De repente, un cambio en la melodía me indicó que estábamos llegando a la parte más emotiva de la canción, una sección que siempre me hacía pensar en mi viaje hasta aquí, en los sacrificios y en el amor que me había sostenido. Miré a Pablo una vez más, y nuestras miradas se encontraron en una conexión silenciosa pero profunda.

Entonces, algo inesperado sucedió. Las luces se atenuaron y una única luz se centró en mí mientras la música bajaba de intensidad. De entre el público, Pablo se levantó y comenzó a caminar hacia el escenario. Mi corazón latía con fuerza, sin saber qué esperar. Cuando llegó al borde del escenario, un asistente le pasó un micrófono.

—Perdona que interrumpa— dijo Pablo con una sonrisa nerviosa —Pero no podía dejar pasar este momento

El público guardó silencio, expectante. Pablo se arrodilló frente a mí, y en ese instante, el mundo se detuvo.

—Desde el primer día que te vi supe que eras especial. Has llenado mi vida de alegría, y cada día que pasa, me doy cuenta de cuánto te amo. No puedo imaginar mi vida sin ti— Sacó una pequeña caja de su bolsillo y la abrió, revelando un anillo deslumbrante.— ¿Quieres casarte conmigo?

Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, y el estadio estalló en vítores y aplausos. Tomé el micrófono y, con la voz temblorosa pero llena de emoción, respondí.

—Sí, sí quiero.

Pablo se levantó y me abrazó, levantándome del suelo mientras el público seguía aplaudiendo. La música volvió a sonar, esta vez con una alegría renovada, y supe que este momento sería para siempre uno de los más felices de mi vida.

Nos besamos en medio del escenario, bajo las luces brillantes y frente a miles de personas que compartían nuestra felicidad. La música se transformó en una melodía de celebración, y nos quedamos allí, abrazados, mientras el público seguía vitoreando.

— La verdad no me esperaba nada de esto —dije en voz baja que se pudo escuchar en todo el estadio al tener el micrófono— Pablo eres el amor de mi vida, mi mejor amigo y mi mayor apoyo. No puedo imaginar un futuro sin ti, y estoy emocionada de comenzar este nuevo capítulo juntos. Gracias por hacer de este momento algo tan especial. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar — dije a penas dándole un beso y abrazo a mi ahora prometido.

— Te amo de la luna al sol

—A pasitos de caracol.

Pablo se despidió de mí bajando del escenario yendo hacia donde se encontraba minutos antes.

Continúe con el concierto sintiéndome mucho más feliz que antes. Y al término de este agradecí por tener la oportunidad de encontrarme ahí, me despedí y me dirigí hacia Pablo, lo besé, tomé su mano y nos dirigimos hacia el backstage. A medida que caminábamos, me sentía más ligera, como si una carga enorme hubiera desaparecido. Llegamos a una sala más privada donde nuestro equipo y amigos cercanos nos esperaban con abrazos y felicitaciones.

—¡No puedo creerlo! ¡Fue perfecto!— exclamó una de mis mejores amigas, abrazándome con fuerza.

Pablo no dejaba de sonreír, y cada vez que nuestras miradas se encontraban, sentía un calor en el pecho que no podía describir.

—Lo planeé todo con el equipo de producción— me susurró al oído.— Quería que fuera un momento inolvidable

— Lo conseguiste —le respondí, besándolo de nuevo.

Después de la euforia inicial, tuvimos un momento para nosotros dos. Nos alejamos un poco del bullicio y nos sentamos en un rincón tranquilo. Pablo tomó mis manos y me miró con esos ojos que siempre me hacían sentir en casa.

— No quería esperar más—dijo suavemente.— Sé que nuestras vidas son complicadas, con mi carrera en el fútbol y la tuya en la música, pero también sé que juntos podemos con todo

Asentí, sintiendo la verdad de sus palabras.

—Tienes razón. Podemos con todo. Y ahora, con este anillo, me siento más segura de eso que nunca

Pasamos el resto de la noche celebrando con nuestros amigos y familiares, disfrutando de la alegría y el amor que nos rodeaba. Cada sonrisa, cada abrazo, cada palabra de aliento era un recordatorio de lo afortunada que era de tener a alguien como Pablo a mi lado.

Cuando finalmente nos quedamos solos, de vuelta en nuestra casa, nos acostamos juntos, exhaustos pero felices. Me acurruqué a su lado, sintiendo el ritmo tranquilo de su respiración. Sabía que este era solo el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, una llena de amor, desafíos y, sobre todo, de momentos inolvidables juntos.

Con una sonrisa en los labios y el anillo brillando en mi dedo, cerré los ojos, lista para soñar con el futuro que íbamos a construir juntos.














































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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒

pablo gavi
by gesvanie

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒, 𝗽𝗮𝗯𝗹𝗼 𝗴𝗮𝘃𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora